Sin duda, la crisis en la economía con la llegada de la pandemia pegó fuerte a muchos países en todo el mundo y hoy por hoy muchos de ellos están intentando activarse de nuevo para suplir poco a poco sus deudas. En ese sentido, la decisión de Sri Lanka causó curiosidad entre los conocedores.
Se trata de un acuerdo al que llegó Teherán con el país de Asia del Sur, al aceptar que le reembolse con té una vieja deuda por compra de petróleo, informó este viernes la prensa iraní.
“Se alcanzó un acuerdo por el cual Sri Lanka exportará té a Irán todos los meses con el objetivo de saldar una deuda de 251 millones de dólares (unos 222 millones de euros) por petróleo suministrado por Teherán hace nueve años”, indicó el jefe de la organización iraní para el desarrollo del comercio, Alireza Peyman Pak, citado por la prensa.
Sri Lanka no ha podido pagar hasta ahora su deuda como consecuencia de las sanciones estadounidenses contra Irán, que prohíben realizar transacciones con bancos iraníes.
Los iraníes son grandes consumidores de té. En 2016, alrededor de la mitad del té bebido en este país llegó desde Sri Lanka, aunque la proporción ha disminuido en los últimos años.
Según Peyman Pak, este acuerdo ayuda a que Irán no gaste divisas extranjeras para la compra de té. “El desarrollo del comercio entre Irán y Sri Lanka cuenta con un gran potencial”, añadió el funcionario.
Las exportaciones no petroleras iraníes hacia este país del sur de Asia son por menos de 100 millones de dólares anuales (unos 88 millones de euros).
Este acuerdo “no viola las sanciones estadounidenses y de la ONU porque el té es considerado un alimento (...) y ningún banco iraní, sancionado, estará involucrado en esta transacción”, indicó el ministro de Plantaciones esrilanqués, Ramesh Pathirana, citado en el sitio Economynext de su país.
Más decisiones
Por estos días también se conoció que el presidente de Sri Lanka prometió cambiar las “ideas erróneas” sobre el historial de derechos humanos de su país, tras años de críticas internacionales por las atrocidades cometidas durante la guerra contra los rebeldes tamiles y las ejecuciones extrajudiciales.
Las tropas gubernamentales han sido acusadas de cometer abusos sistemáticos durante décadas de guerra contra los rebeldes separatistas tamiles, y de ser responsables de la muerte de al menos 40.000 civiles al final del conflicto en 2009.
Sri Lanka siempre negó dichas acusaciones. También se acusa a las autoridades de haber matado a periodistas y activistas a lo largo de los años, y varios informes recientes hablan de la muerte de sospechosos durante su detención policial y de arrestos prolongados sin juicio.
Pero según el presidente Gotabaya Rajapaksa, que asumió su cargo en 2019, el balance de su gobierno es impecable, y se dice víctima de críticas injustificadas del extranjero.
“Debemos corregir las ideas erróneas que se han transmitido a la comunidad internacional en el pasado sobre nuestros derechos humanos”, subrayó Gotabaya Rajapaksa en un discurso ante el Parlamento.
“Durante mi mandato, el gobierno no apoyó ninguna forma de violación de los derechos humanos. Tampoco dejaremos lugar a tales actos en el futuro”, aseguró.
Rajapaksa fue el principal jefe de defensa en 2009, cuando su hermano Mahinda -entonces presidente- aplastó a los líderes rebeldes tamiles y declaró el fin de 37 años de guerrilla con más de 100.000 muertos.
*Con información de AFP