Convocadas por el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, tras la debacle de la izquierda en las municipales del 28 de mayo, estas generales anticipadas podrían integrar además al gobierno a la extrema derecha, por primera vez desde la muerte del dictador Francisco Franco, hace medio siglo.
Una situación que confirmaría “un proceso continuo y paulatino de normalización de la extrema derecha a nivel europeo”, dijo a la AFP el historiador Steven Forti, profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). De ahí que haya mucho en juego tanto para Sánchez, en el poder desde 2018 y al frente de una coalición minoritaria con el partido de izquierda radical Podemos desde 2020, como para la izquierda europea.
“Es evidente que existe un movimiento de fondo [en Europa] y España es un dique de contención muy importante a esa corriente regresiva y reaccionaria”, señaló al diario La Vanguardia en junio la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en referencia a una posible coalición de gobierno entre la derecha y la extrema derecha.
El miedo a Vox
Desde las municipales, el triunfo del Partido Popular (PP, conservadores) de Alberto Núñez Feijóo en las elecciones del 23 de julio parece inevitable. La única duda es si tendrá necesidad de aliarse con Vox, un partido ultranacionalista y ultraconservador nacido en 2013 de una escisión en el PP, para alcanzar la mayoría absoluta de 176 diputados necesaria para formar gobierno.
La única duda es si tendrá necesidad de aliarse con Vox, un partido ultranacionalista y ultraconservador nacido en 2013 de una escisión en el PP, para alcanzar la mayoría absoluta de 176 diputados necesaria para formar gobierno. La dinámica de la derecha se vio frenada cuando el PP tuvo que negociar con Vox pactos de gobierno en algunas regiones conquistadas a la izquierda.
Como esperaba Sánchez, el PP y su líder no salieron indemnes de estas negociaciones, con el rechazo de Vox a hablar de “violencia de género” o su negación del cambio climático. Unas posiciones extremas que no son las del PP, pero que le han permitido a Sánchez hacer campaña llamando a no votar por los conservadores porque eso significaría llevar a Vox al gobierno y causar retrocesos sociales.
Su objetivo es doble: disuadir al elector centrista de votar por el PP y movilizar al medio millón de votantes de izquierda que se quedó en casa el 28 de mayo. Pero las escasas esperanzas de Sánchez de una “remontada” se vieron frustradas tras su pobre actuación frente al Feijóo en el único debate televisado entre ambos del 10 de julio, que provocó un repunte del PP en los sondeos.
Sánchez hace gala de su balance económico, que en el contexto europeo es bastante positivo, con una España que creció un 5,5% en 2022 y se convirtió en junio en la primera gran economía de la UE donde la inflación cayó por debajo del 2% (al 1,9%). El problema para él es que la percepción de los españoles sobre la propia situación económica sigue siendo muy negativa.
“Derogar el sanchismo”
El líder socialista también multiplicó las entrevistas en programas de gran audiencia que solía ignorar. “Sánchez reconoce que se ha equivocado al no acudir a medios de comunicación que consideraba hostiles”, resumió la politóloga Cristina Monge.
Pero quizás sea tarde para Sánchez, que cuenta con una imagen muy negativa más allá de la izquierda, deteriorada además por los efectos devastadores de leyes abanderadas por Podemos. Esto ha facilitado la campaña del PP, que popularizó la consigna “derogar al sanchismo”. En palabras de Núñez Feijóo, eso significa abolir “todas aquellas leyes que están inspiradas en las minorías y que atentan contra las mayorías”.
Podemos, en caída libre electoral, se resignó a ser absorbido por una nueva coalición de izquierda radical, Sumar, dirigida por la ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, con quienes los socialistas buscan formar una nueva coalición de gobierno. Una hipótesis poco probable vistas las encuestas, aunque Sumar pelea el tercer lugar con Vox.
También puede influir en el resultado la fecha de los comicios, en pleno verano, con millones de españoles de vacaciones que, de querer votar, tendrán que hacerlo por correo. Los expertos ven cada vez menos improbable un escenario ya vivido hace unos años, de un Parlamento sin una mayoría de gobierno viable, lo cual desembocaría en una repetición electoral en los meses siguientes.
*Con información de AFP