El jueves pasado, los líderes políticos de Guyana y Venezuela se prepararon para un encuentro tenso en el que las naciones suramericanas intentaron calmar el conflicto generado por la disputa territorial del Esequibo, una región caracterizada por grandes yacimientos de petróleo y minerales, que representa más del 70 por ciento del territorio de Guyana. Esta controversia se intensificó después de que el pasado 3 de diciembre el pueblo venezolano aprobó en un referendo la reclamación de dos tercios del país vecino.
Bajo la presión de sus socios regionales, el presidente de Guyana, Irfaan Ali, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acordaron reunirse en el aeropuerto internacional Argyle, ubicado en la isla caribeña de San Vicente y las Granadinas. Los primeros ministros de Barbados, Dominica y Trinidad y Tobago también estuvieron presentes en la reunión. Antes de su encuentro con el presidente de Guyana, Nicolás Maduro expresó a los medios su satisfacción por el avance de Caricom (Comunidad del Caribe): “Celebro que Caricom haya logrado dar este paso”.
Además, destacó la intención de aprovecharlo plenamente “en función de que nuestra América Latina y el Caribe sigan siendo una zona de paz”. En relación con la disputa con Guyana, Maduro enfatizó que la victoria se traducirá en la paz para Venezuela y la patria grande.
Por su parte, Irfaan Ali ha reiterado en continuas ocasiones que no se trataba de un encuentro para dirimir el territorio “Tengo un mandato de la Asamblea Nacional de Guyana que es unánime en su decisión de que la frontera terrestre no es un tema para discusiones bilaterales y que la solución del asunto está en la Corte Internacional de Justicia (CIJ)”, expuso Ali.
En cuanto a lo que estrictamente ocurrió en la reunión, que duró dos horas, Ali afirmó que su Gobierno tiene pleno derecho para aprovechar los recursos en su territorio soberano, “Dejé muy claro que Guyana tiene todo el derecho (...) a facilitar cualquier inversión, cualquier sociedad (...), la expedición de cualquier licencia y el otorgamiento de cualquier concesión en nuestro espacio soberano”, aseguró el presidente de Guyana, al concluir su encuentro con Nicolás Maduro en San Vicente y las Granadinas.
Así mismo, ante las amenazas de Maduro, afirmó en rueda de prensa que “Guyana no es el agresor, Guyana no busca la guerra, pero se reserva el derecho de trabajar con todos sus socios para defender lo que es nuestro. Cada amenaza debe ser denunciada”, dijo.
No obstante, la postura de la nación bolivariana fue mucho más precavida y mediante el Ministerio de Comunicación e Información afirmó que durante el “exitoso encuentro bilateral” se evidencia que la única manera de resolver la disputa territorial es mediante el diálogo, caracterizado por el entendimiento y respeto mutuo, sin intervenciones injerencistas, y con un enfoque prioritario en el bienestar de la región. No hubo acuerdos trascendentales entre estas dos naciones.
Por un lado, Guyana considera que todo se evalúe por la Corte Internacional de Justicia, que le ha ordenado al Gobierno venezolano abstenerse de tomar cualquier medida que altere el statu quo de la extensión territorial.
Por el otro, Venezuela ignora este ente internacional y ha emprendido la labor en el territorio abriendo una oficina del servicio de identificación y extranjería (Saime) cerca del Esequibo con la intención de ofrecer documentos de identidad. Es decir, difícilmente los dos países hallarán puntos de encuentro en el corto plazo y la tensión persistirá.