Tras meses de investigación y un juicio que se había desarrollado en el mes de agosto de 2021, las autoridades estadounidenses finalmente dieron a conocer el fallo condenatorio en contra de una mujer de 43 años, identificada como Angelina Barini, una dama de compañía o escort, de origen italo-canadiense que materializa el concepto de femme fatale, pues además de ‘matar’ a sus clientes con sus encantos, también fue hallada culpable de ocasionarle la muerte a, al menos cuatro de ellos, al suministrarles sustancias alucinógenas de alto poder para robarlos.

Los hechos, ocurridos en Nueva York, responden a un modus operandi claramente establecido, en el que la mujer, a quien las mismas autoridades de Estados Unidos señalan de tener un ‘gran desprecio por la vida humana’, suministraba a sus clientes una mortal mezcla de escopolamina y fentalino, dos poderosos opioides, para hacerlos perder la voluntad, y entonces poderlos robar, llevando incluso a la muerte de algunos de ellos, de quienes posteriormente se deshacía o abandonaba en las habitaciones empleadas para ‘prestar sus servicios’.

Según recogen apartes de la investigación, su última víctima, y el caso que permitió ponerle fin a su acción criminal -en la que trabajaba en llave con su exnovio, un hombre de 45 años que aún se encuentra a espera de su condena-, ocurrió el pasado 18 de agosto de 2019, cuando, en medio de un nuevo caso de robo, la sensual escort provocó la muerte a Andrea Zamperoni, un hombre de 33 años, que trabajaba como chef en un prestigioso sitio de Manhattan, mientras se encontraban en un encuentro sexual en un motel del sector de Queens.

Precisamente, ese caso sirvió para que, según consta en la misma investigación, tres días después de lo sucedido, la mujer fuera detenida en el lugar, donde aún permanecía el cadáver del chef, cuerpo del que, según lo evidenciado, la mujer y su cómplice, pretendían deshacerse picándolo y abandonándolo en una maleta.

Al momento de la captura de la mujer, esta tenía en su poder la maleta que planeaba usar, y una sierra con la que descuartizarían el cuerpo, que yacía envuelto en sábanas sucias en una canasta de lavandería.

Esta semana, al conocerse su sentencia, las autoridades del Distrito de Nueva York afirmaron que la sentencia impuesta se sustentaba en el “escandaloso desprecio”, mostrado por Angelina Barini, contra la vida humana, advirtiendo además que a las víctimas, unos pocos pesos, les costó la vida.

Durante la audiencia que se había adelantado meses atrás, en agosto, la mujer había reconocido su responsabilidad en los hechos sobre los que se le señalaba, y se declaró culpable, con el objetivo de apostar a que le fueren concedidos eventualmente algunos beneficios.

En la sentencia, según declaraciones del juez federal de Brooklyn recogidas por el diario New York Post, el togado reconoció que la mujer presentaba antecedentes de una vida difícil, y evidencias del padecimiento de adicciones al consumo; situaciones que le habrían robado algo de su “libre albedrío”.

Según recogen medios internacionales, además de la muerte en Queens, la mujer fue investigada por otras ocurridas por las mismas fechas en Astoria, Woodside y College Point.

Tras conocerse la sentencia de 30 años de prisión en contra de Angelina Barini, familiares de esta declararon a medios locales que apelarán la decisión, señalando que las víctimas “no eran santos”, y que habían acudido a la mujer porque “querían ir de fiesta y querían drogarse con ella y tener sexo. No fue como si les hubiera puesto una pistola en la cabeza y los obligara a ir con ella”.