Un padre mató a sus tres hijos menores de edad y a una cuarta persona antes de suicidarse el lunes, en una iglesia en la capital de California, Sacramento, informó la Policía local.

“A las 5:07 p. m. de esta tarde recibimos una llamada sobre un tiroteo en la iglesia”, dijo el sargento de Policía de Sacramento, Rod Grassmann, en una conferencia de prensa.

“Descubrimos a un hombre adulto, un padre que abrió fuego y mató a sus tres hijos, menores de quince años”, explicó.

Después de la tragedia, el tirador se apuntó con su arma.

Grassmann agregó que también había muerto una “quinta persona” sin precisar si tenía una conexión con las demás víctimas.

Los servicios del Sheriff de Sacramento no pudieron aclarar por qué el tirador y las víctimas estaban en la iglesia.

Los tiroteos, particularmente en escuelas, centros comerciales o lugares de culto, son un mal recurrente en Estados Unidos que los sucesivos gobiernos no han podido detener, en particular debido a las disposiciones de la Constitución que protegen el derecho de los ciudadanos estadounidenses a portar un arma.

La violencia armada ha aumentado desde el inicio de la pandemia en el país. Más de 44.000 personas murieron por esa causa en 2021, la mayoría por suicidios, según el sitio web Gun Violence Archive.

Indemnizan a familias de víctimas de matanza en EE. UU.

El fabricante estadounidense de armas Remington llegó a un acuerdo para indemnizar a las familias de las víctimas de la matanza de Sandy Hook en 2012, según documentos judiciales divulgados el martes 15 de febrero.

“Los demandantes de esta acción informan que un acuerdo por daños y perjuicios fue concluido entre las partes”, sostiene el documento presentado por familiares de la víctimas.

Según la prensa, el acuerdo implica el pago de 73 millones de dólares en indemnizaciones.

El presidente estadounidense, Joe Biden, calificó de “histórica” la decisión y subrayó que ahora comienza el “trabajo necesario de hacerles rendir cuentas a los fabricantes de armas”.

Los fabricantes y distribuidores de armamento deben cambiar sus modelos de negocio o “asumir el costo financiero de su complicidad”, indicó en un comunicado.

Las familias demandaron a Remington y a su filial Bushmanter por vender a sabiendas una versión del fusil semiautomático AR-15, de uso militar, que no está “adaptada” para el uso civil.

Uno de esos fusiles fue utilizado por Adam Lanza, de 20 años, para matar a 26 personas, entre ellas 20 niños, el 14 de diciembre de 2021 en la escuela primaria de Sandy Hook, en el estado de Connecticuct.

Remington llegó a un acuerdo para indemnizar a las familias de las víctimas de la matanza de Sandy Hook en 2012. | Foto: Libre de derechos

Esa misma arma fue también empleada en las matanzas de Las Vegas (oeste), que se saldaron con 86 muertos en 2017, o en el tiroteo de Parkland, Florida (sureste), en 2018 (17 muertos).

En marzo de 2019 la Corte Suprema del estado de Connecticut falló que la compañía Remington podía ser enjuiciada para determinar si su publicidad del fusil de asalto tuvo incidencia en tiroteos que dejaron un gran número de víctimas.

Ya en una audiencia en noviembre de 2017, el abogado de los familiares Joshua Koskoff, se apoyó fundamentalmente en el marketing de Bushmaster que, a su juicio, publicitaba a ese fusil como un arma de asalto.

“Esa arma no era promovida para el deporte o la autodefensa”, afirmó entonces el abogado.

Christopher Boehning, otro abogado de los demandantes, declaró a la AFP que el acuerdo “envía una fuerte señal de advertencia a otros fabricantes de armas sobre su papel en estas tragedias impensables”.

La AFP buscó comentarios de Remington sobre el fallo, pero no obtuvo respuesta.

EE. UU., líder en tiroteos

Estados Unidos es el líder mundial en cuanto a tiroteos masivos cometidos de parte de civiles. En muchas escuelas realizan simulacros con tiradores como algo rutinario.

Pero el dolor y el trauma de la matanza de Lanza se vieron acentuados por la juventud de sus víctimas. Mató a 20 niños de seis a siete años, junto a seis miembros del personal.

Casi cuatro años después, el tiroteo seguía siendo tan visceral que hizo llorar al entonces presidente Barack Obama durante un discurso sobre el control de armas.

No obstante, las esperanzas de que la revulsión provocada por la masacre impulsara finalmente al Congreso a cumplir con las populares demandas de mayores restricciones a las armas se quedaron en nada.

En lugar de ello, el poderoso lobby de las armas ha bloqueado repetidamente cualquier esfuerzo por cambiar la famosa Segunda Enmienda de la Constitución del país, que permite el derecho a portar armas.

Pero el acuerdo entre las familias de Sandy Hook y Remington podría ayudar a allanar el camino para una mayor rendición de cuentas en este tipo de masacres.

*Con información de AFP.