El balance de un bombardeo ruso contra un edificio residencial en Dnipró, Ucrania, subió este lunes ,16 de enero de 2023, a 40 muertos, un recuento que podría agravarse y que representa uno de los peores ataques desde el inicio de la guerra.
Rusia mantuvo su política y el Kremlin desmintió ser responsable del ataque y culpó a los ucranianos. El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, habló de una “tragedia”, señalando la posibilidad de que un misil de defensa antiaérea ucraniano hubiera caído en el edificio. En contraste, Suecia, que ostenta la presidencia rotatoria de la Unión Europea, denunció un “crimen de guerra” de Rusia.
A su vez, la subsecretaria estadounidense de Estado, Wendy Sherman, visitó Kiev el lunes donde reafirmó el “compromiso firme” de Washington con Ucrania y discutió con el presidente Volodimir Zelenski formas de fortalecer la seguridad del país.
El lunes, casi 48 horas después del ataque, se han recuperado 40 cadáveres, según los servicios de socorro, y se contabilizaron 75 heridos.
Las operaciones de rescate continúan para intentar encontrar supervivientes debajo de los escombros, con la intervención de grúas para llevar a los socorristas a los apartamentos más siniestrados o para levantar placas de cemento. Según las autoridades, 29 personas continúan desaparecidas. Desde el inicio de las operaciones de rescate 29 personas fueron salvadas con vida de las ruinas.
El Kremlin tardó dos días en reaccionar y su portavoz mantuvo el lunes la estrategia de su país de desmentir que sus tropas fueran responsables de un bombardeo de este tipo.
“Las fuerzas armadas rusas no bombardean inmuebles residenciales, ni infraestructuras civiles. Bombardean objetivos militares”, declaró Peskov, pese a que varios bombardeos han alcanzado a múltiples blancos civiles desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
El domingo, el presidente ruso, Vladimir Putin, no se pronunció sobre el tema, pero sí expresó que la operación en Ucrania tiene una “dinámica positiva”, unos días después de que Moscú reivindicó la toma de una pequeña localidad en el este.
El ataque contra el edificio residencial de Dnipró forma parte de una campaña de bombardeos habituales y masivos que Moscú comenzó en octubre contra la infraestructura energética ucraniana, destinada a dejar a la población a oscuras y sin calefacción en pleno invierno boreal.
En tanto, los occidentales han multiplicado sus promesas de ayuda militar para Ucrania, proyectando el envío de blindados y tanques, rompiendo con la reticencia inicial a la hora de enviar material pesado. El Reino Unido y Polonia prevén enviar tanques.
En tanto, Putin denunció, durante una conversación con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, “la destructiva estrategia del régimen de Kiev, que ha apostado por una intensificación de las hostilidades con el apoyo de sus patrocinadores occidentales, que están incrementando los suministros de armas y equipamiento militar” a los ucranianos.
“Los tanques se están quemando y se van a quemar”, había advertido poco antes Dmitri Peskov a la prensa, acusando de nuevo a los occidentales de servirse de Ucrania para “lograr objetivos antirrusos”.
El sábado, el Reino Unido anunció que suministrará a Ucrania tanques Challenger 2, que serán los primeros carros pesados de fabricación occidental que recibirá la exrepública soviética. Y este lunes, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, afirmó que Berlín aprobó la entrega de tanques Leopard, de fabricación alemana, a Ucrania.
Visita del director del OIEA
La semana pasada Moscú reivindicó una victoria, afirmando que tomó la localidad de Soledar, situada al norte de Bajmut. Esta antigua ciudad minera, contaba con cerca de 10.000 habitantes antes de la guerra. Ucrania niega haber abandonado esta localidad, afirmando que todavía hay combates en curso.
La jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, se mostró favorable este lunes a la creación de un tribunal especial para juzgar a los dirigentes rusos tras la invasión de Ucrania, según indicó durante un discurso en La Haya.
Por su parte, el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, llegó a Ucrania para establecer una presencia permanente del organismo en las cinco instalaciones nucleares del país, incluida la de Chernóbil, cerrada tras un desastre en 1986.
“Estamos dejando un grupo de expertos que van a estar aquí permanentemente”, indicó Grossi, quien señaló que el personal “trabajará mano a mano con nuestros anfitriones ucranianos para brindar apoyo técnico, entregar equipo y asegurar que estas instalaciones (...) puedan operar normalmente sin problemas”.
*Con información de AFP.