La participación de Cuba en las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC contribuyó "al cambio de actitud de Estados Unidos", que en diciembre reanudó relaciones con la isla, consideró este lunes el presidente Juan Manuel Santos. "Cuba, tengo que reconocerlo, ha sido un país muy entusiasmado desde el comienzo, cuando yo le dije a Raúl Castro: 'Estoy en esto, ayúdeme porque su país podría ser uno de los países donde se lleven a cabo las negociaciones'", explicó Santos en un Foro por la Paz en Colombia organizado en Madrid coincidiendo con su visita de Estado. Castro, "sin titubear dijo: 'Me encantaría y cuente con nuestro apoyo'. Ha sido un gran anfitrión", agregó, agradeciendo al régimen cubano su colaboración en unas negociaciones emprendidas en La Habana a finales del 2012 que aún continúan. "Cuba por supuesto tiene un interés en promover el proceso, en ayudar a que sea exitoso", consideró Santos "porque en cierta forma ayuda a Cuba a proyectarse internacionalmente y no me cabe la menor duda de que ese hecho contribuyó al cambio de actitud de Estados Unidos frente a Cuba". Tras más de 50 años sin relaciones diplomáticas, Washington y La Habana anunciaron la reanudación del diálogo en diciembre, tras una negociación secreta impulsada, entre otros, por el papa Francisco. En opinión de Santos, fue "una decisión audaz, valiente y necesaria del presidente (estadounidense Barack) Obama de dar el paso, de establecer relaciones con Cuba, que cambia la dinámica de las relaciones con Estados Unidos de toda América Latina". El presidente agradeció así mismo a Washington su compromiso con el proceso de paz en su país, para poner fin a cinco décadas de conflicto armado que dejaron 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados. Y en especial el nombramiento en febrero por Obama de un enviado especial al proceso de paz en Colombia, Bernard Aronson. Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, se refirió a las negociaciones entabladas con Cuba por la Unión Europea, a instancias de España, para acabar con la denominada "posición común" europea, que desde 1996 condiciona toda cooperación a una mejora en derechos humanos. Cuando el conservador Partido Popular llegó al gobierno en España, en diciembre del 2011, "yo percibí una evolución, Cuba ya no estaba aislada como en el 96, formaba parte de otros organismos latinoamericanos y contaba con el apoyo de todos los países", explicó.