Más de 11.000 personas han muerto y decenas de miles están desaparecidas tras el catastrófico derrumbamiento de dos presas en la ciudad oriental libia de Derna. El colapso de las presas se produjo después de que una tormenta extrema, la tormenta Daniel, azotara el país norteafricano. Moina Spooner, de The Conversation Africa, pidió a Nadhir Al-Ansari, experto en recursos hídricos e ingeniería que ha investigado el diseño y la seguridad de las presas, que explicara la catástrofe.
¿Cómo afecta el clima extremo a la estabilidad de las presas?
Las presas suelen construirse para resistir lluvias torrenciales o sequías. En el diseño y la construcción de una presa se tienen en cuenta todo tipo de factores: los materiales de construcción, el diseño de los cimientos y la estabilidad de la presa, las posibles inundaciones y el riesgo sísmico, e incluso las acciones militares.
Al margen de cómo se construya la presa, debe haber disposiciones de seguridad. Por ejemplo, en caso de tormentas, los ingenieros deben liberar el agua para garantizar que no se supere la capacidad máxima de carga de una presa.
En el caso libio, creo que la gestión de las presas no fue buena. El ingeniero responsable de la presa debió asegurarse de que el agua no superaba la capacidad máxima de carga de la presa. Cuando se dio cuenta de que estaba entrando un gran volumen de agua en el embalse, debería haber liberado grandes cantidades de agua para mantener su nivel por debajo del límite superior.
Los estudios demuestran que las principales causas de rotura de presas son los problemas de cimentación (40 %), un aliviadero inadecuado (23 %), una construcción deficiente (12 %) y un asentamiento irregular (10 %). El emplazamiento de una presa no siempre será llano porque se construyen en zonas montañosas, pero los diseñadores deben tenerlo en cuenta y adaptarse a la topografía.
Entre las causas menos frecuentes de rotura de presas figuran los actos de guerra (3 %), los materiales defectuosos (2 %) y los terremotos (1 %). En el caso de Libia, la causa parece haber sido una mala gestión.
¿Podría haberse evitado esta tragedia?
Sí, si los responsables de la gestión de las presas hubieran abierto las compuertas para liberar el agua. Cuando los responsables de la gestión de la presa hacen caso omiso de las fuertes lluvias, es de esperar que se produzcan catástrofes de este tipo.
Los gestores de las presas deben conocer la cuenca hidrográfica de cada una de ellas y las previsiones de precipitaciones. Esto implica que los meteorólogos y el personal responsable de la gestión de las presas deben estar coordinados. Cuando se prevén precipitaciones intensas, el departamento de meteorología debe comunicárselo a los gestores de las presas, que pueden tomar medidas para liberar agua y mantenerla dentro de los límites operativos de la presa. Esta es la práctica habitual en todas las presas que he estudiado en Iraq. En este caso, debe haberse producido un fallo de comunicación.
¿Cómo suelen controlar los ingenieros y las autoridades la integridad estructural de las presas?
Las presas deben contar con un programa de inspección periódica. Todos los países con presas –desde EE. UU. hasta Irak o Suecia– tienen inspecciones regulares. Debe haber instrumentos para controlar las grietas en las paredes de una presa y cualquier cambio en su estructura. Una vez identificados, deben ser atendidos inmediatamente.
¿Existen tecnologías emergentes o innovaciones para mejorar la seguridad?
Existen varios modelos y técnicas. La planificación ante fenómenos meteorológicos extremos suele hacerse en la fase de diseño de la presa. El diseñador debe elaborar un informe exhaustivo sobre la estabilidad de la presa frente a diversos factores, entre ellos los meteorológicos.
Se dan diferentes escenarios en función del nivel de agua en el embalse de la presa para evitar su rotura. El gobierno correspondiente debe saber qué hacer en caso de rotura de la presa, guiándose por la información del diseño. Por ejemplo, en mi estudio sobre la presa iraquí de Mosul, que tuvo lugar después de la construcción de la presa, sugerí que se construyera una presa de protección aguas abajo para garantizar la seguridad de la zona aguas abajo y de su población. Las medidas de seguridad pueden tomarse incluso después de la construcción de la presa.
Las otras medidas de seguridad están relacionadas con limitar la construcción de viviendas y otras urbanizaciones en las zonas situadas aguas abajo. En el caso de Libia, la planificación fue deficiente. Las zonas situadas aguas abajo de las presas no deberían haberse destinado a viviendas.
En última instancia, la rotura de la presa en Libia se podría haber evitado, o al menos se podrían haber minimizado las pérdidas, si los ingenieros de la obra hubieran liberado el agua del embalse en cuanto empezó la tormenta.
Por: Nadhir Al-Ansari Professor, Luleå University of Technology
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation