Científicos y miembros de entidades sanitarias han encendido las alarmas en Argentina por cuenta de la detección de un fenómeno atmosférico, que se traduce en la ubicación de un enorme hueco en la capa de ozono, justo sobre el territorio de ese país. Esto significa un gran riesgo para sus ciudadanos.

De acuerdo con los expertos, este fenómeno sucede en el tiempo situado entre la temporada de primavera y verano del hemisferio sur, y se ubica muy cerca de la Antártida. Esto trae consecuencias para los territorios que están próximos, como el caso de los territorios al sur de Chile y Argentina, sin que se descarte que los efectos puedan resultar ‘irradiados’ a algunos otros territorios próximos a esos dos países, más aún cuando el desgaste de la capa de ozono sigue avanzando.

Sobre el fenómeno referido, expertos han explicado que el llamado ‘agujero en la capa de ozono’ se refiere al adelgazamiento de dicho espacio de gases atmosféricos, lo cual reviste en una mayor penetración de la luz solar, y con ello las consecuencias propias de una mayor exposición a los rayos dañinos.

De acuerdo con los expertos, si bien el fenómeno se venía presentando desde hace algunos años, las consecuencias esperadas para el 2023 podrían ser aún mayores, teniendo en cuenta que el fenómeno vivido este año sería el mayor desde 2015.

Los riesgos

Mucho más allá del aumento de la sensación térmica, una de las principales consecuencias advertidas por los científicos y los expertos en sanidad se refiere a las consecuencias que ello puede traer para los habitantes de las zonas más golpeadas, sobre todo en términos de afectación de su piel por el aumento de la exposición a rayos ultravioleta.

En consecuencia de lo anterior, los expertos han insistido en el llamado al uso de cremas protectoras, e incluso a evitar ‘salir tan descubierto’, llamando también al uso de sombreros y gafas que puedan proteger de forma adecuada el rostro y los ojos.

Expertos piden que se tomen medidas para evitar problemas de piel derivados de la exposición al sol. | Foto: Getty Images

La capa de ozono es un cúmulo de gases atmosféricos que ha servido como uno de los factores fundamentales para la preservación de la vida terrestre, en tanto que le ha favorecido, sirviendo de escudo que impide que gran parte de los rayos ultravioleta penetren a nuestro planeta.

Sobre el espesor de la capa, esta se mide en una unidad de medida científica conocida como unidades Dobson, y, según explican los expertos, cuando esta capa está por debajo de las 220 unidades, se habla de la existencia de un agujero, lo que refiere a una menor densidad de dicha capa, permitiendo el aumento de la exposición de la tierra a esos rayos perjudiciales.

Tradicionalmente, con base en el análisis histórico del comportamiento de estos agujeros, estos se comienzan a formar en el mes de agosto, cerrando su ciclo de desgaste en noviembre; no obstante, en el caso de 2023, el inicio del desgaste de dicha capa comenzó de forma anticipada y más acelerada de lo habitual, lo que traduce en un riesgo de que, según los expertos, el desgaste de la capa al que se sometan países del hemisferio sur sea aún mayor.

Gafas de sol: su uso también es recomendado por los expertos en medio de la referida coyuntura. | Foto: Getty

De acuerdo con las advertencias, el pasado mes de julio, se presentaron algunos de los niveles más bajos de ozono en la zona, en comparación con las recientes 4 décadas.

Sobre el particular, algunos expertos, citados por medios internacionales, han referido que, dentro de las causas de este desgaste anticipado, podría atribuirse a las consecuencias de la erupción del volcán Hunga Tonga a finales de 2021.

Expertos advierten que este fenómeno se presenta anualmente, pero en 2023 presenta algunas particularidades que lo hacen más peligroso. | Foto: Getty Images

En medio de estas emergencias, una de las preguntas recurrentes refiere a los avances del protocolo de Montreal; pacto firmado al final de los años 80, en el que se acordó una regulación y reducción de las emisiones dañinas de origen humano, y que plantea la recuperación de la capa en 50 años.