Las imponentes ruinas de la antigua ciudad griega de Cirene en Libia, protegidas desde 2016 como patrimonio de la Unesco en peligro, corren riesgo de hundirse después de las inundaciones que devastaron el este del país, advirtieron testigos y un arqueólogo.
Se trata de un “sitio gigantesco y de la mayor colonia griega, una ciudad construida entre finales del siglo VII y comienzos del siglo VI antes de nuestra era”, explica a la AFP Vincent Michel, jefe de la misión arqueológica francesa en Libia.
Sus primeros habitantes procedían de la antigua Tera, en la actual isla griega de Santorini, y se establecieron allí por sus tierras fértiles y la abundancia de agua.
Según Claudia Gazzini, especialista de Libia del International Crisis Group que visitó Cirene en los últimos días, gran parte del recinto sigue anegado y se han producido varios derrumbes. “Hay una calle descendiente, Sharaa el Wadi, bordeada por muros antiguos, que conecta la parte alta del sitio con la parte baja y por la que circula el agua de lluvia. Pero han caído unos bloques de piedra que bloquean el flujo del agua”, dice Gazzini por teléfono a la AFP desde Bengasi.
“En la parte baja del complejo hay también agua sucia, que sale continuamente a borbotones de la tierra en medio de las ruinas”, añade. Los lugareños y un responsable del departamento de antigüedades local en el complejo ignoraban la procedencia del agua, explica.
Todavía peor, la fuente de Apolo, una piscina natural junto a una cueva que recogía agua de manantial, “se ha transformado en una gran bañera en la que alguien hubiera vertido jabón de burbujas”, lamenta Gazzini, que tomó fotografías y videos del lugar.
Las ruinas y la localidad vecina de Shahat estuvieron expuestas a “cinco horas de lluvias torrenciales” en la noche del 10 al 11 de setiembre, dice esta mujer, especialmente preocupada por el teatro griego, donde unos enormes bloques de piedra se desprendieron de las gradas.
Los habitantes de Shahat, que solían disfrutar de este complejo junto a un precipicio que ofrece vistas espectaculares del Mediterráneo, se inquietan por la llegada de las lluvias invernales, según confió uno de ellos a Gazzini en un video. “Si las infiltraciones de agua continúan y el agua sigue estancada, las murallas podrían derrumbarse y llevarse buena parte de las ruinas”, asegura Gazzini.
“Torrentes de piedras”
Buen conocedor del lugar, Vincent Michel asegura tras visionar las imágenes de las inundaciones que “por el momento no hay destrucciones graves en Cirene, los monumentos están todavía en pie”.
Pero “los torrentes de agua, de tierra y de piedras han erosionado las vías”, y “el agua ha circulado mucho y debilitado los fundamentos de los monumentos”, agrega preocupado. “Sabiendo que la piedra es de mala calidad en la región, los monumentos están en riesgo de desencajarse por falta de buenos fundamentos”, añade.
Cirene alberga “uno de los mayores templos de la Antigüedad, el de Zeus, que es más grande que el Partenón de Atenas”, señala este experto contactado por teléfono en Francia. También preocupa la inmensa necrópolis situada al norte del sitio, al otro lado de las murallas, que “recibió centenares de metros cúbicos de agua, que desplazaron y llenaron tumbas”.
Cirene, “que tenía más de 10 kilómetros de perímetro, es uno de los pocos sitios con una ciudad de los muertos tan grande como la de los vivos”, apunta Michel. El experto advirtió del riesgo de que se produzcan saqueos en este yacimiento excepcional, donde durante las últimas excavaciones se encontraron “retratos funerarios de la época romana y estatuillas de divinidades griegas únicas”.
Lo que lo tranquiliza es que el departamento de Antigüedades de Libia “está ya muy movilizado” y pidió ayuda a la misión arqueológica italiana para Cirene y a equipos franceses para Apolonia, el antiguo puerto de Cirene, y Latrun, otro sitio antiguo.
Con información de AFP*