Las emisiones de dióxido de carbono de la Amazonía se dispararon en 2019 y 2020 debido a que durante el mandato del expresidente brasileño Jair Bolsonaro disminuyó la vigilancia ambiental en esa región cada vez más frágil, informaron investigadores el miércoles. La mayor selva tropical del mundo, devorada por deforestación e incendios provocados para ganar terreno para el negocio ganadero y agrícola, es clave para mitigar el cambio climático.
Pero estudios muestran que ha empezado a emitir más CO₂ del que absorbe, acercándose a un peligroso “punto de inflexión” que la llevaría a transformarse en sabana. Utilizando muestras de aire de vuelos de investigación, científicos observaron que las emisiones se dispararon de 240 millones de toneladas al año en promedio de 2010 a 2018 a 440 millones en 2019 (+83%) y 520 millones en 2020 (+117%).
El estudio, publicado en la revista Nature, fue dirigido por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil. Estos científicos fueron de los primeros en detectar que la Amazonía había pasado de ser un secuestrador neto a un emisor neto de carbono, ya que los árboles cuando mueren liberan el CO₂ almacenado a la atmósfera.
“Desmantelamiento”
El nuevo estudio señaló que la deforestación de la Amazonía brasileña -alrededor del 60% de toda la selva tropical, que abarca nueve países- aumentó 80% en el período 2019-2020, comparado con el promedio de 2010-2018. Mientras tanto, las áreas quemadas de toda la cuenca del Amazonas aumentaron 14% en 2019 y 42% en 2020, frente al promedio de los ocho años anteriores.
Eso coincidió con un fuerte declive de la vigilancia ambiental bajo el mandato del ultraderechista Bolsonaro (2019-2022) y su controvertido ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, dijo la autora principal del estudio, Luciana Gatti.
Los organismos medioambientales brasileños “dejaron de imponer multas, de embargar tierras implicadas en delitos medioambientales, de quemar los equipamientos pesados utilizados para destruir la selva”, dijo a la AFP. “Todas esas medidas se desplomaron durante el gobierno de Bolsonaro”, agregó.
Los investigadores afirmaron que sus resultados indican que este “desmantelamiento” de las políticas medioambientales provocó un aumento de la deforestación, los incendios y la degradación de los ecosistemas, aumentando las emisiones de CO₂ de la Amazonía.
Lula, ante una prueba inminente
En Brasil, la deforestación ha acabado hasta ahora con alrededor de una quinta parte de la selva tropical, con la ganadería como principal causa. El sector agroindustrial brasileño se alió estrechamente con Bolsonaro y es un actor poderoso en el país, el mayor exportador mundial de carne de vacuno y soja.
Sin embargo, las causas de la destrucción de la Amazonía van mucho más allá de Brasil, subrayó Gatti. “El mundo quiere carne de vacuno barata, soja barata para alimentar a los animales, así que estamos destruyendo el bosque para criar ganado y soja”, dijo. “Ese es el motor que está detrás de la destrucción”.
La deforestación de la Amazonía brasileña ha caído desde que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva sucedió a Bolsonaro en enero con la promesa de que Brasil “vuelve” a la lucha contra el cambio climático.
Bajo el mandato de Lula, la deforestación cayó 42,5% de enero a julio, frente al mismo periodo del año pasado. Pero los expertos afirman que la verdadera prueba para la nueva administración comienza ahora, con el inicio de un clima más seco en la Amazonía, que suele ser la temporada en la que aumenta la deforestación.
El fenómeno meteorológico de El Niño, que regresó siete años después en 2023, también está creando condiciones más cálidas y secas en la región, lo que probablemente alimentará los incendios en la selva.
Con información de AFP.