La reciente aprobación de un proyecto de ley, en el marco de la Cámara de Representantes de Chile, ha despertado una fuerte polémica en su país, pues más allá del contenido o fondo per se de la iniciativa legislativa, este ha despertado opiniones encontradas en tanto emplea el término “personas menstruantes”, y no la palabra mujeres.
Si bien el fondo del proyecto busca velar por la garantía de los derechos de “las personas menstruantes”, referido al acceso de material sanitario de calidad para responder a las necesidades de este grupo poblacional, el debate se ha centrado en precisamente el uso de dicho término, lo cual ha dejado desconcertados a un grupo de legisladores que critican que sí bien el proyecto, a primera vista apunta a las mujeres, la palabra “mujeres”, no sea empleado en su texto.
Sin embargo, ante la polémica, algunos sectores afectos al proyecto, han explicado que, precisamente, el uso de la palabra “mujeres”, representaba en términos prácticos una acción discriminatoria, pues se dejaba de lado a personas que no se identifican bajo ese género, más, sin embargo, sí menstrúan, como el caso de la población transgénero o no binaria, por lo que el término “persona menstruante” es el adecuado para tal fin.
En ese sentido, también se advierte que, la forma en la que se maneja el concepto, representa un “respeto a la diversidad”.
Como consecuencia de ello, a través de sus redes sociales, legisladores como la diputada Emilia Schneider, celebraron la aprobación del texto del proyecto de ley, afirmando que “le duela a quien le duela, el reconocimiento de las personas trans sigue avanzando. ¡Pasa al Senado!”, refiriéndose al proyecto.
No obstante, pese a la aclaración de los sectores afectos al proyecto, y en defensa de la diversidad, también surgieron voces divergentes que se expresaron en contra del proyecto, más que por su contenido o finalidad en sí, por el uso que se ha dado a este para desviar su objetivo en favor de intereses de ideología de género.
Sobre el particular, legisladores como Chiara Barchiesi expresaron su indignación a través de las redes sociales, cuestionando: “¿qué clase de proyecto por la mujer omite la incorporación del término mujer?”, y lamentando que un acto legislativo se convirtiera en una herramienta para lograr un objetivo de carácter ideológico.
Para la referida legisladora, “el mismo nombre del proyecto niega a reconocer la evidencia científica y, al mismo tiempo, la naturaleza humana”.
En ese mismo sentido, la Cámara de Representantes de Chile reconoció que existieron más pronunciamientos que se manifestaron en contra de la situación, afirmando que si bien es un proyecto que busca garantizar derechos para las mujeres, resultaba incoherente que en el texto no se hiciera mención o referencia explícita a ellas, denunciando que en su lugar, se ha hecho un guiño a un ‘neo lenguaje queer’.
Así, los detractores de este proyecto, afirmaron que si bien apuntaba a un derecho necesario para un sector de la población, realmente estaba siendo instrumentalizado para un tema ideológico, advirtiendo que, según ellos, las autoridades sanitarias de su país, como el Ministerio de Salud, ya hacen efectiva la entrega de los elementos de higiene y acompañamiento necesario a las mujeres en sus instituciones de prestación de servicios.
Para los legisladores opositores, los intereses del Congreso deberían estar más enfocados en necesidades reales desatendidas, que en proyectos que abogan por algo que ya está en desarrollo, y que simplemente está siendo usado a manera de excusa para formalizar intereses de género.
Más allá de la discusión de género:
En cuanto al objetivo per se de la iniciativa, esta aboga por un derecho a la ‘gestión menstrual, libre y digna’, abogando por la implementación de políticas públicas que permitan su manejo adecuado.
Lo anterior, se buscaría, según el proyecto, a través de la generación de obligaciones del Estado, para que sea este el encargado de fomentar la buena salud y modo de gestión del ciclo menstrual, garantizando el acceso a productos de alta calidad para su manejo, advirtiendo que estos también deben ser seguros.
En ese sentido, la iniciativa aboga porque se fomenten espacios informativos para educar de forma adecuada sobre esta condición natural.