La aplastante victoria del Partido Republicano del presidente norteamericano George W. Bush en las elecciones de la semana pasada hace presagiar que se acelerará el camino hacia la anunciada confrontación con Irak (ver artículo siguiente). Sin embargo esa tendencia belicista se ve confrontada con el mayor movimiento por la pazque haya visto Estados Unidos desde los años de la guerra de Vietnam. La magnitud del fenómeno se vio por primera vez el 26 de octubre en Washington, aunque pasó prácticamente inadvertido por el notorio desinterés de los grandes medios de comunicación. Más de 100.000 manifestantes se dieron cita en Washington para protestar contra las amenazas de Bush a Irak. Al mismo tiempo en San Francisco 42.000 personas salieron a la calle y otras tantas en Nueva York, Chicago, Los Angeles, Austin y Augusta.En medio de la multitud una mujer de la tercera edad con una bandana en la cabeza agitaba desde su silla de ruedas un póster que rezaba: "No boten bombas, boten a Bush". A varios metros de ella la cadena Fox enfocaba a Sara Williams, una primípara de la Universidad de Nueva York que no podía dejar de sonreír. "El año pasado no se les podía contar a los medios ni a nadie que existía un movimiento antibélico en Estados Unidos. Pero ahora no hay sino que mirar alrededor, ya no se puede negar", dijo ahogada de cansancio y alegría después de realizar un viaje de tres horas en uno de los 650 buses que llegaron de todos los rincones del país a la plaza principal de la capital.El movimiento actual es muy diferente al de los años 60. "La movilización contra la guerra de Vietnam comenzó tarde, la gente salió a la calle cuando los cuerpos empezaron a llegar", explicó a SEMANA Alicia Jrapko, una argentina-norteamericana que participó en la protesta. Para el lingüista y crítico de la cultura Noam Chomsky esto hace que el movimiento actual sea aún más impresionante. "Va mucho más allá de cualquier cosa que haya existido en los 60. De hecho, hasta donde sé, no tiene precedente histórico", dijo a SEMANA desde su oficina en MIT.Otra diferencia con el pasado es que los pacifistas de ahora son muy diversos. El grupo 'Veteranos por la Paz', ex militares que pelearon en Corea y Vietnam, desfilaban en sus uniformes condecorados al lado de izquierdistas que protestaban por el imperialismo estadounidense y de árabes musulmanes, personas de color con camisetas de Martin Luther King, estudiantes de secundaria y universitarios y amas de casa preocupadas por sus hijos en edad militar. Como dijo Chomsky a SEMANA: "El término 'movimiento' es engañoso. Hay muchos y diversos movimientos". El origenLos pacifistas aparecieron desde que Bush, tras el 11 de septiembre de 2001, resolvió atacar al régimen Talibán en Afganistán y aprobó la 'Ley patriótica', con la que se cortaron libertades civiles. Empezaron a reunirse personas como Eva Krupp, activista de Peacefull Tomorrows, entidad antiguerra conformada por familiares de personas que murieron el 11 de septiembre (ver recuadro). Al principio el pacifismo también encontró tierra fértil en los grupos antiglobalización, pero los diferentes movimientos no eran nada coordinados. La tarea de reunirlos estaría a cargo de iniciativas como Nion (No en nuestro nombre) e International Answer (Actúe ahora para acabar la guerra y el racismo).La organización Answer fue creada en respuesta al racismo en contra de personas de origen árabe y musulmán. "Pensamos que con todas las necesidades que existen en este país, educación, salud, vivienda, no hay razón alguna para invertir dinero en una guerra que sólo traerá muerte y más violencia", explicó a SEMANA Alicia Jrapko, miembro de Answer. Nion fue fundado por un grupo de intelectuales, artistas y estudiantes que el 19 de septiembre emitieron un comunicado muy famoso con firmas de personalidades como Robert Altman, Marisa Tomei, Oliver Stone, Jane Fonda, Susan Sarandon, Gore Vidal, Gloria Steinmen, Chomsky, Gunther Grass y Jürgen Habermas. En él comenzaban diciendo: "El presidente ha declarado: 'Ustedes están con nosotros o en nuestra contra'. Nosotros nos rehusamos a permitir que hable por todo el pueblo de Estados Unidos". Estos movimientos han surgido a pesar del fervor patriotero desatado desde el 11 de septiembre, que había opacado estas voces disidentes. "Se volvió muy difícil organizar a la gente. El patriotismo, el nacionalismo militante, las imágenes en los medios, el discurso oficial hacen las cosas mucho más difíciles", dijo al diario Clarín Jackie Smith, una socióloga de Nion. Así, la difusión que la prensa le daba al movimiento antibélico era bastante pobre y para enterarse de las manifestaciones los interesados debían recurrir a medios clandestinos de baja circulación. Sin embargo la magnitud de la última protesta obligó a escuchar hasta a los más sordos. El diario The New York Times publicó el día de la manifestación un artículo en el que hablaba de "unos miles" de participantes pero al día siguiente su página de Internet se vio inundada de correos electrónicos de protesta y tuvo que rectificar. Publicó entonces una historia titulada "La reunión en Washington vigoriza el movimiento antiguerra", en el cual hablaba de más de 100.000 participantes. Ese mismo día el editor de The Washington Post también se disculpaba de que la marcha no hubiera sido la noticia más destacada de la primera plana del día anterior. La existencia de un multitudinario movimiento que contradecía la teoría de Bush de que la guerra se hacía en nombre de todos los norteamericanos era por primera vez un hecho.