Las redes sociales se convirtieron en el escenario a través del cual el líder opositor ruso, Alexei Navalny, uno de los principales críticos al régimen de Vladimir Putin, y quien se encuentra detenido, denunció que las autoridades de su país dispusieron endurecer aún más las condiciones de su reclusión.
En su denuncia, Navalny dio a conocer que fue trasladado a una celda totalmente aislada por parte de los guardias que sirven al Kremlin, advirtiendo que debido a esa nueva disposición al interior de la prisión, estará sometido a total soledad por lo menos durante los próximos 6 meses; una situación que podría repercutir seriamente en su salud mental y física.
Si bien Navalny, de 46 años, ya había denunciado que se le habían impedido las visitas por parte de sus familiares, esta nueva disposición de su reclusión le aislará aún más de otros seres humanos, advirtiendo el dolor que le generará seguir aislado de sus seres queridos.
En su denuncia, Navalny anota que incluso los peores criminales, y quienes purgan condenas de cadena perpetua ‘tienen derechos’ a las visitas, pero que él no va a tener esa posibilidad.
En ese sentido, el líder opositor apuntó que esta nueva medida en su contra pone de manifiesto las irregularidades que están cometiendo las autoridades de Rusia, y evidencian la necesidad de que sea combatido un gobierno al que tildó de ‘inescrupuloso’.
El opositor alcanzó visibilidad en su país y en el mundo por cuenta de una serie de denuncias de casos de corrupción en Rusia por parte de organismos oficiales, y la organización de una serie de manifestaciones que abogaban por justicia.
Navalny también es conocido por haber sido víctima de un caso de envenenamiento, al parecer, con agentes químicos por parte del Kremlin, que lo llevó a ser tratado en Alemania, en un hecho que centró las lupas mundiales sobre el régimen de Moscú.
No obstante, al confirmarse la recuperación de Navalny en Alemania, y a su regreso a Moscú, este fue objeto de un operativo por parte de las autoridades locales que lo acusaban de ser responsable de un caso de fraude, razón por la que dispusieron su reclusión, en una cárcel de máxima seguridad próxima a Moscú.
Allí, el líder cumple una condena de al menos 9 años de cárcel.
Las denuncias de Navalny han despertado eco al interior de algunos de sus simpatizantes incluso fuera de Rusia, quienes adelantaron una protesta en días pasados frente a la embajada de Moscú en Berlín, denunciando los peligros y violaciones de los derechos humanos propias de esta medida denunciada por el político opositor.
En medio de la protesta, los asistentes, además de abogar por el fin de las persecuciones a los opositores y la liberación de los presos políticos, también reclamaban que se hiciera justicia frente al caso ucraniano, sentenciando que Putin debería ser arrestado y puesto tras las rejas como principal responsable de los atropellos surgidos en la guerra en Ucrania.
Si bien el mundo ha advertido de los peligros y daños a la salud que puede sufrir Navalny, el régimen de Putin contrarresta las críticas con el envío de equipos médicos para evaluar al opositor y entregar partes de normalidad sobre su salud.
Sobre la permanencia de Navalny en la cárcel, algunos sectores han llegado a insinuar que podría responder al interés del Kremlin en pro de eventualmente emplearlo en un proceso de negociación, advirtiendo la relevancia del opositor como ‘medio de cambio’.
“El principal tormento de la prisión es, por supuesto, la incapacidad de ver a tus parientes, de hablar con los que amas”, sentenció Navalny el pasado 1 de febrero, en una publicación en la que reveló su nueva condición.
“Vamos a tratar de mantenernos fuertes y hacer lo mejor posible cada día”, sentenció el opositor en una publicación en la que posteó una foto de cuando estaba libre y acompañado de sus hijos y esposa.