La contienda electoral en Brasil se sigue moviendo con más fuerza, un mes muy tenso de campaña por parte de ambos candidatos que terminará a fin de mes cuando después de cuatro semanas de búsqueda de votos se encuentren en las urnas nuevamente en la segunda vuelta presidencial.
El próximo 30 de octubre será el día cero en el conteo regresivo para ambos mandatarios, que en primera vuelta obtuvieron casi el 90 % de los votos totales de la votación, muy por encima de otros candidatos que aspiraban quedarse con la presidencia del país.
Desde el primer día después de la primera vuelta, ambos mandatarios se han concentrado en recoger en diferentes sectores, partidos y aliados la mayor cantidad de votos para irse tranquilos al segundo round.
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a la Presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha asegurado que ya tuvo acercamientos con diferentes candidatos presidenciales para obtener un apoyo mutipartidista en la segunda vuelta, cosa contraria ha ocurrido con el actual presidente Jair Bolsonaro que aseguró no tener ningún interés en concretar alianzas de este tipo para la segunda vuelta presidencial.
Por su parte, Lula, se ha reunido con destacados líderes de las iglesias evangélicas del país en un claro intento de ganar votantes en un sector que es más afín a Jair Bolsonaro, aspirante a la reelección.
Durante su encuentro, celebrado en un hotel de la ciudad de Sao Paulo, se ha leído una carta en la que el expresidente brasileño aboga por la libertad de culto a la par que denuncia los intentos de instrumentalizar la religión con fines electoralistas.
“Vivimos una época en la que se ha utilizado la mentira con el objetivo de infundir miedo a las personas de buena fe, y alejarlas de apoyar una candidatura que más las defiende. Reafirmo mi compromiso con la libertad de culto y religión en Brasil” Aseguró el mandatario en su cuenta de Twitter tras publicar la carta de compromisos con los evangélicos.
En la misiva, leída por el exsecretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, Lula ha destacado que durante su mandato (2003 - 2010) se tuvo el respeto “más absoluto” por la libertad religiosa y se firmaron leyes en favor de la práctica religiosa en Brasil.
Asimismo, Lula ha defendido que nunca, bajo su gobierno, estuvo en peligro el funcionamiento de las iglesias y ha aseverado que, si es elegido, no impondrá “obstáculos” al libre funcionamiento de los templos de culto y alentará las asociaciones con las iglesias.
A nivel social, el candidato del PT ha abogado por luchar contra las drogas y por el fortalecimiento de las familias, a la par que ha incidido en que está “personalmente” en contra del aborto, si bien ha aclarado que este asunto no es competencia de la Presidencia, sino del Congreso.
Cuando apenas restan once días para la celebración de la segunda vuelta de los comicios, Lula ha tratado con este acto de ganar votantes entre el electorado evangélico que, según las encuestas, se decanta mayoritariamente por la opción de Bolsonaro.
Lula cargó a la vez contra los discursos electorales en los templos que se multiplicaron durante la campaña: “Si un pastor quiere hacer política, que vaya a la calle, no puede hacer política en la iglesia”.
La Conferencia Nacional de Obispos brasileña emitió días atrás una nota rechazando la “explotación de la fe (...) como una forma de obtener votos”.
El pasado 12 de octubre, cuando los católicos celebran el día de Nuestra Señora de Aparecida, Bolsonaro asistió a una misa en un santuario en el interior de Sao Paulo, lo que disgustó a muchos fieles por considerar que el expresidente hacía política dentro del templo.
Según las encuestas, el expresidente Lula se mantiene como la opción preferida por el 50 por ciento del electorado, muy por delante de Bolsonaro, que a día de hoy recabaría el 42 por ciento de los votos.
Con información de AFP y Europa Press*