Cuando Rishi Sunak perdió ante Liz Truss en la primera carrera por el liderazgo del Partido Conservador, pocos se sorprendieron. Muchas de las personas a las que se les dio la oportunidad de elegir entre los dos candidatos culparon a Sunak de la caída de Boris Johnson. También prefirieron las políticas económicas “optimistas” de Truss a la sombría evaluación de Sunak sobre las perspectivas fiscales. Mientras que ella prometía generosos acuerdos fiscales, él argumentaba que las circunstancias económicas serían duras y que los impuestos no podrían reducirse a corto plazo. De hecho, advirtió, podrían incluso tener que subir.
Unas pocas semanas después, Sunak se encuentra sustituyendo a Truss, reivindicando sus críticas a los planes fiscales de la exprimera ministra. Al final, ha sido el único candidato que ha conseguido suficientes apoyos para convertirse en líder de su partido y, por tanto, en primer ministro británico, algo que se debe en parte a la necesidad de evitar otra contienda por el liderazgo. Los conservadores no podían permitirse seguir proyectando una imagen de desunión y caos.
Johnson estuvo brevemente en la carrera por el puesto antes de anunciar que no creía que fuera correcto que volviera ahora. Puede que nunca sepamos si realmente tenía suficientes candidaturas para presentarse, como él afirmaba.
Penny Mordaunt era una candidata más creíble, pero una ganadora poco probable debido a su falta de experiencia. Su fracaso a la hora de conseguir apoyos suficientes para presentarse a la votación por el liderazgo dejó el camino libre a Sunak.
¿Quién es Rishi Sunak?
Sunak es, en muchos sentidos, un conservador tradicional. Nació en Southampton y asistió a la Winchester School, una escuela privada muy cara y respetada. Estudió en Oxford y Stanford antes de pasar al sector financiero para trabajar en Goldman Sachs. Tras graduarse, pasó unos años viviendo y trabajando en Silicon Valley, donde conoció a su esposa Akshata Murty, hija de N.R. Narayana Murty, un multimillonario indio.
Sunak no entró en el Parlamento hasta 2015, cuando ocupó el escaño de Richmond, en North Yorkshire, zona del país muy conservadora, sucediendo al anterior líder del partido, William Hague. Hasta 2020 era un gran desconocido fuera del partido: un nuevo diputado abriéndose paso en el Parlamento, impresionando a la gente pero sin ocupar un alto cargo.
Sin embargo, las cosas cambian rápidamente en política, y la dimisión de Sajid Javid en febrero de 2020 dejó una vacante en el Gobierno. Johnson le dio a Sunak el puesto de ministro de Economía, uno de los más importantes cargos de Estado en el Reino Unido. Su luna de miel en el puesto se vio truncada por la llegada de la covid-19. Sunak se encontró con que no solo tenía que lidiar con el impacto financiero de una pandemia mundial, sino que además se le encargó aparecer en televisión prácticamente a diario para poner al día al país sobre sus decisiones.
A pesar de la presión, Sunak convirtió la situación en un éxito personal. Fue ampliamente reconocido y elogiado por el plan de permisos que hizo que el Gobierno pagara los salarios de las personas que no podían trabajar debido a los confinamientos. Se han olvidado los muchos días en los que se acusó a Sunak de titubear sobre la conveniencia de introducir dicho plan.
La popularidad de Sunak se disparó cuando los británicos sintieron que sus acciones les salvaban de los peores efectos financieros de la pandemia, pero con el despliegue de las vacunas y la vuelta a algo parecido a la vida normal, empezaron a preguntarse cómo el país se va a recuperar económicamente.
Esto coincidió con enormes problemas para el Gobierno. Se descubrió que Johnson había infringido las normas del estado de alarma y fue multado por la policía. Sunak también fue multado, pero se libró del nivel de crítica que se le hizo a Johnson porque la gente parecía creer de verdad que Sunak había acabado sin querer en la fiesta ilegal cuando se dirigía a una reunión. Esta era la excusa que Johnson estaba vendiendo en ese momento, pero de alguna manera era más creíble viniendo de Sunak, un hombre que parecía haberse esforzado por ayudar de verdad a la gente, en lugar de uno que parecía no tener en cuenta las reglas.
En una reveladora referencia a esa época, Sunak ha escrito en su primera declaración tras ganar la contienda por el liderazgo que su administración se caracterizará por “la integridad, la profesionalidad y la responsabilidad a todos los niveles”.
Más perjudiciales fueron las revelaciones de que la esposa de Sunak estaba reclamando un estatus fiscal de no residente para pagar menos impuestos. Antes de este escándalo, se hablaba de Sunak como el sucesor más obvio de Johnson, pero la perspectiva de que un ministro de Hacienda permitiera a su propia familia eludir las normas fiscales frenó en seco su candidatura.
La caída de Johnson, el ascenso de Truss
En julio de 2022, Javid (que había vuelto como ministro de Sanidad) y Sunak dimitieron casi al mismo tiempo, lo que desencadenó una avalancha de nuevas dimisiones de sus colegas.
La decisión acabó obligando a Johnson a dimitir y los tories aún no lo han perdonado ni olvidado, optando por Truss cuando se les dio la oportunidad de votar en verano. Mientras tanto, los representantes del partido en el Parlamento siempre habían preferido a Sunak, así que cuando el breve mandato de Truss llegó a su fin, evitaron preguntar y se unieron en torno a su candidato preferido.
Sunak tiene por delante un gran trabajo que hacer. La situación financiera del Reino Unido cuando dimitió ya era mala. Siguieron dos meses de inacción mientras los conservadores se decidían por un nuevo líder. Luego, el minipresupuesto de Truss hundió la economía. El impacto global de la guerra en Ucrania y la crisis del coste de la vida, la subida de los tipos de interés y la preocupación por la estabilidad financiera del Reino Unido hacen que Sunak se enfrente a una época difícil en el cargo.
Tiene que unir a su partido, sabiendo que, aunque él era la primera opción de muchos, algunos preferían a otros candidatos, incluido Johnson. Mientras tanto, el Partido Laborista está en lo más alto de las encuestas y las posibles soluciones a la crisis económica serán dolorosas y marcarán diferencias.
¿Cómo va a llevar Sunak a los conservadores a la victoria en las próximas elecciones generales, previstas para antes de finales de 2024 (o principios de 2025, a más tardar) si el electorado está sintiendo los efectos de la subida de impuestos, el aumento de la factura energética y el estancamiento de los salarios?
Su única esperanza es distanciarse de los aspectos más dañinos del legado conservador –como el estado actual del Servicio Nacional de Salud, las huelgas industriales y la infrafinanciación crónica de los servicios públicos– y que se le asocie a los aspectos más positivos, como un alto nivel de empleo juvenil. Teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, su victoria tras la desaparición de Truss no es una sorpresa. Tal vez la sorpresa sea que alguien quiera ser primer ministro en este momento.
Por Victoria Honeyman
Associate Professor of British Politics, University of Leeds
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation