El 24 de enero pasado, varias imágenes le dieron la vuelta al mundo. Los primeros 2.000 pandilleros fueron trasladados a la megacárcel “más grande de América”, diseñada para resguardar a 40.000 criminales. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien mantiene una “guerra” contra esas agrupaciones, hizo el anuncio: “hoy en la madrugada, en un solo operativo, trasladamos a los primeros 2.000 pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot)”, aseguró el presidente Bukele desde su cuenta de Twitter, haciendo referencia a ese centro. La gigantesca prisión, dotada de alta tecnología para la vigilancia, fue inaugurada a principios de febrero por el propio Bukele.
Construida en un valle rural en las afueras de la ciudad de Tecoluca, unos 74 kilómetros al sureste de San Salvador, el Cecot se destaca por sus rigurosos controles de ingreso. En un video que el mandatario compartió en Twitter, se observó a muchos pandilleros con sus torsos desnudos, vistiendo apenas un pantaloncillo blanco y descalzos, custodiados por policías y alineados en un gran patio de otra prisión del occidente del país. Luego, con sus manos esposadas en la espalda, son subidos en autobuses y trasladados bajo fuertes medidas de seguridad que incluyeron sobrevuelo de varios helicópteros militares sobre el Cecot, a donde llegaron al amanecer. “Esta será su nueva casa, donde vivirán por décadas, mezclados, sin poder hacerle más daño a la población”, señaló Bukele.
Cientos de policías, agentes de seguridad de la Dirección de Centros Penales y soldados participaron en el operativo de traslado. Ya en la gigantesca prisión, los pandilleros pertenecientes principalmente a la Mara Salvatrucha (MS-13) y a Barrio 18, fueron ingresando por grupos a varias celdas.
“Célula a célula estamos eliminado este cáncer de la sociedad. Sepan que no volverán a salir caminando del Cecot, pagarán por lo que son... cobardes terroristas”, escribió de su lado en Twitter el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro.
El presidio fue construido para recluir a parte de los poco más de 64.000 pandilleros detenidos hasta el momento bajo un régimen de excepción decretado por el Congreso a pedido de Bukele, en respuesta a una escalada de violencia que se cobró la vida de 87 personas entre el 25 y 27 de marzo de 2022. Para construir la cárcel, el Estado compró 166 hectáreas, 23 de las cuales albergan ocho pabellones ubicados dentro de un perímetro rodeado por un muro de concreto de 11 metros de altura y 2,1 kilómetros de largo, protegido por alambradas electrificadas.
Este lunes, el ministro de Defensa de ese país, René José Merino Monroy, aseguró que el envío de 2.000 pandilleros fue el principio y avisó que van por 30.000 más. En diálogo con el medio Frente a Frente TCS, el jefe de la cartera de Defensa de su país aseguró que la instrucción es ir por 30.000 pandilleros y llevarlos a ese megapenal. “Los otros hechos (delincuencia común) que la gente podría creer que han aumentado no han aumentado, pasa que al desaparecer los homicidios por efecto de las pandillas, entonces son notorios los otros hechos que se daban antes con mayor cantidad, pero que quedaban opacados por el fenómeno que nos estaba afectando que era el accionar de las maras y pandillas. Hay hasta 30.000 o más que todavía están fuera y tendrían que ubicarse”, aseguró el ministro cuando fue consultado por los hechos violentos del país.
“Se finalizó enero con 11 homicidios. Y en lo que va del año llevamos 42 días con cero homicidios, en el Régimen de Excepción llevamos 204 días con cero homicidios, y en lo que va del año llevamos 42 días con cero homicidios”, acentuó. “Nosotros tenemos una responsabilidad en ese Centro de Confinamiento del Terrorismo. Somos los responsables de los 7 anillos exteriores de seguridad de todo el centro”, agregó.
“Los reos más peligrosos, los pandilleros que tenían jerarquías y comprobado que han cometido muchos asesinatos, son los que estarán en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot). El Cecot tiene la capacidad para 40.000 reos y se puede ampliar. La semana pasada se trasladaron 2.000 personas de alta peligrosidad de homeboy hacia arriba que son los que van a estar en ese lugar”, enfatizó. “Estamos casi llegando a 65.000 detenidos solo de Régimen de Recepción, enfrentando ya a la justicia. El Régimen de Excepción ha demostrado ser la herramienta más eficaz en la lucha contra las pandillas”, agregó.
Para ingresar al presidio tanto reclusos como personal de seguridad y administrativo tienen que llegar a zonas de registro antes de pasar por tres portones fortificados controlados por guardias de seguridad. Cada pandillero que llegue, además de pasar por un escáner corporal, deberá registrarse en un área de ingreso donde le tomarán fotografías. Para dar autonomía al presidio, el ministro salvadoreño de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, declaró que se perforaron dos pozos, se instaló una planta de abastecimiento de 600 metros cúbicos de agua, cuatro cisternas, y construyeron ocho subestaciones de energía eléctrica.
Con el fin de garantizar el fluido eléctrico, el penal dispone además de plantas de emergencia a base de combustible. También fue construida una planta de aguas residuales. Frente a los pabellones de celdas, figura un cuarto de control para operar los sistemas de agua y electricidad para que los internos no tengan capacidad de “manipular” ambos servicios, explicó el director del Cecot, quien prefiere mantenerse en el anonimato.
Los pabellones tienen un techo curvo que garantiza la ventilación natural para los presos. En la cárcel, que fue construida en un tiempo récord de siete meses, trabajaron 3.000 personas y la obra fue supervisada por una empresa mexicana.