Como de película. Una unidad de las fuerzas especiales del Ejército británico, el Servicio Aéreo Especial (SAS), se vio en la obligación de quedarse en Afganistán bajo el régimen de los talibanes debido a que se encontraba haciendo una operación y para salir de allí sin que hombres armados se percataran de ello tuvieron que emprender un escape bajo riesgo.
De acuerdo con varios medios británicos, cerca de 20 uniformados tuvieron que viajar cientos de millas, cruzando varios de los controles de carreteras de los militantes, en una flota de taxis. Pero todo con un particular detalle: llevaban puesto una burka para camuflarse como mujeres afganas.
Los hombres lograron evitar la captura ondeando banderas talibanes y alegando que iban a Kabul para recibir a los rebeldes como “libertadores heroicos”.
“El equipo SAS había estado en Afganistán durante meses en una misión secreta de reconocimiento cuando todo salió mal. Les dijeron que abortaran la operación y que se prepararan para una extracción inmediata a Kabul (…) Las tropas abandonaron la mayor parte de su equipo, excepto sus armas y municiones y se cubrieron con burkas”, relató una fuente al diario británico Daily Star.
Sin embargo, el riesgo que corrían era bastante alto ya que algunos talibanes tenían la intención de confirmar quiénes eran las mujeres que estaban debajo de las burkas, pero como se sabe, ningún hombre puede ver quién lleva la burka puesta. “Cada vez que llegaban a un control de carretera, un soldado de las fuerzas especiales afganas explicaba que las mujeres eran muy devotas y querían dar la bienvenida a los talibanes en Afganistán. Hubo algunos momentos peligrosos, pero incluso los talibanes se mostraron reacios a quitarle el burka a una mujer”, explicó la fuente.
Luego de caminar por horas, pasar los retenes de los talibanes y correr este riesgo, las tropas se movilizaron en los automóviles y lo más cerca posible del aeropuerto, pasando así varios puestos de control hasta que lograron entrar a una puerta donde revelaron su identidad a un soldado estadounidense, que se quedó estupefacto al verlos y los dejó entrar para que pudieran salir del país.
Este lunes, el primer ministro británico Boris Johnson confirmó que un total de 311 afganos con derecho a asilo en el Reino Unido no pudieron ser evacuados antes de que las tropas extranjeras abandonaran Afganistán a finales de agosto.
El Ejecutivo británico fue criticado por dejar atrás a numerosas personas, entre británicos y afganos vulnerables o que habían sido empleados por Londres en la región, al fin de la operación de evacuación organizada tras la llegada al poder de los talibanes.
“El número total es de 311, de los cuales 192 han respondido a los llamamientos que se han hecho”, explicó Johnson a los diputados a la vuelta de las vacaciones parlamentarias, respondiendo a preguntas sobre cuántos afganos con derecho a acogerse al programa de asilo para personal contratado localmente quedaron en el país.
El primer ministro no precisó sin embargo cuántos británicos no pudieron ser evacuados.
El líder conservador aseguró que su gobierno está haciendo todo lo posible para traer a estas personas al Reino Unido, pero la oposición laborista lo acusó de no tener un plan claro.
“Estamos trabajando urgentemente con nuestros amigos de la región para garantizar un paso seguro y, en cuanto las vías estén disponibles, haremos todo lo posible para ponerlos a salvo”, aseguró.
El Reino Unido evacuó a unas 15.000 personas durante el puente aéreo de Kabul en las dos semanas que siguieron a la vuelta de los talibanes al poder a mediados de agosto, incluyendo a casi 8.600 afganos.
Con información de AFP.