El gobierno de Vladímir Putin revisa actualmente un proyecto de ley acerca de la implantación de la castración química para pedófilos, implementada por el Partido Liberal Democrático, una organización ultranacionalista afín al mandatario.
Así, el país quiere seguir el mismo camino de vecinos como Kazajistán y su aliado político, Bielorrusia, que ya aplican este método contra agresores de menores.
“Se necesita una legislación porque las actuales medidas para combatir el crimen no han sido lo suficientemente efectivas. Las cifras de ataques sexuales contra niños van en aumento y los convictos, a menudo, reinciden en sus crímenes luego de salir de la cárcel”, explicó un representante del partido en la prensa local, de acuerdo con un reporte replicado por el Daily Mail, de Londres.
Actualmente, la pedofilia es un tema candente en el país, debido al reciente crimen de un excombatiente ruso en Ucrania, que violó a dos niñas, de 12 y 10 años.
El hombre solo se conoce como Sergei Sh y hacía parte de Wagner, un batallón de mercenarios que pelea junto al ejército ruso en el actual conflicto de ese país con Ucrania.
Un día después de su regreso del frente, el hombre se acercó a una escuela en Novosobirsk, vestido con su uniforme de combatiente, abordó a las niñas y amenazó con golpearlas si no hacían lo que él les ordenaba.
Acto seguido, las agredió en los garajes que se encuentran detrás del plantel.
En respuesta a este grave incidente y a la indignación que ha despertado, los políticos del Partido Liberal Democrático consideraron que era el momento adecuado para buscar la aprobación de la castración química, que se obtiene a través de la administración de una inyección que reduce la libido de la persona.
Rusia debe “valerse de la experiencia” de los otros países, dijo Boris Chernyshov, un miembro del poder legislativo, quien pide además que la castración química se aplique a los agresores sexuales, bien sea por largo tiempo o permanentemente.
En Kazajistán, república que conformó la extinta URSS, el método ha sido utilizado por varios años y, como ejemplo para justificarla, se cita el caso de Berik Zholdasov, condenado por la violación de su hijastra de ocho años.
Los daños que le causó a la niña fueron tales, que los médicos tuvieron que extirparle el útero.
En ese país, una buena conocedora y defensora de la práctica es la enfermera Zoya Manaenko, quien se ha encargado de aplicárselo a pedófilos encarcelados, como empleada del hospital adjunto a una prisión.
Para ella, “hay que parar a estas personas, porque cometen crímenes terribles contra niños. Está bien que la ley permita estos tratamientos”.
Sin embargo, los opositores a la adopción de la medida llaman la atención acerca de sus inconvenientes.
En efecto, se han conocido testimonios de convictos que han recibido la inyección, de acuerdo con los cuales el medicamento usado para ello es nocivo para su salud.
Hace poco, Kazajistán hizo un cambio en la manera de aplicar el castigo.
Antes, los pedófilos condenados recibían la castración química durante todo el tiempo de su condena. Ahora, se les aplica antes de su salida de la cárcel.