Esta es la segunda noche de tensión que se vive en Ucrania. Centenares de ciudadanos en Kiev empezaron a trasladarse a las estaciones del metro de la ciudad, en busca de refugio y ante el temor por los bombardeos. Otros de los lugares habilitados por el Gobierno son los refugios antibombas que no habían sido utilizados desde la Segunda Guerra Mundial.

Además, el alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko, anunció este jueves un toque de queda para proteger la “seguridad” de los habitantes de la capital, tras el inicio de la invasión rusa en Ucrania.

“El toque de queda durará de 22:00 a 07:00″, agregó el alcalde en un comunicado, precisando que los transportes públicos no funcionarán en esos horarios, pero que las estaciones de metro permanecerán abiertas para servir de refugio en caso de ataques.

En el otro extremo del país, en la ciudad costera de Odesa e incluso en Leópolis (Lviv), la ciudad del oeste donde Estados Unidos y otros países trasladaron sus embajadas, las sirenas, que anuncian la necesidad de refugiarse urgentemente, también sonaron cada 15 minutos.

“¡Mantengan la calma!”, escribió en Twitter el ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov.

“Si es posible, quédense en casa. La situación está bajo control (...) Su tranquilidad y su confianza en las fuerzas armadas ucranianas es la mejor ayuda en estos momentos”, dijo en un mensaje a la población.

Salvar nuestras vidas

Muchos ucranianos no creyeron hasta el último momento en la guerra, que tomó la forma de ataques coordinados lanzados el miércoles 23 de febrero por la noche por Vladímir Putin contra el país vecino.

En Kiev, los preparativos habían sido discretos hasta entonces.

Pero el miércoles por la noche, tras la proclamación del estado de excepción, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, anunció la instalación de puestos de control en las principales entradas de la capital y el refuerzo de los controles de pasajeros en las estaciones de tren y el aeropuerto.

En el exterior de la estación de metro de la plaza Maidán, en el centro de Kiev, una mujer intentaba acallar los gritos de su gato, al que finalmente puso en una mochila.

“Tenemos que salvar nuestras vidas, y esperamos que el metro sea lo suficientemente seguro, ya que es subterráneo”, dijo Ksenia Mitchenka a la AFP, antes de entrar a toda prisa en el metro.

Muchas familias acudieron a la entrada de la estación con maletas y bolsas, con los ojos pegados a sus teléfonos. Los agentes abrieron los torniquetes e indicaban el camino. Al final de las interminables escaleras mecánicas, varios grupos de personas esperaban sentadas en el suelo.

“Nos quedamos aquí, es más seguro, vamos a esperar aquí”, explicó una joven, que no quiso dar su nombre y que llevaba en su bolsa su documentación, cargadores y mucho dinero en efectivo, “lo esencial” para huir en tiempos de guerra.

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*Con información de la AFP.