Conforme pasan los días se recrudecen las manifestaciones de los ciudadanos rusos en contra de las decisiones que ha venido adoptando el presidente Vladímir Putin, quien avanza en una acción militar de invasión en contra de Ucrania, con un fuerte despliegue de tropas y armamento de largo alcance y destrucción.
Y en el cuarto día de la confrontación bélica continúan las protestas, las cuales se han concentrado en zonas estratégicas de las ciudades de Moscú y San Petersburgo, situación que contrasta con la postura del Kremlin de detener a quienes se ofrezcan a prestar algún tipo de apoyo o colaboración a Ucrania.
La drástica sanción que está anunciando el gobierno Putin puede rondar los 20 años de cárcel para las personas que ha denominado como “traidores” por ayudar a Ucrania, panorama que no ha caído nada bien a los manifestantes.
La consigna de los ciudadanos rusos que se tomaron las calles es una sola (“¡No a la guerra!”), mientras avanzan en las manifestaciones exigiendo que se detenga la “barbarie” de la invasión a Ucrania. El Gobierno ruso a desplegado unidades antimotines de la Policía para dispersar las manifestaciones.
Manifestaciones desde el 24 de febrero
Cabe recordar que miles de personas salieron el pasado jueves 24 de febrero a las calles de Nueva York, Madrid, Berlín, París, Varsovia, La Haya y en la propia Rusia para instar al presidente ruso, Vladímir Putin, a poner fin a la “locura” de la guerra que desató con la invasión de Ucrania que ya deja decenas de muertos y más de 100.000 desplazados.
En esa ocasión y según reportes oficiales, en Rusia cerca de 1.400 personas fueron detenidas en varias ciudades por participar en manifestaciones contra la guerra en Ucrania, según la ONG de derechos humanos OVD-info.
Esta organización aseguró que al menos 1.391 personas fueron arrestadas en 51 ciudades y 719 en Moscú. Rusia cuenta con una severa legislación de control de las manifestaciones que suelen terminar con masivas detenciones.
Además, en Nueva York, unas 200 personas caminaron desde Times Square a la sede de Naciones Unidas preocupadas por la suerte que aguarda a sus familiares en Ucrania.
Es el caso de Kateryna Bieliayeva, de 34 años, que cada poco tiempo examina cómo están sus padres, médicos, que decidieron quedarse en Chernihiv, en el norte de Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia y Rusia.
“Parte de la región ya está ocupada” y siguen los combates, dijo. Por otro lado, una ucraniana nacionalizada estadounidense insistió: “Me gustaría hacer algo, pero me siento impotente. (Manifestarme) es lo único que puedo hacer”.
Dmytro Zhurba, quien lleva ocho años en Nueva York y nació y creció en la ciudad de Crimea, anexada por Putin en 2014, está alarmado por sus padres que se protegen “de los aviones (militares) rusos en un sótano (de la localidad) de Kharkiv”.
“Crimea ya no es Ucrania. No puedo estar ahí. Mi madre nació en la región de Donetsk y mi padre en Lugansk. Ya no hay ni Donetsk ni Lugansk. Ahora viven en Kharkiv y la guerra está llegando a Kharkiv. Estoy harto de correr por todas partes. Igual que mi familia. Y mi hermana pequeña está en medio de Ucrania. Tiene tres niños, el mayor de seis años”, indicó, resumiendo una realidad que viven muchas familias ucranianas.
Sin embargo, en Berlín, frente a la Embajada rusa, una pancarta pide: “Detengan esta locura, salven la vida, no más mentiras”. Muchos de los participantes son rusos que viven en Alemania.
*Con información de la AFP.
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