Se cumplen cinco años desde la desaparición del submarino ARA San Juan, perteneciente a las fuerzas navales de Argentina, al cual se le perdió el rastro cuando realizaba labores de vigilancia en alta mar. Un caso que generó angustia e incertidumbre al pueblo argentino y la comunidad internacional.
El ARA San Juan había participado el 11 de noviembre de 2017 en un ejercicio conjunto militar calificado como todo un éxito. Sin embargo, luego llegaría una nueva misión para la nave, custodiar el mar argentino e identificar invasores de la zona económica del país que llegaban para vulnerar los recursos naturales.
La tripulación conformada por 44 personas ingresó a bordo del submarino a una zona denominada “Área Juliana”. Movimiento que se llevó a cabo el 13 de noviembre de 2017, según los documentos oficiales aportados en el caso.
El informe que recibió el Congreso de ese país sobre el caso indica que los problemas en la nave se empezaron a presentar cerca de la medianoche del 14 de noviembre de 2017, en donde su último mensaje de rutina a tierra hablaba de un incendio en el tanque de baterías 3.
Ese fue el comienzo del fin. A pesar de presentar el inconveniente técnico, en la madrugada del 15 de noviembre, mediante una comunicación verbal, se reporta que la tripulación se encontraba en buenas condiciones.
Pero luego las condiciones climáticas de la zona se volverían complejas, olas de hasta siete metros de altura complicaban la permanencia del submarino en el lugar. Al recibir el reporte, el capitán de navío Claudio Villamide ordena a la nave tomar rumbo hacia Mar del Plata.
El comandante del buque, Pedro Martín Fernández Fernández, le responde a su superior, sin desobedecer la orden, que tomará el rumbo ordenado una vez la máquina de guerra pudiese sumergirse de nuevo, por lo que desde base se le indica la ruta estimada para regresar a casa.
A las 7:19 a. m. se produce el último comunicado con tierra, en donde el comandante Fernández expone cansancio en la tripulación, por lo que se establecerían en “plano profundo” para recuperar fuerzas y luego revisar el problema presentado con el sistema de baterías.
Tiempo después se pierde la comunicación y lo que sucedería de ahí en adelante se basaba en la especulación e incertidumbre.
Por este caso, la justicia argentina juzgó al capitán de navío Claudio Villamide junto a otros mandos importantes por los delitos de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, “omisión de deberes del oficio” y “estrago culposo agravado por el resultado de muerte en concurso ideal”, todo en el marco del hundimiento del ARA San Juan, según El Marplatense.
Se le responsabiliza de no ordenar el regreso inmediato de la nave a la base o en términos navales, continuar con la “derrota”.
Hacia las 8:45 ya se había perdido todo contacto con la nave. Al siguiente día, el presidente Mauricio Macri reportó que la nave había sufrido una aparente explosión, por lo que se iniciarían los trabajos de búsqueda y rescate.
“Esto significa entender cómo un submarino, que se había llevado a reparación de media vida y que estaba en perfectas condiciones para navegar, sufrió aparentemente esta explosión”, señaló el entonces mandatario.
El reporte oficial habla de que se hizo un barrido total de 557.000 millas náuticas cuadradas y 1,49 millones de millas náuticas cuadradas con ayuda de radar.
La búsqueda se realizó de manera conjunta con apoyo internacional, los restos de la nave fueron hallados a 904 metros de profundidad y en una zona cercana al sector donde se emitió la comunicación con el ARA San Juan por última vez.