Tras dos semanas, la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (conocida como COP) cerró su edición número 28 un día después de lo que se esperaba que fuera su fin, esto ya que, en medio de la incertidumbre, se logró un histórico consenso que podría traer para el futuro ciertas certezas para la lucha contra el calentamiento global, teniendo como foco que la humanidad deba abandonar definitivamente los combustibles fósiles, mayor generador de emisiones contaminantes.
El documento fue firmado por más de 200 países que, en medio del compromiso por el medioambiente y las presiones internacionales, acordaron un texto en el cual aseguran que, como medida más importante, dejarán los combustibles fósiles. “Abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos... acelerando la acción en esta década crítica para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, de acuerdo con la ciencia”, dice el documento.
Con el objetivo de que el planeta tenga cero emisiones para 2050, es la primera vez en 30 años de negociaciones que se acuerdan medidas para la eliminación de los combustibles fósiles en el mundo para derrotar al cambio climático. Aun así, los críticos del acuerdo sostienen que es insuficiente, ya que adoptarán más bien medidas progresivas, por lo cual consideran que la estrategia debería ser más de choque y que impacte mucho antes.
Asimismo, el acuerdo también contempla otras medidas que implican triplicar la capacidad mundial de energías renovables para 2030 y también llegar a duplicar la eficiencia energética en el mundo. También implica acelerar los esfuerzos para reducir progresivamente la utilización incesante de la energía basada en carbón, otro de los mayores contaminantes del planeta y que, para muchos, es una fuente que ya se tuvo que haber erradicado hace décadas.
Otra de las polémicas se dio por el lado de que se llegó a un acuerdo para la aceleración de las tecnologías con cero o bajas emisiones de carbono, pero también se incluyó a la tecnología de la captura y almacenamiento de carbono, que tiene el objetivo de extraer la contaminación por carbono de la atmósfera, pero que para muchos expertos no está probada totalmente y podría desviar la atención y fondos para la reducción de combustibles fósiles.
Por otro lado, personalidades que formaron parte de las negociaciones celebraron el resultado final. El emiratí y presidente de la edición, el sultán Al Jaber, afirmó: “Hemos sentado las bases para lograr un cambio transformador histórico”, afirmó, tras la aprobación de la declaración. “Por primera vez, tenemos lenguaje sobre combustibles fósiles en una declaración”, se congratuló Jaber, ante los aplausos de los ministros y responsables de casi 200 naciones.
De igual manera, el secretario general de la ONU, António Guterres, quien ha sido enfático con las grandes potencias mundiales y las ha llamado a adoptar medidas que disminuyan el constante cambio climático, afirmó: “La era de los combustibles fósiles debe terminar, y se debe hacer con justicia y equidad. La salida de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no. Esperemos que no llegue demasiado tarde”, subrayó dirigiéndose a “quienes se opusieron a una referencia clara” a esta noción de eliminación en el texto de la COP28.
La reacción de las tres potencias (Estados Unidos, China y Rusia) no se hizo esperar. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, destacó la importancia del acuerdo alcanzado como un “hito histórico” en la lucha contra el cambio climático. Reconoció que aún queda “un trabajo sustancial por delante” para cumplir con los objetivos cruciales que permitan limitar el calentamiento global, pero subrayó que el resultado obtenido representa un avance significativo. China, considerada el máximo emisor de gases de efecto invernadero y representada por el viceministro de Medio Ambiente, Zhao Yingmin, enfatizó la responsabilidad histórica de los países desarrollados en la lucha contra el cambio climático, instándolos a liderar el camino hacia la meta de 1,5 ºC antes que el resto del mundo.
Por su parte, Rusia, mediante su jefe de la delegación, Ruslan Edelgueriev, subrayó el compromiso con la transición hacia sistemas energéticos libres de combustibles fósiles, aunque se mostró recatado en la aplicación que debe ser “transición justa, ordenada y que tenga en cuenta las diferentes situaciones nacionales”, agregó.
Lo que viene
En la COP28, en medio de los acuerdos que se alcanzaron esta semana, también se incluyeron varias disposiciones al respecto de la lucha que se tiene contra el cambio climático, aunque han generado controversias. Por ejemplo, el pacto de los países que lo suscribieron, acepta que los países pobres, en muchas ocasiones, no disponen de los fondos necesarios para poder llevar a cabo la transición hacia las energías renovables, pero no exige a los países ricos que aporten más para impulsar las medidas necesarias que faciliten este proceso. Ante la urgencia de abordar la crisis climática, la cumbre trazó una hoja de ruta ambiciosa que insta a los países a adoptar medidas concretas y a largo plazo.
Hacia el futuro establece el mandato de que cada nación elabore un plan detallado para adaptarse a los impactos actuales y futuros del cambio climático en su territorio antes de 2025. Este requisito implica un llamado a la acción inmediata, exigiendo a los líderes mundiales una evaluación exhaustiva de las vulnerabilidades específicas de sus regiones y la implementación de estrategias adaptativas efectivas.
No obstante, la presión no cesa ahí: la cumbre establece un segundo hito crucial para 2030. En esta etapa, se espera que los países avancen significativamente en la ejecución de sus planes de adaptación, demostrando un compromiso real y tangible con la mitigación de los efectos del calentamiento global.
A pesar de la conclusión de la cumbre climática, diversas voces han surgido entre distintos sectores, expresando su descontento con el acuerdo final. Camilo Prieto Valderrama, profesor de cambio climático y salud ambiental de la Universidad Javeriana, advirtió: “Aunque es la primera vez, que en tres décadas los representantes gubernamentales del mundo dejaron clara la necesidad de alejarse de manera ordenada y justa de los combustibles fósiles para alcanzar la meta de la descarbonización global al 2050, en el texto final de la COP esta precisión no quedó explícita. No hay límites de tiempo concretos ni compromisos con precisión técnica. Esencialmente, el acuerdo es tímido ante las demandas que exige la crisis ambiental global”.
De igual manera, la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (Aosis, por sus siglas en inglés), en una declaración contundente, subraya que “el texto no ofrece el balance necesario para fortalecer la acción global y corregir el rumbo frente al cambio climático”. Este desencanto refleja la preocupación de los Estados insulares más vulnerables, cuyas realidades son particularmente afectadas por los impactos del cambio climático. Para 2024, la COP29 se celebrará en Bakú, capital de Azerbaiyán. Mientras que la de 2025, la COP30, se anunció que tendrá como sede la ciudad brasileña de Belén, cercana a la desembocadura del río Amazonas en el océano Atlántico; esta información fue anunciada en principio por el presidente del país latinoamericano, Luiz Inácio Lula da Silva.