Aunque al inicio de la pandemia por coronavirus, Boris Johnson había optado por una estrategia controvertida en la que prefería salvar la economía en vez de tomar medidas para aislar a la población, la realidad terminó por llevarlo en otra dirección. Este lunes, y ante la gran cantidad de contagiados y de muertos en su país, el primer ministro del Reino Unido optó por declarar una cuarentena de tres semanas. "La mayor de la historia británica", según el diario The Telegraph. "A partir de esta noche debo dar a los británicos una instrucción muy simple: deben quedarse en casa", afirmó en un solemne mensaje a la nación. "Lo más importante que debemos hacer es detener la propagación de la enfermedad".
Los británicos, a partir de ahora, "solo estarán autorizados a abandonar sus casas" para hacer compras, ejercicio físico o ir al trabajo si "es absolutamente necesario", anunció Johnson. El gobierno, además, cerrará todos los comercios no esenciales, impedirá reuniones públicas de más de dos personas que no vivan juntas y dará poderes a la policía para hacer respetar estas reglas, que se revisarán dentro de tres semanas, agregó en un solemne mensaje a la nación. Johnson advirtió que si no siguen las reglas, "la policía tendrá los poderes para hacerlas cumplir, incluso a través de multas y la dispersión de las reuniones". Según la prensa británica, la Reina Isabel, quien está aislada en el castillo de Windsor debido al virus, también hablará proximamente ante la nación para dar un mensaje de unidad en medio de la tragedia. Será la cuarta vez que la monarca hablará ante la nación en toda la historia.
Hasta ahora, el Reino Unido tiene 6.650 contagiados y 335 muertos. Cifras bastante lejanas de las que tienen países como Italia, España y Estados Unidos, quienes viven una verdadera tragedia. Aún así, el contagio está creciendo tan rápido, que las autoridades se vieron obligadas a tomar esa decisión.