El telescopio espacial James Webb divisó su primera estrella e incluso se tomó una selfie para registrarlo, anunció la NASA. Estos pasos son parte de un proceso de meses de alinear el enorme espejo dorado del observatorio que los astrónomos esperan comenzará a desvelar los misterios del comienzo del universo este verano boreal.
La primera fotografía enviada del cosmos es más que impresionante. Se trata de 18 borrosos puntos blancos en un fondo negro, todos mostrando el mismo objetivo: HD84406, una brillante y solitaria estrella en la constelación de la Osa Mayor.
La estrella, sin embargo, representa un gran paso. Los 18 puntos fueron capturados por el espejo principal en 18 segmentos individuales, y la imagen es ahora la base para alinear y enfocar estas piezas hexagonales.
La luz rebotó en los segmentos del espejo secundario de Webb, un objeto redondeado ubicado al final de largos brazos, y posteriormente por un instrumento de la Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam por sus siglas en inglés), el principal dispositivo de Webb para obtener imágenes.
“El equipo entero de Webb está extasiado de lo bien que están transcurriendo los primeros pasos de tomar imágenes y alinear el telescopio”, informó Marcia Rieke, investigadora principal para la NIRCam y profesora de astronomía de la Universidad de Arizona, en un comunicado.
“Estamos muy felices de ver que la luz es captada por la NIRCam”, agregó.
El proceso de captura de imagen comenzó el 2 de febrero, cuando Webb apuntaba a diferentes posiciones circundantes de la ubicación prevista de la estrella.
Y aunque la búsqueda inicial de Webb cubrió un área del cielo equivalente en tamaño a la luna llena, los puntos están todos ubicados cerca de la parte central, lo que significa que el observatorio está relativamente ya bien posicionado para su alineación final.
Para ayudar al proceso, el equipo además tomó una selfie con un lente especial en el NIRCam, en lugar de una cámara externa.
Previamente, la NASA había informado que una selfie no era posible, por lo que esta noticia llega con especial satisfacción para los fanáticos del espacio.
“Pienso que la reacción fue más o menos de wow”, comentó Lee Feinberg, director del elemento del telescopio óptico Webb, a periodistas en una llamada telefónica, explicando que el equipo no estaba seguro de que fuera posible obtener tal imagen usando solo luz de estrellas.
El observatorio de 10.000 millones de dólares se lanzó desde la Guayana Francesa el 25 de diciembre y ahora se encuentra en una órbita que está alineada con la Tierra alrededor del Sol, a unos 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, en una región del espacio llamada: el segundo punto de Lagrange.
Webb comenzará su misión científica este verano, que incluye usar sus instrumentos de alta resolución para retroceder en el tiempo 13.500 millones de años hasta la primera generación de galaxias que se formó tras el Big Bang.
La luz visible y ultravioleta emitida por los primeros objetos luminosos se ha estirado por la expansión del Universo, y llegó hoy en forma de infrarrojo, Webb está equipado para detectar con una claridad sin precedentes.
Su misión también incluye un estudio de planetas distantes, conocidos como exoplanetas, para determinar su origen, evolución y habitabilidad.
Otro gran descubrimiento
Un equipo de investigadores recientemente descubrió la existencia de dos estructuras masivas parecidas a manchas en el manto de la Tierra, ubicadas casi en lados opuestos del planeta. Estas son conocidas como Provincias Grandes de Baja Velocidad de Corte (LLSVP) y poseen el tamaño de un continente; además, son 100 veces más altas que el Everest, según el portal Digital Trends.
Una de estas estructuras se encuentra bajo el continente africano, mientras que la otra está debajo del océano Pacífico. Para medir las ondas sísmicas se utilizan aparatos especializados en el tema, con lo cual los científicos pudieron justificar que las manchas poseen formas complejas. Sin embargo, aún se desconoce por qué existen y a qué se deben sus extrañas formas.
Los científicos de la Universidad Estatal de Arizona Qian Yuan y Mingming Li, de la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio, quisieron explorar y aprender sobre estas dos manchas utilizando modelos geodinámicos y análisis de estudios sísmicos publicados.
En su meticuloso estudio, pudieron determinar las alturas máximas que alcanzan las manchas y cómo el volumen y la densidad de las manchas, así como la viscosidad circundante en el manto, podrían controlar su altura.
Con información de AFP