Hace 50 años, Jane Roe, pseudónimo de Norma McCorvey, una mujer de 22 años, desempleada y en medio de su tercer embarazo, demandó a Henry Wade, fiscal del momento de Dallas, Texas, para solicitar el aborto, en un estado que limitaba esta figura solo a la circunstancia en que estuviera en riesgo la vida de la madre. Fue el anticipo de una larga discusión, que finalmente se convirtió en un derecho en el país –en 1973– al permitir la interrupción voluntaria del embarazo.
En contraste, medio siglo después, la filtración de un documento de la Corte Suprema de Justicia, publicado en el medio Politico y que muestra la opinión mayoritaria de los jueces sobre el derecho al aborto, desató una tormenta y revivió la discusión jurídica. Dicha comunicación indica que el tribunal estaría listo para abolir el fallo Roe vs. Wade y que cada estado legisle dependiendo de lo que considere correcto.
Este tsunami político no tiene antecedente alguno y supuso un escándalo que ha sido tachado de interferencia en la justicia por distintas esferas. Algunos calificaron la revelación del texto como un intento de presión a la Corte para cambiar la decisión definitiva, que tomarán en los siguientes meses.
“Sostenemos que Roe debe ser anulado. La Constitución no hace ninguna referencia al aborto, y ningún derecho de este tipo está protegido implícitamente por ninguna disposición constitucional”, dice el documento filtrado, citando al magistrado Samuel Alito y aludiendo que la posición del tribunal será la de abolir dicho derecho federal.
De hecho, en varios estados del país el acceso al aborto, si bien es legal, es bastante más restringido dependiendo de cada territorio. Por ejemplo, en Texas es ilegal después de las seis semanas de embarazo, se necesita consentimiento de los padres, asesoría psicológica antes del procedimiento y no es cubierto por el seguro público. Legislaciones parecidas tienen otros 17 estados.
Si se llegara a derogar el Roe vs. Wade, se espera que otros estados con gobernadores conservadores prohíban casi que automáticamente la práctica del aborto en su territorio. Se habla de que la interrupción voluntaria del embarazo será ilegal en 26 de los 52 estados y afectaría a alrededor de 25 millones de mujeres en edad reproductiva, que perderían el acceso a esta práctica en Estados Unidos.
La cifra más reciente revelada sobre el número de abortos que se realizan en este país señala que en 2017 hubo un total de 862.320 procedimientos, la tasa más baja en los últimos 40 años e inclusive, en promedio, menor a los registros de antes de 1973, cuando se legalizó.
Los coletazos de Trump
A pesar de que Donald Trump abandonó la Casa Blanca desde hace más de año y medio, su herencia se sigue sintiendo. La decisión que se filtró en torno al aborto fue algo que él cocinó en su mandato y era cuestión de tiempo para que estallara y pudiera salirse con la suya.
La jugada de póquer de Trump le permitió, durante sus cuatro años, efectuar nombramientos polémicos y logró poner a tres jueces conservadores y allegados a sus posiciones en la Corte, por lo cual, de los nueve magistrados, seis son conservadores. Algo que fue calificado como una ruptura del equilibrio que siempre había tenido el tribunal.
Por su parte, el presidente Joe Biden, máximo rival político de Trump, rechazó la declaración de la Corte. “El derecho de una mujer a elegir es fundamental. Roe ha sido la ley del país durante casi 50 años, y la equidad exige que no sea anulada”, declaró el mandatario. Asimismo, criticó a los jueces, calificándolos de “extremistas de derecha”.
i las cosas no cambian de aquí a que el tribunal tome la decisión definitiva, será un triunfo gigantesco para los movimientos de derecha en Estados Unidos y en el mundo, los cuales siempre se han mostrado en contra del derecho al aborto y otras leyes alcanzadas hasta ahora. Por eso mismo, se podría anticipar que con esta derogación se abriría la puerta a otros fallos más conservadores.
Lo que vendrá
Sin embargo, toda esta polvareda se ha dado por una filtración, pero no todavía por un fallo. El texto es apenas un borrador y cualquier cosa puede pasar de aquí a que se pronuncie la Corte Suprema. Esta deberá decidir si mantiene el fallo de Roe vs. Wade o si deroga el derecho al aborto de manera definitiva en todo el país para que proceda según la legislación estatal de cada territorio. Se espera que el dictamen se dé a finales de junio.
Si bien es altamente probable que la Corte decida mantenerse en su posición y negar el derecho al aborto, no es descabellado pensar que un par de magistrados conservadores decidan inclinarse en otro sentido y salven la legislación actual.
Esta es una situación probable y un caso similar ya había ocurrido: en 2012, el magistrado John Roberts, de profundas raíces conservadoras y postulado por el presidente George Bush, cambió de parecer y salvó el Obamacare después de la polémica que se desató en la opinión pública en torno al proyecto.
Dependiendo de lo que decida la Corte, podrán o no pasar ciertas cosas en el país, más allá de que para cerca de la mitad de los estados sea ilegal la aplicación del aborto en su área. Primero, porque, de acuerdo con cada ley estatal, podrá ser más estricta o más flexible según cada caso. Por ejemplo, se espera que, si bien se prohíbe el aborto libre, se mantengan las causales de excepción, como riesgo de muerte para la madre, malformación del feto o que el embarazo sea producto de una violación.
Segundo, el gran temor de los movimientos más liberales del país es que esta prohibición sea la puerta de entrada para que se empiecen a derogar más derechos alcanzados durante los últimos años. Según los activistas demócratas, podría verse afectado el matrimonio entre personas del mismo sexo, que también es eje de un gran debate.
Se espera que las manifestaciones de colectivos proaborto se mantengan a lo largo de la nación. La sede de la Corte Suprema ha sido asediada con protestas desde que se filtró el documento y parece ser que no cambiará durante un buen tiempo. Asimismo, dichas concentraciones permanecerán en puntos clave de las ciudades más importantes.
Según la firma Morning Consult, el 50 por ciento de los estadounidenses quieren que la legislación se mantenga igual y no se vulnere el derecho al aborto. De ratificarse el fallo, las consecuencias podrían extrapolarse a países que tomaron el caso de Roe vs. Wade como una inspiración para legalizar el aborto en sus naciones. El escenario internacional no sería ajeno a la situación, ya que la ministra de Familias canadiense, Karina Gould, dijo que su país está listo para brindar asistencia a las estadounidenses. “Si vienen aquí y necesitan acceso, es un servicio que les proveeríamos”, declaró en CBC News.
Finalmente, el aborto pasará a ser un tema electoral para los comicios de mitad de mandato en noviembre, que decidirán la composición de casi la mitad del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. Esto, porque el presidente Biden le pidió a la población que vote por candidatos que apoyen la legislación para que, en caso de que se derogue la ley en la Corte, pueda impulsarse una nueva normatividad en el Congreso.