La decisión del presidente ruso, Vladímir Putin, de atacar a Ucrania sacudió los cimientos de la estructura global que quedó después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y ha puesto al planeta ante una situación sin precedentes en las últimas ocho décadas. Al cierre de esta edición, las tropas rusas habían llegado a Kiev, la capital de Ucrania, los bombardeos ya dejaban más de 130 muertos y había daños notorios a la infraestructura en ese país. }

Miles de personas, en las últimas horas, cruzaron las fronteras intentando hallar refugio en naciones vecinas, como Polonia. Otras solo han encontrado protección durmiendo en los llamados búnkeres de guerra, instalados, por ejemplo, en las estaciones subterráneas del metro.

El presidente Vladimir Putin declaró una "operación militar especial sobre Ucrania" | Foto: MAKS LEVIN

Han sido días de gran convulsión en la diplomacia mundial. El Consejo de Seguridad de la ONU y la Otan han tenido reuniones de emergencia. En las sedes de los principales Gobiernos del mundo, el tema primordial de discusión ha sido la amenaza de Putin al planeta.

Paralelamente, el presidente chino, Xi Jinping, ha intentado convencer al líder ruso de retomar el diálogo como salida al conflicto.

Pero, en medio de todo, la gran preocupación global es la posibilidad de que se desate una tercera guerra mundial. Cualquier exceso de Putin, por pequeño que sea, contra países de la Otan podría llegar a ser fatal. De parte de Occidente, la prudencia también es clave, a pesar del accionar demencial de Putin.

Los ataques de Putin ya habían dejado más de 130 muertos al cierre de esta edición, así como miles de desplazados y graves daños a la infraestructura de Ucrania.

Hasta ahora solo ha habido sanciones económicas y se anunció la movilización de tropas de la Otan hacia el este de Europa. La situación es tan grave que el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió sobre la posibilidad de llegar a una confrontación global.

En una entrevista realizada el pasado 10 de febrero para la NBC, dijo: “No estamos enfrentando a una organización terrorista, estamos frente a uno de los ejércitos más grandes del mundo”. Y lanzó una inquietante afirmación: “Todo puede enloquecerse de una manera muy rápida (…) en el momento en el que un soldado ruso dispare a un soldado estadounidense, nos encontraríamos en una guerra mundial”.

En ese escenario, la situación se puede tornar crítica. “Estarían entrando en fuego directo dos potencias nucleares, un hecho que ha intentado ser evitado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial”, advirtió Víctor Mijares, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de los Andes y presidente de la Asociación Colombiana de Ciencia Política.

Para la excanciller colombiana María Emma Mejía, es incierto determinar qué tipo de guerra puede desencadenar el conflicto entre Rusia y Ucrania. “No será como una guerra convencional al estilo de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Pero que estemos 80 años después ad portas de la invasión de la soberanía de una nación, sabiendo de la existencia de la Carta de Naciones Unidas que en su primer renglón habla de la paz y seguridad, lo llevan a uno a pensar que Vladímir Putin no se va a detener. Lo que quiere es desestabilizar y volver a traer a Ucrania a lo que fue su imperio”.

La escalada del conflicto supondría el enfrentamiento directo entre dos potencias nucleares.

La cuestión es saber si el conflicto va a exceder los límites de Ucrania. Aún es temprano. La guerra estalló hace apenas unos días. Para ello, sería necesario determinar “si Putin tiene ganas de expandir el conflicto a los demás países de la extinta Unión Soviética o si se quedará contento en Ucrania”, dijo Lawrence Gumbiner, exdiplomático de Estados Unidos en Colombia.

Una agresión a un país miembro de la Unión Europea o de la coalición de países occidentales podría ser el detonante de un conflicto global.

La situación es especialmente angustiante si se tiene en cuenta que Ucrania comparte fronteras con Polonia, miembro de la Otan, y con Bielorrusia, el principal aliado de Putin. De hecho, una de las mayores preocupaciones del líder ruso es la posibilidad de que Ucrania llegue a la Otan, como lo han hecho otros países de Europa del este.

Una cifra deja en evidencia su nerviosismo: en la Guerra Fría, la Otan estaba conformada por 16 miembros y hoy son 29 países. Por eso, Biden ha señalado que sus tropas no irán a Ucrania, pero estarán atentas a lo que pase con la seguridad de los miembros de la Otan. Tanto es así que anunció un despliegue de fuerzas hacia Alemania.

Otro gran interrogante es cómo reaccionarían Estados Unidos y los países europeos si dentro de la incursión rusa en Ucrania mueren algunos de sus ciudadanos. Esto representa una presión adicional que podría acelerar una intervención occidental en el conflicto, lo que nadie quiere.

Lo cierto es que “Rusia ha empujado a Occidente a una difícil situación”, opina Arlene Tickner, profesora de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Un mal movimiento o un mal cálculo podría derivar en un escenario catastrófico para el mundo.

Rusia es una de las potencias militares más grandes e importantes del mundo.

Carlos Patiño, docente de asuntos internacionales de la Universidad Nacional, dijo que, para que el conflicto no escale aún más, se deben evitar dos cosas: “Que haya choques entre tropas norteamericanas y rusas, y que la modificación del mapa de la geografía política de Europa se desborde más allá de Ucrania”.

Las posibilidades de que este conflicto escale a una guerra mundial todavía son inciertas. Pero en todo caso se trata de una guerra y, al fin y al cabo, en cualquier momento se podría perder el control. “La probabilidad de ver un fusil de la Otan apuntando a un soldado ruso, teniendo en cuenta la información disponible hasta el momento, es bastante baja”, señaló Dirceo Córdoba Guzmán, profesor de estudios europeos en la Universidad Javeriana y la Universidad del Rosario.

Rusia es una de las potencias militares más grandes e importantes del mundo. Cualquier acción militar planeada por Occidente debe ser reconsiderada dos veces. Aldo Olano, maestro de asuntos internacionales de la Universidad Externado, considera que Occidente evaluó que “intervenir a Rusia en favor de Ucrania es un desastre”.

Esta reconsideración de Occidente también podría estar mediada por lo amenazante y enfático que fue Putin al declarar la “misión militar especial” en Ucrania. “Quien considere interferir desde el exterior, si lo hace, enfrentará las mayores consecuencias que cualquiera haya enfrentado en la historia”, fueron las intimidantes palabras de un líder ruso decidido a llevar la situación hasta las últimas consecuencias.

Treinta y seis horas después de haber atacado a Ucrania, Putin ya estaba amenazando a Finlandia y a Suecia: “Su adhesión a la Otan tendría graves consecuencias”. En términos militares, Ucrania está completamente sola. Este país no forma parte de la Unión Europea ni tampoco ha podido ingresar a la Otan, por lo que resulta imposible activar mecanismos multilaterales para su defensa.

Una intervención no provocada de las potencias occidentales dejaría mal parada a la coalición de países que dice defender las normas del derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y el derecho de autodeterminación de los pueblos. Por esta razón, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lanzó esta lacónica frase: “Nos han dejado solos (…) todo el mundo tiene miedo”, sentenció durante una intervención pública.

Los bombardeos han afectado importantes centros de infraestructura militar Ucraniana. | Foto: AFP or licensors

Europa está en alerta máxima. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, le pidió a Putin el “fin inmediato” de la ofensiva en Ucrania. Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, fue más allá y calificó a Putin de ser un “dictador”. “No es solo un ataque contra Ucrania, sino contra la democracia en el mundo”.

En Estados Unidos, el expresidente Donald Trump está sacándole rédito político a la crisis para golpear a Biden. “Él (Putin) iba a estar satisfecho con poco y ahora ve la debilidad, la incompetencia y la estupidez de esta administración”, dijo en Fox News.

El precedente que deja esta invasión en política internacional también es preocupante. La situación muestra una clara violación al derecho internacional y una actitud de irrespeto total a las leyes internacionales.

Para Mijares, esto podría reforzar la tesis de las “esferas de influencia, es decir que cada potencia tiene el derecho a ejercer influencia directa en su periferia inmediata”. Este es un precedente que amenaza a otros países como Taiwán, constantemente intimidado por China.

A pesar de que Rusia afirmó que su objetivo no eran los civiles, varios de estos se han visto afectados por los constantes bombardeos. | Foto: 2022 Anadolu Agency

En ese sentido, Patiño advierte que el gigante asiático está analizando las consecuencias de la guerra contra Ucrania. “China, hasta ahora, ha dado un apoyo a Rusia, debe estar observando si las fuerzas occidentales van a comprometerse en la defensa de Ucrania porque eso tiene una relación directa con la suerte de Taiwán. Sin embargo, para China lo más importante es la estabilidad económica global y que esto no afecte su liderazgo en el mundo”, añadió Patiño.

De igual manera, preocupa una eventual alianza entre Rusia y China, que, si bien mantienen relaciones fuertes desde lo político y económico, podrían avanzar conjuntamente en lo militar y establecer, en el futuro, un nuevo orden mundial.

Mientras China mantiene una relación totalmente rota con Estados Unidos en términos comerciales y políticos, Rusia reta constantemente a Norteamérica y a sus aliados con sus intervenciones militares en Georgia, Crimea y ahora Ucrania.

Sin embargo, aunque este dúo dinámico parece más unido que nunca, China no ha dado su apoyo total a la invasión. Además, sus dos economías juntas no alcanzan a tener el peso global de Estados Unidos. Hasta el año pasado, el país del Tío Sam aportaba 24,4 por ciento del PIB global, y China y Rusia juntas, el 19,6 por ciento.

La falta de intervención de Occidente llevó a Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, a asegurar que el mundo dejó solo a su país. Zelensky visitó las tropas fronterizas en Donetsk, el 17 de febrero de 2022. | Foto: 2022 Anadolu Agency

No obstante, con una mala maniobra militar, cualquier cosa podría surgir de esta alianza con un enemigo en común: Joe Biden y su Gobierno.

Para el exvicepresidente Francisco Santos, es plausible que el conflicto entre Rusia y Ucrania tenga más repercusiones. “¿Puede pasar algo en Georgia? ¿En los países bálticos? ¿En Taiwán con China? Lo que hay ahí es un potaje complicado que hará que el mundo sea infinitamente más inestable de lo que era hasta ahora”.

El otro efecto

El arma más importante con la que cuenta Occidente para evadir un enfrentamiento de tipo militar son las sanciones que, según Santos, han sido bastante leves. “Faltó que fueran más duras”, dijo el exembajador colombiano en Washington, afirmando, además, que tendrían un efecto “a mediano o largo plazo”.

Para Tickner, estas sanciones no han sido efectivas. Una sanción busca disuadir o cambiar la conducta de un país; pero lo que es claro en la situación de Ucrania es que, desde las amenazas hasta la imposición directa de sanciones, la conducta de Putin no se ha transformado, por el contrario, ha seguido adelante con todos sus planes.

La población civil Ucraniana es la que más sufre con los ataques y con las posibles repercusiones de las sanciones en la economía Europea. | Foto: 2022 Anadolu Agency

Y es que estas sanciones no solo afectan a Rusia. La interdependencia económica en un mundo cada vez más conectado impacta los suministros de productos y energía, llevando los precios al alza. Las imposiciones de fuertes sanciones podrían terminar afectando a la propia economía europea, que depende del gas ruso y que, también, tiene fuertes relaciones comerciales y financieras con los bancos de este país.

Asimismo, golpeará la recuperación de la economía del mundo, que venía levantándose tras la pandemia de la covid-19. El detenimiento de los circuitos económicos y de las cadenas productivas en esa región de Europa podrían frenar los avances en términos de crecimiento económico y llevarían al mundo a una estanflación, es decir, una inflación al alza, pero sin crecimiento.

La situación hasta este momento es bastante confusa. Nadie tiene certeza de qué es lo que va a pasar. Las posibilidades de un conflicto a escala global están sobre la mesa, y eso solo podrá contenerse en la medida en que Putin y Biden guarden la prudencia necesaria para evitar un choque armado entre fuerzas estadounidenses y aliadas, y rusas. En el caso de Colombia, no se puede ignorar que Venezuela es hoy un aliado natural de Rusia y, para todos los efectos, la Casa de Nariño está de manera irrestricta con Washington.