La galaxia NGC 7292 ondea a través de esta imagen del Telescopio Espacial Hubble, acompañada por un puñado de estrellas brillantes y manchas indistintas de galaxias extremadamente distantes en el fondo.
A unos 44 millones de años luz de la Tierra en la constelación de Pegaso, esta galaxia es irregular, lo que significa que carece de los distintos brazos espirales o la forma elíptica de algunas galaxias.
Inusualmente, su núcleo se estira en una barra distinta, una característica que se ve en muchas galaxias espirales. Además de su forma nebulosa, NGC 7292 es notablemente débil. Como resultado, los astrónomos clasifican a NGC 7292 como una galaxia de bajo brillo superficial, apenas distinguible contra el fondo del cielo nocturno. Tales galaxias suelen estar dominadas por gas y materia oscura en lugar de estrellas, informa la NASA.
Los astrónomos ordenaron al Hubble que inspeccionara NGC 7292 durante una campaña de observación que analizó las secuelas de las supernovas de Tipo II para aprender más sobre su diversidad. Estas explosiones colosales ocurren cuando una estrella masiva colapsa y luego rebota violentamente en una explosión catastrófica que destroza la estrella.
Los astrónomos observaron la supernova de NGC 7292 en 1964 y la llamaron SN 1964H. Estudiar la vecindad estelar de SN 1964H ayuda a los astrónomos a estimar la masa inicial de la estrella que se convirtió en supernova. Las observaciones podrían ayudar a descubrir compañeros estelares sobrevivientes que alguna vez compartieron un sistema con la estrella que se convirtió en SN 1964H.
Saturno llama la atención de la Nasa
Aunque no se ha comprobado la existencia de vida en otros planetas, las diferentes misiones espaciales siguen en la búsqueda de señales que permitan determinar o encontrar si hubo o puede desarrollarse alguna civilización lejos de la Tierra.
Esto es precisamente lo que ha logrado la misión Cassini, encargada de inspeccionar a Encélado, una de las lunas de Saturno y en la cual se ha encontrado un elemento que, según los científicos, en la Tierra es indispensable para el desarrollo de vida.
Pues bien, la sonda logró recopilar información entre 2004 y 2017, años en los que exploró a Saturno y a sus satélites Titán y Encélado, lo que le ha permitido a un grupo de especialistas sumar el fósforo a la lista de elementos de los cuales ya tenían certeza de su existencia en el océano presente en este satélite. Ahora bien, en total se ha podido corroborar la presencia de carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, azufre y ahora este nuevo elemento, según publicaron en la revista Nature.
El artículo asegura que debajo de la superficie existe una gran cantidad de este elemento, bajo la superficie de esta gran masa de agua; además, creen que la concentración del fósforo allí es 100 veces mayor que la que existe en la Tierra.
Cabe señalar que Saturno tiene un sistema de lunas bastante grande, pues hasta la fecha se han logrado identificar 146 de ellas que se encargan de orbitar ese planeta. De todo este universo de satélites, Encélado es el sexto en tamaño y tiene un diámetro de un poco más de 500 kilómetros, lo que lo hace más pequeño que la Luna que orbita a la Tierra.
Todas estas condiciones hacen que los grupos de científicos consideren a este satélite como uno de los más llamativos a la hora de poder encontrar algún tipo de vida, hipótesis que se ha fortalecido gracias a la confirmación de la presencia de fósforo en su océano.
La propia revista Nature ha hecho énfasis en la importancia de este descubrimiento, pues al sumarse a la otra lista de elementos presentes allí, hace que se mantenga despierto el interés de los científicos por regresar allí y tratar de confirmar si hay vida o si en algún momento existió alguna forma de ella.
Este objetivo hace parte de los programas de la Nasa, sin embargo, la llegada de una nueva sonda a Encélado podría darse solo hasta el año 2050 y aún se desconoce si el proyecto cuente con la financiación requerida para poder ejecutarse.
*Con información de Europa Press.