Cinco soldados ucranianos, tiritando hasta los huesos de frío, y un misil antitanque ocupan el último puesto de control que separa el límite noreste de la ciudad de Kiev de las posiciones avanzadas de los vehículos blindados rusos.

El estallido de un misil Grad, lanzado desde las posiciones rusas, levanta una humareda de polvo a algunos metros de los congelados defensores ucranianos

En una de las localidades cercanas, el vendedor Vasyl Popov otea el horizonte para ver si la guerra va a volver a acercarse a su tierra natal.

“Los rusos estuvieron aquí, la noche pasada, disparando”, asegura este hombre de 38 años. El frio glacial y seco hace que sus ojos lagrimeen, mientras observa en el entorno alguna señal de avance ruso.

“Apenas he dormido”, dice, en un susurro.

“En cuanto hay el menor ruido, uno corre de inmediato hacia la ventana para ver qué ocurre, para ver si alguien está a punto de llegar”.

A las puertas de Kiev

Dos semanas después de iniciar su invasión a Ucrania, las fuerzas rusas están apostadas ya en las puertas de la capital, Kiev.

Reino Unido anunció que Moscú podría estar planeando un asalto a la ciudad en pocos días. La zona noroeste de Kiev ha sido escenario, desde hace más de una semana, de feroces bombardeos combates que han arrasado parcialmente a algunas localidades.

Decenas de miles de personas han desafiado los casi constantes bombardeos para huir a la relativamente segura —hasta hoy— capital ucraniana desde las localidades obreras de la zona, como Bucand Irpin.

Pero los alrededores del noreste de Kiev han sido menos golpeados por la guerra. Al menos hasta ahora.

El pueblo de Popov, Velyka Dymerka, se encuentra a unos cinco kilómetros de los límites de la ciudad de Kiev.

No muy lejos está la autopista que los rusos utilizan para intentar llegar hasta la misma capital.

La carretera estaba este jueves repleta de restos de vehículos blindados, que las fuerzas ucranianas aseguran haber repelido y parcialmente destruido. Pero las fuerzas rusas no han retrocedido muy lejos.

“Hubo ataques de misiles Grad y bombardeos la noche pasada”, asegura un soldado ucraniano que se identifica solamente como Serghiy y que se halla en el puesto de control cerca de Velyka Dymerka.

“Estamos intentado evacuar a las abuelas” dice. “Pero ellas no quieren moverse de aquí”.

Cielos abiertos

El misil antitanque que reposa bajo un árbol en el puesto de control constituye la última línea de defensa de las fuerzas ucranianas.

Estados Unidos y sus aliados de la Otan han incrementado sus entregas de armamento a Ucrania para ayudar a repeler el avance ruso.

Pero la ayuda occidental no parece haber ganado los corazones de las poblaciones locales.

“Si la Otan es una organización tan poderosa, ¿por qué no cierran el espacio aéreo sobre Ucrania?”, se pregunta el jubilado Grigoriy Kushka, con un tono exasperado.

“¿Por qué nos es imposible poder dormir durante la noche? ¿Por qué con mi familia, con los niños, tenemos que ir de refugio en refugio?”

Las Alianza Atlántica ha rehusado enviar aviones a la guerra en Ucrania por el temor a que ello desencadene un mayor conflicto ente Rusia y Occidente.

Putin estudia despliegues militares para responder a los de la Otan

El presidente ruso, Vladimir Putin, solicitó el viernes a su ministro de Defensa que le proponga despliegues militares en la frontera occidental de Rusia, en respuesta a los efectuados por la Otan en Europa Oriental.

“Respecto al refuerzo de nuestras fronteras occidentales debido a las acciones adoptadas por los países de la Otan [...], esto requiere ser estudiado, le pido que me prepare un informe”, le dijo Putin a su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, durante una reunión televisada de su Consejo de Seguridad.

Los países de la Otan han desplegado miles de militares en Europa central y oriental en reacción a la intervención militar rusa en Ucrania, mientras Rusia exige justamente lo contrario: una retirada de la Alianza.

Dentro de los países miembros de la Otan, Polonia y tres países bálticos tienen fronteras comunes con Rusia. Ucrania, por su parte, es fronteriza de otros Estados miembros: Hungría, Rumania y Eslovaquia.

Una de las justificaciones rusas para la ofensiva en Ucrania es el temor a que este país se una a la Alianza Atlántica, cuyas ampliaciones sucesivas han sido percibidas en Moscú como una amenaza existencial.

Con información de AFP

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