Al menos 14 personas murieron el miércoles en un atentado contra un autobús militar en Damasco, donde no se registraba un ataque tan sangriento desde hacía cuatro años, y momentos después, hubo al menos 13 fallecidos en un bombardeo del gobierno sirio sobre zonas rebeldes.
De momento, el atentado no fue reivindicado, pero las fuerzas gubernamentales bombardearon una hora después la provincia de Idlib, último gran bastión yihadista y rebelde, en el noroeste del país, causando al menos 13 muertos, civiles en su mayoría.
Sobre las 06H45 (03H45 GMT), un autobús militar que circulaba cerca de un puente estratégico de la capital “fue blanco de un ataque terrorista con dos aparatos explosivos pegados al bus, causando la muerte de 14 personas y dejando varios heridos”, indicó SANA, citando a una fuente militar.
Una fuente militar citada por SANA explicó que el vehículo llevaba dos artefactos explosivos enganchados y que un tercer artefacto “cayó del autobús después de la explosión” y que “fue desmantelado”.
Las imágenes divulgadas por la agencia siria mostraban a los socorristas inspeccionando el autobús calcinado, en una zona en general muy animada de la capital siria.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que cuenta con una amplia red de fuentes en Siria, todos los muertos son militares.
La guerra en Siria, que empezó en 2011 a raíz de la sangrienta represión de manifestaciones prodemocracia, perdió intensidad en los últimos años y los ataques de este tipo son cada vez más inusuales, sobre todo en Damasco.
“Hacía tiempo que no habíamos visto incidentes así, pensábamos que esto se había terminado”, dijo Salam, empleado de una verdulería del barrio.
Se trata del ataque más mortífero perpetrado en Damasco desde un atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra el Palacio de Justicia en marzo de 2017, que dejó unas 30 víctimas mortales.
Durante el conflicto, Damasco no ha resultado tan golpeada como otras zonas del país, sobre todo desde que militares y milicias aliadas conquistaron el último bastión rebelde cerca de la capital, en 2018.
Bombardeo en Idlib
Cerca de una hora después del atentado en Damasco, el ejército llevó a cabo un bombardeo en el bastión rebelde de Idlib, matando a 13 personas -diez de ellas, civiles- y a un combatiente, informó el OSDH. Una mujer y tres niños murieron en el ataque, explicó la misma fuente, que dio cuenta de 26 heridos.
Se trata de uno de los ataques más sangrientos desde que entró en vigor una tregua en Idlib, en marzo de 2020, auspiciada por Rusia y Turquía, los dos principales actores extranjeros en el conflicto sirio.
“A las ocho de la mañana, nos hemos despertado con los bombardeos. Los niños estaban aterrorizados y gritaban, no sabíamos qué hacer ni adónde ir”, declaró a la AFP Bilal Trissi, un padre de dos niños que vive cerca de la zona atacada.
“Nos han bombardeado en nuestro barrio y en el mercado. Hay niños que han muerto y gente que han perdido extremidades. No sabemos por qué, ¿de qué somos culpables?”, comentó, desesperado.
En el hospital al que fueron trasladadas las víctimas, un corresponsal de la AFP vio a un hombre llorando junto a los restos de una niña de 10 años.
Al mismo tiempo, seis combatientes de la principal milicia prorrégimen, las fuerzas de Defensa Nacional, murieron y otros siete resultaron heridos el miércoles durante una explosión ocurrida en un almacén de munición de la provincia de Hama, en el centro del país, según el OSDH. Las circunstancias de este incidente no están claras.
Reconquista del régimen
Estos ataques ponen en entredicho los mensajes del gobierno conforme los diez años de guerra han quedado atrás y la estabilidad está garantizada para iniciar cuanto antes los proyectos de reconstrucción e inversión.
El régimen del presidente Bashar al Asad se esfuerza en salir del aislamiento internacional y había logrado algunos progresos recientemente.
Apoyado también por Irán y milicias aliadas, el ejército ha recuperado casi todas las ciudades principales de Siria.
Pero el país continúa estando fragmentado. Los kurdos, apoyados por Estados Unidos, controlan el noreste del país, mientras que otras zonas del norte siguen bajo control de los yihdiastas y de los rebeldes, o de fuerzas turcas de sus apoyos sirios.
Por su parte, el “califato” autoproclamado por el grupo Estado Islámico (EI) en Irak y en Siria se acabó derrumbando. Ambos países anunciaron su victoria contra los yihadistas a finales de 2017 y en 2019, respectivamente.
La guerra en Siria ha causado casi medio millón de muertos, según el OSDH, y obligado a la mitad de la población de antes de la guerra a abandonar sus hogares.
*Con información de AFP