La semana pasada, el mundo vio cómo el grupo paramilitar Wagner, que había sido gran aliado de Vladimir Putin, se rebelaba contra el Kremlin y prometía venganza después de acusar al ejército ruso de haber asesinado a cientos de sus tropas.

Ello, después de que Yevgueni Prigozhin, líder de la milicia privada, asegurara que las razones de Rusia para invadir Ucrania eran basadas en mentiras.

Ahora se conoce que el líder mercenario Yevgueni Prigozhin planeó capturar a los líderes militares de Rusia como parte del motín del fin de semana pasado, según funcionarios occidentales; además de que habría acelerado sus planes de rebelión armada después de que la agencia de inteligencia nacional del país se enterara del complot que él lideraba.

Según las agencias occidentales que hablaron con The Wall Street Journal, el alzamiento en armas fue prematuro, lo que ayudó a que el complot terminara fracasando después de 36 horas de su anuncio.

Prigozhin canceló una marcha armada sobre Moscú, que inicialmente había encontrado poca resistencia e incluso apoyo de la población, a medida que iban avanzando hacia la capital rusa.

Paramilitares del grupo Wagner en una calle de Rostov-on-Don, Rusia, el sábado 24 de junio de 2023. | Foto: AP

Prigozhin originalmente tenía la intención de capturar al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y al general Valery Gerasimov, jefe del estado mayor general de Rusia, durante una visita a una región del sur que limita con Ucrania que los dos estaban planeando.

Sin embargo, el Servicio Federal de Seguridad, o FSB, se enteró del plan dos días antes de que se ejecutara, según funcionarios occidentales.

El comandante de la Guardia Nacional de Rusia, Viktor Zolotov, también dijo que las autoridades conocían las intenciones de Prigozhin antes de que lanzara su intento.

“Se filtraron informaciones específicas sobre los preparativos para una rebelión que comenzaría entre el 22 y el 25 de junio del campo de Prigozhin”, dijo en militar en una rueda de prensa con los medios estatales rusos.

De igual manera, se conoció que las agencias de inteligencia occidentales también se enteraron de los planes de Prigozhin, después de interceptar análisis de intervenciones de comunicaciones e imágenes satelitales. Funcionarios occidentales manifestaron que creen que el plan original tenía posibilidades de éxito, pero fracasó después de que se filtró la información, obligando a Wagner a improvisar.

Miembros de Wagner en Rostov. | Foto: Restringido

Así mismo, la inteligencia occidental plantea dudas sobre el alcance de la autoridad de Putin después de que Moscú no pudo evitar que las tropas de Wagner marcharan casi todo el camino a Moscú sin mucha oposición militar, a pesar del conocimiento del Kremlin de la conspiración, dijeron personas familiarizadas con el asunto a The Wall Street Journal.

“El complot de Prigozhin se basó en su creencia de que una parte de las fuerzas armadas de Rusia se uniría a la rebelión y se volvería contra sus propios comandantes, según esta inteligencia. Los preparativos incluyeron la acumulación de grandes cantidades de municiones, combustible y hardware, incluidos tanques, vehículos blindados y sofisticadas defensas aéreas móviles días antes del ataque, según los hallazgos de la inteligencia occidental”, reseña el medio estadounidense.

También se conoce que, al enterarse de la filtración, Prigozhin se vio obligado a actuar antes de lo planeado el viernes y logró capturar la ciudad de Rostov, un punto de mando clave para la invasión de Ucrania y que genera dudas sobre la lealtad de funcionarios en la ciudad tras la fácil conquista de la región.

Yevgeny Prigozhin, propietario del grupo militar privado Grupo Wagner, graba un mensaje en video desde Rostov. | Foto: PRIGOZHIN PRESS SERVICE

Según lo revelado por el diario estadounidense, Prigozhin había comunicado sus intenciones a altos oficiales militares rusos, incluido el general Sergei Surovikin, comandante de la fuerza aeroespacial rusa.

No se sabe si el mismo Surovikin pasó esta información al Kremlin, pero el funcionario fue de los primeros en condenar el alzamiento armando de Wagner e incluso ayudó para que sus fuerzas combatieran a la milicia privada.

Finalmente, las agencias occidentales hicieron eco de que fue gracias al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, que medió entre ambas partes para impedir un sangriento combate en Moscú entre las fuerzas rusas y el ejército de Wagner.