Rusia expulsó este 20 de diciembre a dos diplomáticos alemanes en respuesta a una medida similar adoptada la semana anterior por Alemania, que acusa a Moscú de haber ordenado el asesinato de un opositor checheno en 2019 en Berlín.
“La parte rusa rechaza categóricamente las acusaciones sin fundamentos y desconectadas de la realidad sobre la implicación de estructuras estatales en este crimen”, indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado, en el que anunció la expulsión de los dos diplomáticos.
La cancillería indicó que informó al embajador alemán que dos funcionarios de su delegación fueron declarados ‘persona non grata’, sin precisar cuándo deberán abandonar el país.
En la nota, la cancillería rusa expresó además su “firme protesta” por la expulsión de Alemania de dos diplomáticos rusos la semana pasada.
Berlín respondió inmediatamente a Moscú, afirmando que la decisión va a “pesar en las relaciones bilaterales” y calificó la medida como “completamente injustificada”.
El pasado 15 de diciembre, un tribunal de Berlín sentenció al ciudadano ruso Vadim Krasikov a cadena perpetua tras ser declarado culpable de abatir a tiros al opositor checheno Tornike Kavtarashvili, de 40 años, en un parque de Berlín.
El asesinato fue una “represalia” por ser un opositor al Kremlin, señaló el juez Olaf Arnoldi.
Alemania ya había expulsado a dos diplomáticos rusos después del asesinato, en protesta por lo que criticó como una falta de cooperación con la investigación.
El asesinato por el que hay discordia
El asesinato de Kavtarashvili, ultimado de tres balazos, envenenó las ya tensas relaciones entre Alemania y Rusia.
Poco después de este asesinato, el Gobierno de la entonces canciller Angela Merkel expulsó a dos diplomáticos rusos en protesta por lo que consideraba una falta de cooperación de Moscú en las investigaciones sobre el caso.
Rusia, que negó cualquier responsabilidad en el asesinato, respondió con una medida de represalia similar.
Según la fiscalía alemana, el condenado disparó dos veces contra la víctima, con una pistola equipada con un silenciador, y luego le disparó en la cabeza cuando ya estaba en el suelo. Krasikov fue detenido poco después.
Durante el juicio, la fiscalía alemana ya había señalado claramente a las autoridades rusas. “El acusado fue comandante de una unidad especial de los servicios secretos rusos FSB”, afirmó el fiscal Lars Malkies en su requisitoria el 7 de diciembre.
“Liquidó a un opositor político como represalia” agregó, aludiendo a “un atentado evidentemente preparado desde hace mucho tiempo” y ejecutado a “sangre fría”.
Sin embargo, el acusado dijo durante el proceso, a través de su abogado, ser Vadim Sokolov, “ruso, soltero e ingeniero” y negó llamarse Krasikov. “No conozco a nadie con ese nombre”, alegó.
¿Quién era la víctima?
El georgiano asesinado era un exdirigente separatista checheno y había combatido contra las fuerzas rusas entre 2000 y 2004. Vivía desde 2016 con su familia en Alemania, donde había solicitado asilo.
Aunque el Kremlin siempre negó estar detrás de este asesinato, el presidente ruso Vladimir Putin calificó a la víctima de “combatiente muy cruel y sanguinario”. Aseguró haber pedido su extradición, lo que Berlín desmintió.
Este asesinato, además del envenenamiento del opositor al Kremlin, Alexéi Navalni, que fue hospitalizado en el verano boreal de 2020 en la capital alemana antes de su encarcelamiento en Rusia, o el del exespía ruso Serguéi Skripal en Reino Unido, generan fuertes sospechas sobre el rol de los servicios de seguridad rusos en operaciones violentas.
La implicación de Moscú nunca ha sido demostrada y el Kremlin siempre ha negado cualquier responsabilidad en estos actos.
*Con información de AFP.