Ecuador declaró el miércoles el estado de excepción para el sistema carcelario, en crisis por la sobrepoblación y la violencia entre bandas del narcotráfico, tras un amotinamiento del martes que deja 116 muertos, según el presidente Guillermo Lasso. “Los saldos al momento nos dicen que hay 116 fallecidos y cerca de 80 heridos. Todas son personas privadas de la libertad”, expresó el mandatario en rueda de prensa en Guayaquil (suroeste), donde encabezó un comité de seguridad para controlar la emergencia.
El órgano gubernamental a cargo de las prisiones (SNAI) señaló previamente que “se confirman más de 100 #PPL (personas privadas de la libertad) fallecidas y 52 heridos”. Lasso, quien asumió el mayo último, tildó de “lamentable suceso” la revuelta del martes en uno de los reclusorios de este puerto, que pasó a ser la más sangrienta del año en el país, donde ya se registraban unos 120 presos fallecidos.
En febrero se produjeron amotinamientos simultáneos en cuatro cárceles de tres ciudades, en los que murieron 79 reclusos. El gobernante afirmó que “es lamentable que las cárceles se las pretenda convertir en un territorio de disputa del poder” entre bandas criminales e indicó que coordina acciones que permitan al Estado “con absoluta firmeza recuperar el control de la penitenciaría del Litoral (escenario del amotinamiento) y evitar que estos hechos se repitan en algún otro centro penitenciario”.
Lasso también decretó el miércoles el estado de excepción para todo el sistema carcelario, con lo que el Ejecutivo está facultado a suspender derechos civiles y el uso de la fuerza pública para restablecer la normalidad. En julio había declarado en “emergencia” al aparato penitenciario, distinto al estado de excepción, para poder movilizar recursos sin trámites burocráticos. El SNAI anotó a su vez que la policía y la fiscalía “continúan levantado información” en la cárcel, que permanece acordonada por militares, apoyados por una tanqueta.
La tragedia recuerda las decenas de veces que las cárceles se han salido de control. En América Latina se han presentado amotinamientos mortíferos. En las últimas tres décadas, hubo varios cada uno con más de un centenar de muertos. En 2005, un incendio arrasó una prisión abarrotada en la ciudad de Higüey, en el este de República Dominicana, después de un motín desatado al amanecer que dejó 135 muertos.
En 1994, 121 presos murieron tras incendiar tres bloques durante un motín en la prisión de Sabaneta, Maracaibo, en el norte de Venezuela. En Brasil, 111 prisioneros fallecieron en 1992 cuando las fuerzas de seguridad reprimieron un motín en la enorme cárcel de Carandiru, en las afueras de Sao Paulo. La masacre fue retratada más tarde en una aclamada película de 2003, “Carandiru”.
La “guerra” de Ecuador
Se cree que el derramamiento de sangre del martes en Guayaquil está relacionado con una “guerra” entre bandas de narcotraficantes mexicanos. Es el quinto incidente importante en la prisión de la ciudad portuaria en poco más de un año.
En total, unos 200 reclusos murieron a causa de la violencia en las cárceles de Ecuador en lo que va del año, convertidas en campo de batalla para miles de presos vinculados a poderosos cárteles mexicanos. Más de 100 murieron en enfrentamientos en 2020, muchos de ellos decapitados, y la corrupción permitió a los presos contrabandear armas y municiones.
El sistema penitenciario de Ecuador consta de 65 centros penitenciarios diseñados para unos 30.000 reclusos, aunque albergan 39.000, vigilados por 1.500 guardias, 2.500 menos de los necesarios según los expertos.
Brasil sangriento
Los disturbios mortales son frecuentes en las cárceles superpobladas de Brasil, que albergan a aproximadamente al doble de reos para los que fueron construidas. Con más de 702.000 presos, Brasil cuenta con la tercera población carcelaria más grande del mundo después de China y Estados Unidos.
A fines de mayo de 2019, al menos 55 reclusos fueron asesinados en varias cárceles durante dos días de enfrentamientos en el estado noroccidental de Amazonas. Dos meses después, 57 murieron en una batalla entre bandas rivales en una prisión de Altamira, en el norte del país.
El 11 de abril de 2018, al menos 21 murieron en un intento de fuga de una prisión cercana a la ciudad norteña de Belem. A principios de 2017, disturbios mortales dejaron alrededor de 100 prisioneros muertos en espacio de un mes; muchos fueron decapitados e incluso destripados.
Venezuela
Venezuela también tiene una larga y sangrienta historia de mortales motines carcelarios, y casi iguala al espantoso récord de Brasil de 756 muertes desde 1992. En mayo de 2020, 47 prisioneros murieron tras desatarse un motín por la escasez de alimentos en una cárcel de la ciudad occidental de Guanare.
En mayo de 2019, al menos 29 presos murieron en enfrentamientos en un presidio de la localidad occidental de Acarigua. El 28 de marzo de 2018 se produjo uno de los peores disturbios carcelarios de Venezuela, con 68 muertos tras el incendio de una prisión de la estación de policía de la ciudad norteña de Valencia. En agosto de 2017, 37 fueron asesinados en una cárcel del estado de Amazonas, en el sur de Venezuela.
*Con información de AFP.