La ola de calor que azota a Europa está marcando niveles de temperatura nunca antes vistos, al menos en Italia, en donde el miércoles las autoridades registraron una marca de 48,8 grados centígrados (119,8 grados Fahrenheit), lo cual ha prendido las alarmas en el país mediterráneo.
Esta marca de calor se presentó en la isla de Sicilia, la más grande de todo el Mar Mediterráneo, debido a una intensa ola de calor que recorre el norte de África y el sur de Europa, a la que los científicos han denominado “Lucifer”.
Este fenómeno climático ha desatado los peores incendios en años en varias ciudades de esta zona del mundo y se espera que continúe por algunos días más.
La marca de temperatura más alta registrada en Europa databa de 1977, cuando en Atenas, Grecia, se reportaron 48 grados centígrados (118 grados Fahrenheit), según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Esta nueva marca en Italia fue verificada por las autoridades de Sicilia y del país, aunque aún hace falta que la OMM de su veredicto final.
“Por el momento no hay razones para invalidarlo, pero si es posible haremos una evaluación ex-post sobre la precisión de la medida”, dijo el Servicio de Información Agrometeorológica de Sicilia.
Aunque algunos de los incendios que se han registrado recientemente tienen que ver con manos de humanos, los científicos están de acuerdo en afirmar que las conflagraciones tienen que ver con el cambio climático, lo cual hace que estos eventos sean mucho más intensos y destructivos.
Según un reportaje de la cadena alemana DW, los incendios de verano son naturales y a menudo un aspecto necesario de la vida en los bosques del Mediterráneo. En la década anterior a 2016, cerca de 48.000 incendios forestales quemaron 257.000 hectáreas por año a través de los cinco países europeos donde esos fuegos prevalecen más: España, Francia, Portugal, Italia y Grecia. De acuerdo con los científicos, el fuego también puede generar renovación y fomentar la diversidad en esas regiones.
De hecho, el medio alemán señaló que las comunidades han aprendido a lidiar mejor con los incendios forestales anuales promedio en las regiones cálidas y áridas del sur de Europa, y cuentan con estrategias de prevención de incendios más sofisticadas que condujeron a una disminución del número y la magnitud de esos fuegos desde 1980.
Los incendios forestales devastadores de 2017 y 2018 acabaron con la vida de cientos de personas dentro de un área que va desde Turquía hasta España, mientras que los países del centro y norte de Europa, incluida Suecia, también sufrieron por el fuego. Este tipo de eventos están inevitablemente ligados a sequías y olas de calor extremas, indica la DW.
El calor extremo incrementó su intensidad y es, en realidad, el culpable de la destrucción que se extendió por las regiones afectadas por el fuego. Esta es la razón por la que en Europa se ha quemado al menos un 55 % más de terreno hasta el 5 de agosto que la media de los 12 años anteriores.
Según el medio de Alemania, este hecho se ve agravado por una gestión forestal obsoleta y, a veces, incluso por la sobreprotección de los bosques naturales, por ejemplo, mediante la extinción de incendios. En algunos bosques, como la Pineta Dannunziana, no se lleva a cabo la limpieza de la maleza subyacente con quemas controladas. Esa maleza se incendia muy rápidamente.
En casi toda la región mediterránea europea, el manejo de los incendios se limita a la supresión del fuego, y no se basa en la adaptación al cambio climático global, informa el estudio “Comprendiendo los cambios en los incendios en el sur de Europa”, de 2021.