En 2016, Donald Trump sorprendió por primera vez a los expertos políticos y encuestadores al vencer a Hillary Clinton y convertirse en presidente de los Estados Unidos. Eso provocó una reacción cultural. Muchos artistas de Hollywood convirtieron sus herramientas creativas en armas de resistencia para atacar a Trump y su visión del mundo.
Alec Baldwin interpretó a Trump como presidente en el programa de televisión “Saturday Night Live” y ganó un Emmy por ello. Otro Emmy fue para “The Handmaid’s Tale” (“El cuento de la criada”), una adaptación televisiva de la novela de Margaret Atwood del mismo nombre sobre una dictadura distópica de Estados Unidos, ejercida por la extrema derecha cristiana, una historia que de repente se sintió aterradoramente premonitoria.
También se exhibieron obras críticas sobre Trump de artistas mujeres con títulos como “Uprise / Angry Women” (“Rebelión / Mujeres enfadadas”. Trad. de la Red.) y “One Year of Resistance” (“Un año de resistencia”). El arte parecía alimentarse de los movimientos políticos progresistas de la época, y a su vez alimentarlos, en particular, #MeToo y #BlackLivesMatter.
Pero esta vez todo eso podría ser diferente
La victoria de Trump sobre Kamala Harris fue contundente. En el colegio electoral obtuvo todos los estados indecisos, y triunfó incluso con mayoría del voto popular, siendo el primer candidato republicano en lograrlo desde George W. Bush, en 2004, por lo cual cualquier crítica a él y a sus votantes, sería como condenar todo el concepto de democracia estadounidense.
Temores de recortes en la financiación
En su primer mandato, Trump intentó retirar los fondos federales para las artes. Tanto su presupuesto de 2018 como el de 2021 incluían propuestas para reducir el presupuesto de la Corporación para la Radiodifusión Pública (CPB). En 2021, Trump sugirió que, en lugar de los 445 millones de dólares asignados a la CPB, el Congreso debería reservar solo 30 millones de dólares, y eliminar el Fondo Nacional para las Artes.
A muchos en los medios de comunicación estadounidenses les preocupa que Trump cumpla con las amenazas hechas durante la campaña de que pondría a la Comisión Federal de Comunicaciones bajo su control personal, y revocaría las licencias de transmisión de las cadenas de televisión que lo critican.
“Es un hombre que habla de venganza, y a su juicio Hollywood no ha sido benévolo con él”, dijo Dean Devlin, productor de éxitos de taquilla como “Día de la Independencia”. “Creo que él podría vengarse”.
¿Influye realmente el activismo de los artistas en los votantes?
Kamala Harris obtuvo fácilmente el respaldo de la primera línea del sector creativo y cultural. Su lista de patrocinadores famosos incluía a Scarlett Johansson, George Clooney, Madonna, Beyoncé y Taylor Swift. El apoyo artístico de Trump fue decididamente de clase “C”: Hulk Hogan y Jon Voight, Kelsey Grammer y Dennis Quaid, Kid Rock y el YouTuber Jake Paul. Pero Trump ganó, de todos modos.
Todavía hay muchas personas creativas que luchan contra la ola MAGA (Make America Great Again). La actriz Jamie Lee Curtis publicó en su página de Instagram, tras confirmarse los resultados del martes, que la victoria de Trump significa “un regreso seguro a una época más restrictiva, algunos temen que sea draconiana.” Pero animó a los estadounidenses: “Levántate y Lucha. Lucha por las mujeres, nuestros hijos y su futuro. Lucha contra la tiranía, un día a la vez”, escribió. Si el primer mandato de Trump como presidente estuvo marcado por una oleada de películas de mensajes políticos y series de activismo social, su segunda era podría resultar más escapista, con creadores poco dispuestos a criticarlo directamente a él o a su política, por temor a contrariar a más de la mitad del país.
*De la DW