Un iceberg de unos 1.500 kilómetros cuadrados, equivalente a 15 veces la superficie de París, se desprendió el domingo de la Antártida, informó un grupo de científicos británicos este lunes.
Aunque la región se encuentra amenazada por el calentamiento global, el desprendimiento no se debe al cambio climático, señaló el British Antarctic Survey (BAS), un organismo que investiga las regiones polares.
El bloque de hielo, de 1.550 km2, se desprendió de la banquisa entre las 19:00 y las 20:00 del domingo, después de que una fuerte marea ensanchara una grieta que ya existía en la plataforma de hielo, detalló el BAS.
Ya se había desprendido otro iceberg de una talla similar hace dos años en la misma zona, bautizada plataforma de hielo Brunt y sobre la cual se sitúa la base británica de investigaciones Halley VI.
Desde hace una década han aumentado las grandes fisuras en las plataformas de hielo, observan los glaciólogos. En 2016, el BAS decidió desplazar la base Halley VI a otro lugar situado a unos 20 kilómetros por temor a que quedara a la deriva sobre un iceberg.
“Este desprendimiento era esperado y es parte del comportamiento natural de la plataforma de hielo Brunt. No está vinculado al cambio climático”, explicó el glaciólogo Dominic Hodgson, citado en un comunicado.
El continente sufre, sin embargo, las consecuencias del calentamiento global. El año pasado se registraron temperaturas récord en la zona.
La extensión del hielo en esa parte alcanzó en febrero de 2022 el mínimo jamás registrado en 44 años de observaciones satelitales, indicó recientemente el informe anual del programa europeo sobre cambio climático Copernicus.
En 2021, el derretimiento de un iceberg, 4.000 km al norte del lugar de donde se desprendió en 2017, soltó más de 150.000 millones de toneladas de agua dulce mezclada con nutrientes, lo que preocupó a los científicos por su impacto en un ecosistema frágil.
¿Desastre climático inminente?
Teniendo en cuenta análisis compartidos por el Servicio Meteorológico del Reino Unido, se estima que la temperatura en el planeta Tierra esté en un 1,08 °C y 1,32 °C por encima de la media, esto representa 1 °C de la línea base y, por ende, no se descarta que el planeta se encuentre “muy cerca de la meta del máximo de 1,5 °C que marca el Acuerdo de París para fin de siglo”.
Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) asegura que el agua ha sido uno de los recursos más afectados, debido a que las inundaciones y sequías en el mundo no solo representaron problemas en el entorno, sino que a su vez millones de dólares para contrarrestar la situación.
Por lo tanto, hay variables las cuales dan cabida para decir que la Tierra estaría cerca de un desastre climático.
De acuerdo con Los Angeles Times, en 2022 varios glaciares comenzaron a derretirse en Suiza, lo que representa una drástica disminución del 6 % de sus volúmenes. De hecho, la Academia de Ciencias de Suiza reportó que la disminución de los hielos superó el récord registrado hace casi una generación.
“El 2022 fue un año terrible para los glaciares: todos los récords de derretimiento fueron superados ante la escasa nieve durante el invierno y las continuas olas de calor en el verano”, detalla la academia en un comunicado de septiembre.
Pero eso no es todo, el nivel del mar también tiene consecuencias por su aumento. Por ejemplo, para los expertos, no se desestima que en Estados Unidos las costas suban una media de 30 centímetros hasta 2050, pase lo que pase, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Noaa).
Lo anterior es producto del calentamiento global que causa un fenómeno conocido como la dilatación térmica. Especialistas de National Geographic explican que cuando el agua se calienta tiende a expandirse. Entonces, “más o menos la mitad del aumento del nivel del mar del siglo pasado se atribuye a que es atribuible al calentamiento de los océanos y eso hizo que ocupasen más espacio”.
En la misma vertiente, no se puede olvidar que los animales que habitan los ecosistemas fríos son los principales afectados y esto puede truncar la cadena alimenticia, además de una posible vía de extinción de osos polares y pingüinos.
Si el agua sigue avanzando hasta el interior, la Tierra no tiene de otra que erosionar e inundarse. En efecto, se provoca la contaminación del suelo agrícola y de los acuíferos, es decir, la pérdida del hábitat de peces, pájaros y plantas.
Adicionalmente, “el aumento del nivel del mar coincide con unos tifones y huracanes más peligrosos, ya que se mueven más despacio y dejan más lluvias, contribuyendo a marejadas ciclónicas más poderosas que pueden arrasar con todo a su paso”, asegura National Geographic.
Aunque las naciones buscan adaptarse a la amenaza, el comportamiento del clima es incierto como tal y eso indica desastres, los cuales ya han estado sucediendo. Las personas deben disminuir su huella de carbono, educarse ambientalmente y, aunque es complicado cambiar un estilo de vida, consumir de manera sostenible.
*Con información de AFP.