Conforme avanzan las horas después del terremoto, la tarea de los rescatistas que han llegado a Turquía, y su anhelo de encontrar personas vivas bajo los escombros se convierte en una realidad menos probable y el halo mortal se ha elevado a más de 33.000 personas fallecidas como consecuencia de la tragedia.
Si bien este domingo los cuerpos de rescate han reportado el milagroso rescate con vida de varias personas, entre las que se cuenta un bebé de siete meses tras más de 140 horas bajo los escombros, la luz de la esperanza de seguir encontrando sobrevivientes es cada vez más tenue, y organismos como la ONU han comenzado a proyectar las cifras totales de muertos que dejaría el desastre, estimando que los 33.000 fallecidos reportados actualmente, podrían llegar incluso a 60.000.
Dicha proyección, según recogen medios internacionales, fue expresada por el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, quien señaló que conforme avancen las tareas de remoción de escombros cuando se estime que no hay más sobrevivientes, hará que las estadísticas sobre el número de muertos comiencen a aumentar vertiginosamente, en medio de un panorama que el experto ha estimado como “aterrador”.
De acuerdo con las estadísticas, este terremoto es el más mortífero que se presenta en esa región del mundo desde 1939, dejando de momento más de 24.600 muertos en Turquía, y cerca de 3.800 en Siria; una tragedia que ya superó el número de víctimas que se calcula tuvo Colombia en 1985 con la emergencia que desapareció Armero.
Historias milagrosas
Si bien con el pasar de las horas la esperanza de encontrar sobrevivientes del sismo que sacudió el sur de Turquía el pasado lunes en la madrugada, los rescatista han seguido encontrando ‘valientes’ que en medio de la adversidad, han resistido más de seis días bajo los escombros.
Así como el bebé de siete meses ya referido, encontrado tras 140 horas del sismo, los rescatistas también hallaron este domingo a una joven de 13 años, quien fue sacada de los escombros de su casa en la localidad de Gaziantep.
De igual modo, durante las últimas 24 horas también se conoció la historia de Menekse Tabak, una mujer de 70 años que logró ser rescatada con vida en la ciudad de Kahramanmaras, en medio de vítores que tienen eco en todo el mundo.
Por medio de las redes sociales, mensajes de esperanza también se alzan con la publicación de videos no solo de los rescates, sino también de la evolución de algunos de los rescatados, como el caso de este bebé sacado de los escombros día atrás, cuando habían transcurrido 128 horas del terremoto.
No obstante, el reto de los rescatistas ha comenzado a transformarse, y si bien los primeros días los esfuerzos estuvieron concentrados en salvar vidas, el nuevo panorama comienza a virar hacia la ‘recuperación de cuerpos’; un escenario derivado de la baja probabilidad de que existan personas vivas bajo los escombros.
En ese mismo sentido, la preocupación de los sobrevivientes, además de rehacer su vida, en medio de la tragedia marcada también por las difíciles temperaturas, está en la recuperación de los cuerpos de sus familiares aún bajo los escombros; una espera marcada por la incertidumbre y la fe de que alguno más pueda emerger de la tierra vivo.
De igual modo, el panorama también está marcado por la necesidad de avanzar en la identificación de las víctimas mortales, pues, debido a la incapacidad de conservar los cuerpos por largos periodos, las autoridades han comenzado a realizar sepelios masivos, lo que ha derivado en que muchas personas no identificadas, ya hubiesen sido sepultadas; un ambiente que suma a la incertidumbre frente a los que serán contados como ‘desaparecidos’.
En sitios como gimnasios, donde fueron dispuestos temporalmente los cadáveres, algunas personas se acercan con la esperanza de reconocer a alguno de sus familiares, no obstante, es una tarea traumática y pocas veces provechosa.
Desde las autoridades se ha advertido que se intentará ‘identificar’ a todos los cuerpos, señalando que de los cadáveres que han tenido que ser ya sepultados, se ha tomado una muestra de sangre con el objeto de poder avanzar en el futuro en la identificación.
Para la ONU y sus delegados en Turquía, el nuevo reto de los cuerpos humanitarios ahora se centra en poder sostener la labor de acompañamiento y apoyo a las víctimas, las cuales no solo se han quedado sin casa en medio de una temporada fría, sino que también han perdido a familiares amigos, e incluso en algunos casos sus propios proyectos de vida, lo que deja un halo de importante atención en escenarios de la salud mental.
De acuerdo con el estimado de Naciones Unidas, del cual hacen eco medios internacionales, se calcula que en medio de la tragedia, solo en Siria, 5,3 millones de personas se quedaron sin casa.
Por su parte, la OMS proyecta que 26 millones de personas se vieron afectadas por el sismo, elevando un angustioso y urgente llamado internacional a la solidaridad advirtiendo que se necesitan 42,8 millones de dólares para solventar las necesidades sanitarias inmediatas.
Si bien desde la misma Turquía se ha hecho evidente la solidaridad de las regiones que no resultaron afectadas, con muestras espontáneas de ayuda para con los sobrevivientes en materia de techo y comida, las necesidades han ido sobrepasando las capacidades, haciendo cada vez más evidente la necesidad de que la ayuda provenga también de otros países.
Saqueos y vandalismo
En medio de la tragedia, y como fruto de la necesidad misma de los sobrevivientes, en algunas regiones del sur de Turquía, autoridades han reportado la ocurrencia de enfrentamientos entre dueños de tiendas de abarrotes, y personas que han recurrido al saqueo y vandalismo para conseguir acceder a alimentos.
En ese mismo sentido, según ha alertado de la ONU, algunas acciones propias del conflicto interno en Siria, también han llevado a la suspensión de las actividades en zonas que se consideran ‘en poder de los rebeldes’, un hecho que incluso fue denunciado por parte de cuerpos de rescate internacional que llegó a la zona para ayudar, y terminó siendo amedrentado por los violentos.