Tras el fuerte terremoto de magnitud de 7.8 en la escala de Richter ocurrido el pasado 6 de febrero en Turquía y Siria, se han conocido diferentes historias que le han dado la vuelta al mundo, como el de Serkan Tatoglu, quien logró salvar a sus cuatro hijos del violento sismo que destruyó su casa en el sureste de Turquía.

La familia se encuentra ahora segura, pero su hija de seis años no paraba de preguntarle: “Papá, ¿vamos a morir?”

La provincia de Kahramanmaras, que tenía 1,1 millón de habitantes antes del sismo, tiene desde hace unos días aires de película apocalíptica, con sus edificios derrumbados, el sonido de las sirenas de las ambulancias y los ataúdes colocados al borde de las carreteras.

Son escenas aterradoras para los niños que sobrevivieron al sismo que deja más de 36.000 muertos en Turquía, según un balance provisional. “Mis hijos resultaron gravemente afectados por el sismo”, afirmó a la AFP Serkan Tatoglu, cuya mujer e hijos de 6, 11, 14 y 15 años hallaron refugio en una aglomeración de carpas construida al lado de un estadio en la ciudad de Kahramanmaras.

Los equipos de rescate se paran en un edificio derrumbado en Adiyaman, en el sur de Turquía, el lunes 13 de febrero de 2023. Una semana después de que los terremotos mataran a decenas de miles en Siria y Turquía, el dolor y la incredulidad se están convirtiendo en ira. (AP Photo/Emrah Gurel) | Foto: AP

“Perdí a 10 miembros de mi familia. Mis hijos no lo saben, pero la más pequeña está traumatizada por las réplicas. No cesa de preguntarme ‘Papá, ¿vamos a morir?’. No quiero mostrarles cadáveres. Con mi mujer, los abrazamos y les decimos que todo va a mejorar”, agrega.

Hilal Ayar, de 25 años, está muy preocupada por su hijo de siete años, Mohamed Emir: “No está bien mentalmente, no logra dormir”.

Por otro lado, está Sueda Deveci, psicólogo miembro de la rama turca de la ONG Doctors Worldwide, enviado a Kahramanmaras, trabaja con los padres, quienes también están traumatizados.

Hay campamento de tiendas de campaña instalado para los sobrevivientes en Adiyaman, en el sur de Turquía, .(AP Photo/Emrah Gurel) | Foto: AP

“Una madre me confesó: Todo el mundo debe ser fuerte, pero yo no puedo hacer nada, no puedo ocuparme de mis hijos, ni siquiera tengo ganas de comer”. Algunos niños parece que aún no toman conciencia del terremoto, aseguró.

“No hablo mucho del terremoto con ellos. Los ponemos a dibujar y veremos hasta qué punto eso se verá en sus dibujos“, indicó. Mientras que otros piden con urgencia “políticas centradas en los niños”, como Esin Koman, especialista en protección de los derechos infantiles, quien trabaja ahora en la provincia de Kahramanmaras.

Según ella, los niños se adaptan más rápido que sus padres, pero hay que hacer lo necesario para que superen esta prueba. Cihan Celik, psicólogo, compartió en Twitter un mensaje que recibió de un chofer de ambulancia voluntario enviado a la zona del sismo.

Melih Efe Ozcan, un menor de aproximadamente cinco años, y Deniz Dal, una mujer de alrededor de 30. Ambos fueron trasladados a un hospital. | Foto: Nayib Bukele/Twitter/@nayibbukele/

Asimismo, es evidente durante la evacuación, que varios niños fueron presa de angustia. “Los niños heridos preguntaron en varias ocasiones en el camino ‘¿Dónde está mama, dónde está papá? ¿Ustedes nos están secuestrando?’”.

El vicepresidente turco Fuat Oktay afirmó que 574 niños sacados de los edificios derrumbados fueron hallados sin compañía. Unos 76 fueron entregados a miembros de sus familias.

Un grupo de unos 200 voluntarios, entre ellos psicólogos, abogados y médicos, creó centros de coordinación en las diez provincias devastadas por el sismo. Su objetivo: identificar a los niños no acompañados y confiarlos a sus familias, con ayuda de la policía.

Unidad canina apoyará labores de rescate en Turquía. | Foto: Cancillería

“Recibimos un diluvio de llamadas”, afirma Hatice Goz, voluntaria del centro de coordinación de la provincia de Hatay (sur). En el terreno ella contacta familias que buscan a sus niños, recibe información sobre su edad, características físicas y dirección antes de comunicarlo a los centros de coordinación.

“Tenemos equipos especializados en eso. Analizan permanentemente todas las informaciones obtenidas comprándolas con los expedientes de los hospitales. Cuando vi la lista ayer, el número de niños desaparecidos de los que fuimos informados alcanzaba 180. Y entregamos 30 a sus familias”, indicó.

Los niños fueron sacados vivos de los escombros y llevados a los hospitales más cercanos, sin que estuvieran necesariamente acompañados de un familiar. Pero subrayó, “si el niño no habla aún, la familia no puede hallarlo”.

*Con información de AFP.