En medio de la devastación tras el terremoto de la madrugada del 6 de febrero, los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchan este martes contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del fuerte sismo, cuyo balance ya supera los 8.000 muertos.
La ayuda internacional debe empezar a llegar en esta jornada a las zonas castigadas por el movimiento telúrico y sus réplicas. La primera sacudida alcanzó una magnitud 7,8 y se sintió hasta Líbano, Chipre y el norte de Irak.
Se estima que alrededor de 6.200 edificios han quedado completamente en ruinas.
En Turquía, el número de muertos se ha elevado por ahora a más de 5.800 y cerca de 30.000 heridos, declararon las autoridades este martes. En Siria, más de 1.900 personas han fallecido y los lesionados superan los 3.600, según los balances de las autoridades de Damasco y de los equipos de rescate de las zonas rebeldes.
Con base en los mapas de la zona afectada, una responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Adelheid Marschang, indicó que “23 millones de personas están expuestas” a las consecuencias del terremoto, “incluyendo cinco millones de personas vulnerables”.
“¿Dónde está mi madre?”
A veces con las manos desnudas, los socorristas continuaron la dramática búsqueda de sobrevivientes durante la noche, desafiando el frío, la lluvia o la nieve y el riesgo de nuevos derrumbes.
En Hatay, en el sur de Turquía, rescataron con vida a una niña de 7 años que había quedado bloqueada bajo una montaña de escombros.
“¿Dónde está mi madre?”, dijo la pequeña, con su pijama rosa manchada de polvo, en brazos de un socorrista. Las condiciones meteorológicas en la región de Anatolia complican las labores de rescate y ensombrecen las perspectivas de los supervivientes, que buscan refugio en tiendas o en hogueras improvisadas.
Primeras ayudas internacionales
La ayuda internacional a Turquía debe empezar a llegar este martes con los primeros equipos de socorristas de lugares como Francia o Catar. El presidente estadounidense, Joe Biden, le prometió a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan, “toda la ayuda necesaria, sea la que sea”.
El contingente francés pretende llegar hasta Kahramanmaras, en el epicentro del terremoto, una región de difícil acceso y sepultada bajo la nieve. Dos destacamentos estadounidenses con 79 socorristas cada uno se estaban preparando la jornada anterior para desplazarse al lugar, indicó la Casa Blanca.
China anunció el envío de una ayuda de 5,9 millones de dólares, que incluirá unidades especializadas en el socorro en entornos urbanos, equipos médicos y material de urgencia, según un medio estatal de Pekín. De acuerdo con Erdoğan, unos 45 países ofrecieron ayuda.
Por su parte, el llamado lanzado por el Gobierno de Siria recibió por ahora respuesta de Moscú, su aliado, que prometió equipos de socorro “en las próximas horas”, además de 300 militares rusos que ya se encuentran en el sitio para ayudar en el rescate.
La ONU también reaccionó, pero insistió en que la asistencia debe llegar a toda la población siria, incluida la parte que no está bajo control de Damasco.
Descontrol en medio de la tragedia
Aprovechando el caos provocado por los sismos, una veintena de combatientes, presuntamente del grupo Estado Islámico (EI), escapó de una prisión militar en Rajo, controlada por rebeldes proturcos.
La prisión de la policía militar, cerca de la frontera con Turquía, tiene unos 2.000 internos, de los cuales 1.300 son sospechosos de integrar el EI, le indicaron fuentes a AFP. “Después del terremoto, Rajo fue afectada y los presos comenzaron a amotinarse y tomaron control de partes de la prisión”, dijo el funcionario de la cárcel.
Los balances a un lado y otro de la frontera no dejan de aumentar y, teniendo en cuenta la magnitud de la destrucción, pueden seguir la misma tendencia.
Solo en Turquía, las autoridades contabilizaron casi 5.000 inmuebles derrumbados. Además, la caída radical de las temperaturas conlleva un riesgo suplementario de hipotermia para los heridos y las personas atrapadas en los escombros.
*Con información de la AFP.