La paradoja en la política del Reino Unido por estos días es que aunque parezca caótica, es totalmente predecible. Antes de la votación de ayer sobre el plan de May para separarse de la unión, ya se anticipaba que iba a ser aplastado (lo fue con 432 votos de 634 posibles). Y justo después, cuando el líder del Laborismo, Jeremy Corbyn, pidió una moción de censura en su contra para sacarla del cargo, ya se sabía que esa iniciativa no tendría éxito en la votación de hoy. Efectivamente, fue derrotado con 306 contra 325 votos. Muchos de los que ayer votaron contra su plan, hoy lo hicieron para que se quedara. La permanencia en el cargo de la primera ministra ya se daba por descontada, a pesar de su humillante fracaso del día anterior. Muchos de los que ayer votaron contra su plan (incluidos los 118 de su partido), hoy lo hicieron para que se quedara. No es que se hayan vuelto bipolares, sino que el cálculo político indicaba que de apoyar el ‘voto de no confianza’, los conservadores perderían el control de la Cámara y se expondrían a que las facciones más liberales de la Cámara de los Comunes impulsaran la idea de quedarse en la Unión Europea (UE), desconociendo los resultados del referendo del 2016. Puede interesarle: El ‘brexit‘ de Theresa May naufraga en el Parlamento Aunque en condiciones similares cualquier primer ministro habría dimitido, May, de 62 años, parece haberse tomado el tema como algo personal y ha anunciado que no contempla la idea de retirarse. Muchas voces en la Unión Europea han dicho que el acuerdo derrotado el martes es el “mejor y único posible”. Por ahora, tiene tres días para presentar un plan B, pero también se prevé que este no prospere porque es casi imposible que en ese lapso logre el consenso que no logró en meses y porque la UE no parece dispuesta a cambiar los términos de una negociación que le tomó dos años. De hecho, son muchas las voces, desde la del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, hasta la del presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el sentido de que el acuerdo derrotado el martes es el “mejor y único posible”. Lo único que de momento no tiene una respuesta clara es la cuestión más importante. ¿Qué va a pasar con el ‘brexit’? Si el segundo plan de May no funciona (lo que se sabrá a comienzos de la próxima semana), es posible que Londres pida una extensión para el plazo de salida de la Unión, que como están las cosas debe producirse el próximo 29 de marzo. Le recomendamos: Brexit: qué pasa si el parlamento británico rechaza el acuerdo que propone Theresa May De lograr ganar ese tiempo extra, May tendrá que luchar por alinear las fuerzas detrás de ese ‘brexit’ blando que rechazan los conservadores más radicales de su coalición, para quienes la mejor opción es el llamado ‘brexit’ duro, es decir, la salida abrupta de la Unión en el plazo estipulado.    Sin embargo, May siempre ha defendido la tesis de que esa salida sería catastrófica para la economía del país, y se la ha jugado toda por buscar un acuerdo que atenúe la salida de la unión comercial y aduanera, y evite una frontera dura entre Irlanda del Norte (perteneciente al Reino Unido) y la República de Irlanda (que hace parte de la UE). Pero el tiempo se agota y por ahora lo único concreto es que Reino Unido tendrá que abandonar la UE el 29 de marzo. A 71 días de esa fecha, no parece haber tiempo para negociar un nuevo plan. E incluso si una extensión a ese plazo es alcanzada, lo más probable es que se vuelva al mismo punto tarde o temprano.