Luego de las fuertes críticas que lanzó el primer mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, hacia Suecia –al calificarla como un “nido de terroristas”, mismas razones por las que no estaría de acuerdo con su adhesión a la Otan y por lo cual podría llegar a usar su influencia y votar en contra de la entrada de este país en la organización de defensa–, este miércoles 25 de mayo la primera ministra sueca hizo afirmaciones “concretas” para que Erdoğan considere su voto.

Justamente en la semana en la que Turquía pidió “pasos concretos” tanto a Suecia como a Finlandia para levantar su veto y lograr entrar a la Otan, Erdoğan dijo que “como país que paga el precio de la Otan, queremos ver pasos concretos en lugar de declaraciones diplomáticas no concluyentes”. Suecia, por su parte, respondió contundentemente, afianzando su necesidad de entrar a la institución de defensa.

Magdalena Andersson, primera ministra de Suecia, anunció en medio de una rueda de prensa en Estocolmo que en busca de eliminar las supuestas “ambigüedades” que no han caído bien para Turquía; su país no estaría entregando dineros o armas a organizaciones consideradas por Ankara como terroristas.

“No entregamos ni dinero ni armas a las organizaciones terroristas”, fueron las palabras de la alta funcionaria, asegurando a Erdoğan que no estarían apoyando a grupos kurdos desde su gobierno, como él mismo habría denunciado en varias ocasiones.

En la lista de recomendaciones que expidió el Gobierno turco para levantar su veto se encuentra la acusación hacia Estocolmo de haber entregado 376 millones de dólares para el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y su alianza en Siria, identificada como Unidades de Protección Popular (YPG), organizaciones consideradas como “terroristas” por Ankara, además de la entrega de armas antitanques y drones.

El conflicto de estas dos organizaciones, la PKK y la YGP, en territorio turco tiene una larga historia, con enfrentamientos que se han llevado la vida de millones de personas a lo largo de la lucha, por lo que Turquía exige a Suecia que extradite hombres que esta tendría bajo sus límites nacionales para que sean juzgados por sus “crímenes”.

Con respecto a las actuaciones en Siria, Turquía insiste en que Suecia le impuso sanciones militares por las operaciones que el Ejército turco libró en territorio sirio.

“No podemos dejar de lado la sanción que Suecia nos está imponiendo ahora, no hay una explicación legítima para esto”, afirmó Erdoğan, como una de las razones que argumentó para emitir su veto en contra de Estocolmo.

Incluso, insistió en que “líderes terroristas sirios fueron recibidos con alfombras rojas” en el Parlamento sueco, haciendo referencia, presuntamente, a miembros de la YGP, la rama siria de la PKK, afianzando su argumento en contra de Estocolmo y su supuesto apoyo a “terroristas”.

Sin embargo, según anunció la primera ministra sueca, Estocolmo niega estar brindado ayuda a los presuntos grupos insurgentes que pelean en territorio turco, con lo que esperan que Erdoğan levante su veto y les permita entrar a la Alianza Atlántica, ya que estos, al igual que Finlandia, se han sentido amenazados por la avanzada de Rusia en territorio ucraniano, por lo que buscan reforzar sus defensas ante una posible injerencia de Moscú.