Los brasileños tienen una cita este domingo en las urnas para decidir su futuro, de la mano de quien resulte vencedor en los comicios presidenciales. Estos comicios pondrán fin, por lo menos, a una primera etapa de polarización en época de campañas.
Pese a que para la contienda están inscritos 11 candidatos, las encuestas barajan la “competencia” entre el actual mandatario, Jair Bolsonaro, y el expresidente, Inácio Lula da Silva. Ambos han intentado (con especial énfasis) en las últimas semanas ganar el voto de los indecisos, y se han jugado sus últimas cartas.
De acuerdo a la más reciente encuesta del Instituto Datafolha, Lula tiene una intención de voto del 47 %, mientras que su principal adversario registra el respaldo del 33 %. Sondeos que se conocen a dos días de la primera vuelta (este domingo 2 de octubre).
Los datos se conocieron previo al último debate televisivo (desarrollado este jueves 29 de septiembre), y se convirtió en la última oportunidad para los aspirantes de convencer al país de votar por ellos y así, garantizar su pase seguro al Palacio de Planalto.
En otra encuesta, realizada por esta misma consultora, de tener lugar una segunda vuelta (el 30 de octubre), Lula resultaría en primer lugar con 54 % frente al 38 % de su principal adversario.
A dos días de que los resultados en las urnas hablen por ellos, la diferencia del exmandatario (que gobernó el país entre 2003 y 2010) es de 14 puntos en esta, la que es considerada como una de las contiendas más polarizadas de los últimos años en la región.
La “pulla” de Lula y Bolsonaro ha estado centrada en ampliar la brecha que pueden representar los votos del centroizquierdista, Ciro Gomes (quien mantiene 6 % de apoyo), y la centrista, Simone Tebet (que cuenta con un respaldo aproximado del 5 %). Estos dos últimos quieren evitar una nueva jornada electoral a finales del próximo mes.
Un debate presidencial decisivo
En un tenso último encuentro (previo a la jornada del domingo) el ultraderechista, Jair Bolsonaro, volvió a calificar de “ladrón” a su principal rival, en alusión a la condena que, antes de terminar anulada, llevó a Lula a pasar más de un año bajo prisión y lejos de las elecciones de 2018.
“Mentiroso, expresidiario, traidor a la patria, tus hijos robaron millones de empresas”, recalcó el líder conservador, quien rechazó los resultados de los sondeos preliminares. “Estamos viendo por primera vez, si creyéramos a Datafolha, a un presidente (...) que va a ganar en la primera vuelta sin votos”.
Bolsonaro cuenta con el apoyo del sector empresarial, evangélico y agropecuario; sin embargo, enfrenta una alta resistencia en el voto femenino, los sectores más vulnerables y jóvenes. Según analistas, esto responde en parte al panorama de la pandemia (que dejó más de 680.000 muertos en Brasil), la deforestación de la Amazonía y “ataques” contra las instituciones judiciales.
En cuanto a Lula da Silva, aunque lidera las encuestas (y terminó la presidencia con 80 % de aprobación), ha visto su imagen “empañada” por el escándalo de corrupción Lava Jato, vinculado a la petrolera Petrobras. Él asegura que regresará a la sede de Gobierno para “arreglar el país”, mientras destaca los avances en su administración pasada.
“El 2 de octubre, el pueblo te va a mandar a casa”, dijo en referencia al actual mandatario. Para expertos como el politólogo de la Consultora Hold, André César, el pulso de los últimos meses es señal de un electorado “altamente polarizado”.
“Siempre hubo polarización política en Brasil”, pero hoy se ve “un enfrentamiento puramente ideológico en el que el adversario pasa a ser un enemigo”, explica César.
A la jornada, que cuenta con 11 candidatos registrados en la carrera presidencial, están convocadas a las urnas más de 156 millones de personas.