Un partidario de Donald Trump fue sentenciado a cinco años de prisión por arrojar objetos contra la policía durante el asalto al Capitolio, el castigo más severo dado hasta ahora en la investigación por los violentos hechos del 6 de enero.

Robert Scott Palmer, de 54 años, quedó registrado en varios videos y fotos vistiendo una chaqueta con la bandera estadounidense decorada con parches a favor de Trump y un sombrero con la leyenda “Florida for Trump”, cuando lanzaba tablas, un extinguidor de fuego y otros objetos contra la policía afuera del Capitolio.

El hombre intentó entrar al recinto legislativo pero fue repelido por los agentes que le rociaron gas pimienta. Tras esto, continuó arrojando cosas a los oficiales hasta que fue impactado por una bala de goma.

La juez federal Tanya Chutkan rechazó los argumentos de Palmer, quien solicitó indulgencia por su infancia problemática así como la disculpa escrita a mano en la que manifestó que él y otros habían sido engañados por el expresidente para atacar la sede del Congreso.

El hombre calificó el asalto fallido como un intento “tiránico” y “desesperado para mantenerse en el poder”.

“Me di cuenta de que a los partidarios de Trump nos habían mentido”, escribió.

Los fiscales del caso señalaron que pese a que Palmer se declaró culpable el 4 de octubre, continuó defendiendo sus acciones calificando a la policía como agresores en una página web para recoger fondos.

Los manifestantes interactúan con la policía del Capitolio dentro del edificio del Capitolio de EE. UU. WIN MCNAMEE AFP | Foto: AFP

“Palmer, intencionalmente se unió a un grupo de saboteadores con el objetivo específico de interferir con el proceso electoral del país”, dijeron los fiscales al tribunal en el memorando de sentencia.

“La violencia de Palmer se dio buscando deliberadamente un objetivo político, subvertir una elección democrática y la transición pacífica del poder”, añade el documento.

Las anteriores sentencias más severas por el ataque al Capitolio fueron de 41 meses contra dos hombres acusados de obstrucción de un procedimiento oficial, más no por agredir a las fuerzas de seguridad.

Más de 700 personas han sido acusadas por su participación en la asonada, la mayor parte de ellos por ofensas menores como entrar ilegalmente al recinto.

Sin embargo, docenas están acusados por asalto y porte de armas, así como conspiración, lo que les llevaría a penas más graves.

Las pistas sobre el ataque

Varias agencias federales aún se encuentran trabajando en una investigación a fondo de los sucesos del día 6 de enero, liderada por la oficina del FBI en Washington DC y el Departamento de Justicia y de la que se van conociendo más detalles.

El fiscal interino de EE. UU. para el Distrito de Columbia, Michael Sherwin, reveló hace un tiempo que la investigación estaba apuntando a que el objetivo de la turba era “secuestrar y asesinar a legisladores”.

El hecho de que muchos de los violentos seguidores de Trump llevaran esposas y amarres de plástico para inmovilizar a alguien apunta en esa dirección.

El diario The Washington Post informó que un grupo de asaltantes llegó muy cerca de la oficina del vicepresidente Mike Pence, apenas un minuto después de que las fuerzas de seguridad lo hubieran trasladado a un lugar seguro.

No fue el único que estuvo cerca del peligro. Otros congresistas evitaron el encuentro directo con los atacantes por pocos minutos, lo que ha hecho que sean cada vez más las voces que cuestionan el funcionamiento de las medidas de seguridad, en concreto el papel jugado por la Policía del Capitolio.

En este sentido, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció también este viernes la apertura de otra investigación centrada en la seguridad del Capitolio que estará en manos del general retirado Russel Honoré.