Sigolène Vinson, una escritora satírica del semanario Charlie Hebdo, quien sobrevivió al ataque perpetrado por yihadistas, habló con algunos medios europeos y contó su amarga experiencia. La periodista estaba sirviéndose un café en el momento en que los terroristas irrumpieron en el consejo de redacción que hacían el miércoles 7 de enero. “Primero oímos dos estallidos, y pensamos qué podría ser”, le dijo al diario Le Monde. En ese momento uno de los policías asignados a la seguridad de Stéphane 'Charb' Charbonnier, el director del medio, alcanzó a coger su pistola. “Me dijo: ‘no te muevas’, y me tiré al piso. En ese momento supe que los estallidos no eran petardos”. Alcanzó a arrastrarse a una de las oficinas y oyó que uno de los terroristas decía “¡Allahu akbar! (¡Alá es grande!)… ¿Dónde está ‘Charb’?” “Oí un disparo, no me volteé, no quería mirar la muerte a la cara y estaba segura de que iba a morir”, dijo. Vinson logró refugiarse en una de las oficinas donde oía lo que pasaba pero no veía nada. “No disparaban en ráfaga, sino tiro a tiro. Despacio. Mis colegas debían estar tan sorprendidos que nadie gritó. Oía los pasos y un disparo tras otro”. Enseguida, uno de los terroristas, posteriormente identificado como Saïd Kouachi, entró a la oficina, miró a su alrededor y le apuntó. “Lo miré. Tenía ojos grandes negros, una mirada gentil. Sentí que estaba angustiado, e imaginé que estaba buscando mi nombre”. “Me dijo ‘no te asustes, calma. No te voy a matar. Eres una mujer, nosotros no matamos mujeres, pero piensa en lo que haces, está mal. Te voy a perdonar la vida. Leerás el Corán’”. “Pensé que era bastante cruel que me dijera que no me asustara cuando había acabado de asesinar a todos los que vio antes. Me pareció injusto que me dijera que lo que hacíamos estaba mal”. “Asentí para mantener el contacto. No quería que me quitara los ojos de encima porque Jean-Luc (diseñador) estaba debajo de la mesa… Y ya había entendido que él solo mataba hombres”. Vinson dijo que enseguida Saïd Kouachi se volteó hacia la sala de redacción, donde su hermano, Chérif, le había recién disparado a Elsa Cayat, otra reportera del medio, y gritó tres veces: “¡No matamos mujeres!” Entonces los hombres se retiraron. En ese momento vio los cadáveres de sus compañeros, sacó el celular de su abrigo y llamó a la línea de emergencia. “Es de Charle, vengan rápido. Están muertos… están todos muertos”, les dijo. Hoy, una semana después, el semanario publicó una nueva edición con una caricatura de Mahoma llorando y sosteniendo un letrero que dice Je suis Charlie Hebdo (Yo soy Charlie Hebdo) para la que se imprimieron tres millones de ejemplares.