Este lunes Alemania celebra el 31 aniversario de la caída del Muro de Berlín, un evento que marcó el comienzo del fin de la Guerra Fría y la reunificación del país. Hasta el día de hoy, este ha sido un suceso fundamental que sigue dando forma al mundo moderno.
La construcción del Muro de Berlín, también conocido como el “muro de la vergüenza”, comenzó en 1961. Separó la ciudad de Berlín durante 28 años y fue destruido el 9 de noviembre de 1989.
Alemania y la ciudad de Berlín fueron divididas en cuatro por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética, los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
Los gobiernos de las regiones alemanas bajo el control de EEUU, Inglaterra y Francia se combinaron y la República Federal de Alemania (Alemania Occidental) se estableció en 1949 como producto de esta unión.
La República Democrática de Alemania (Alemania Oriental) entre tanto, cuya estructura política se basó en el sistema socialista soviético, se estableció en la región bajo el control de la Unión Soviética.
Debido al hecho de que Alemania Oriental no se desarrolló económicamente y el nivel de bienestar en Alemania Occidental aumentó, decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes y adultos educados, comenzaron a huir de Alemania Oriental hacia Alemania Occidental.
Para evitar estas fugas, la administración de Alemania Oriental cerró el área gobernada por los soviéticos con alambres de púas.
Sin embargo, cuando el alambre de púas fue insuficiente para evitar el cruce de personas desde Alemania Oriental, se construyó el Muro de Berlín de 3,6 metros de altura en 1961.
El muro de 44 kilómetros de longitud que atravesaba Berlín se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría durante la época. Otros 112,7 kilómetros del muro fueron construidos para rodear los territorios de Alemania Oriental.
En los años siguientes a la construcción del muro se incrementaron las medidas de seguridad a su alrededor. Se agregaron otros elementos como torres de vigilancia, un carril divisorio y un muro interior. Había perros guardianes y en algunas zonas, incluso, minas antipersonas.
Los soldados a cargo de la vigilancia de la frontera tenían órdenes de disparar contra cualquiera que intentara cruzar al lado occidental.
Hasta la caída, el 9 de noviembre de 1989, más de 5.000 personas lograron cruzar el muro y llegar a Alemania Occidental. Unos intentaron cavar túneles, otros utilizaron globos aerostáticos y algunos cruzaron ríos para llegar al lado occidental. Sin embargo, al menos 138 personas murieron durante el intento.
La caída
El proceso de reforma que se inició en los países del antiguo Bloque del Este, gracias a la política de apertura y reestructuración (Glasnost y Perestroika) del presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, dio paso a los movimientos sociales en Polonia y Hungría, que finalmente causaron protestas masivas en favor de la democracia y el derecho al viaje libre en Alemania Oriental en 1989.
La población en Alemania Oriental salió a las calles exigiendo la libertad. Muchos acudieron a las embajadas alemanas en Praga, Budapest y Varsovia para poder cruzar a Occidente, lo que obligó al Gobierno de Alemania Oriental a aliviar las restricciones de viaje.
Después de que el portavoz del Partido de la Unidad Socialista (SED), Günter Schabowski, quien gobernaba Alemania Oriental, anunciara que un plan para aliviar las restricciones de viaje desde Alemania Oriental a Alemania Occidental entraría en vigor inmediatamente en la noche del 9 de noviembre, la población acudió en masa a los puntos de cruce.
Los guardias del Muro de Berlín se vieron obligados a abrir el paso a la multitud mientras miles de personas se subían al muro y otros comenzaban a derribarlo.
La Guerra Fría, que se había extendido a lo largo de 28 años, terminó con la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 y un año después, el 3 de octubre de 1990, las dos partes de Alemania se unificaron, en un evento que acabaría con la denominada Cortina de Hierro.
Con información de agencia Anadolu.