Cinco niños sirios y sus padres murieron el viernes en el incendio de la casa en la que vivían en Turquía, a la que se habían trasladado tras el sismo de la semana pasada, informaron medios locales.
La familia se había trasladado a la región central de Konya desde la ciudad de Nurdagi, en el sureste de Turquía, que resultó gravemente afectada por el temblor del 6 de febrero. El terremoto, de magnitud 7,8 ha dejado más de 41.000 muertos en Turquía y Siria, siendo el desastre natural más mortífero de la región en siglos.
“Vimos el incendio, pero no pudimos intervenir. Una niña fue rescatada por la ventana”, declaró a la agencia turca Anadolu Muhsin Cakir, residente en la zona. Los cinco niños fallecidos tenían entre 4 y 13 años, según Anadolu. No está claro si la niña rescatada pertenecía a la misma familia.
En Turquía viven casi cuatro millones de sirios. Muchos de ellos residen en regiones del sureste, devastadas por el terremoto.
Más de 41.000 personas murieron en el terremoto de Turquía y Siria
El balance del terremoto del 6 de febrero en Turquía y Siria superó los 41.000 muertos este jueves, según los recuentos oficiales actualizados, mientras Naciones Unidas solicitó 1.000 millones de dólares para afrontar la creciente crisis humanitaria.
Once días después del terremoto -uno de los más mortíferos de los últimos 100 años-, rescatistas lograron extraer de los escombros a una adolescente de 17 años y a una mujer en sus veinte.
“Ella se veía con buena salud. Abrió y cerró sus ojos”, dijo Ali Akdogan, minero de carbón, tras participar en el rescate de Aleyna Olmez en Kahramanmaras, una ciudad cerca del epicentro del sismo.
Sin embargo, la esperanza de encontrar sobrevivientes se ha desvanecido ampliamente.
Muchos en las zonas afectadas enfrentan una emergencia paralela conforme tratan de recoger sus pertenencias en medio del frío extremo, sin comida, agua o sanitarios, aumentando las posibilidades de que el desastre escale por cuenta de las enfermedades.
“Las necesidades son enormes, la gente está sufriendo y no hay tiempo que perder”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un comunicado, donde solicitó fondos para socorrer a las víctimas.
Dijo que las contribuciones darían alivio por tres meses a 5,2 millones de personas.
El dinero “permitiría a organizaciones de ayuda aumentar rápidamente el soporte vital” en áreas como la seguridad alimentaria, protección, educación, agua y refugio, añadió.
“Insto a la comunidad internacional a intensificar y financiar completamente este esfuerzo crucial en respuesta a uno de los peores desastres naturales de nuestros tiempos”.
‘Al tercer día ella murió’
Funcionarios y médicos dicen que 38.044 personas han muerto en Turquía y 3.688 en Siria desde el terremoto del 6 de febrero, para un total de 41.732 muertes confirmadas.
El terremoto, ocurrido en una de las mayores zonas de actividad sísmica en el mundo, azotó áreas altamente pobladas mientras la gente dormía, y casas que no estaban construidas para soportar las poderosas vibraciones del suelo.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, ha rechazado acusaciones según las cuales su gobierno fracasó en dar respuesta al desastre natural más mortífero del país en los últimos tiempos.
Por cada historia milagrosa de supervivencia, hay otras de esperanza truncada en donde seres queridos agonizan y mueren en medio de los escombros.
Hasan Irmak vio a cinco familiares, incluida su hija de seis años, Belinda, enterrados bajo los restos de su casa en Siria, en el poblado fronterizo de Samandag. “Ella estuvo viva por dos días”, dijo el hombre de 51 años.
“Le hablaba entre las ruinas. Y luego perdió toda su energía. En el tercer día, murió. La ayuda llegó cuarto día”.
Turquía suspendió las operaciones de rescate en algunas regiones y el gobierno de Siria ha hecho lo mismo en áreas bajo su control. La Cruz Roja triplicó el jueves su solicitud de fondo de emergencia a más de 700 millones de dólares.
La situación en el noroeste de Siria que está en poder de los rebeldes, es particularmente difícil, pues la ayuda tarda en llegar en esa región devastada por años de conflicto. “No hay electricidad, ni agua, ni saneamiento”, dijo a la AFP Abdelrahman Haji Ahmed en Jindayris, en la frontera turca, frente a su casa destruida.
*Con información de AFP