Un aterrador caso de asesinato en contra de un menor de dos años, ocurrido en agosto del año pasado, sacude al Reino Unido, luego de que, tras la correspondiente investigación se conociera que el menor objeto del filicidio fue asesinado por su madre, de 35 años, quien al momento de ser requerida por las autoridades había reconocido su crimen; no obstante, posteriormente lo había negado ante los estrados judiciales.
Además de la frialdad con la que la mujer habría perpetrado el acto, uno de los hechos que causó mayor curiosidad a las autoridades es que, al momento de requerir a la mujer, esta argumentó que el asesinato de su hijo había estado motivado por la necesidad de adelantar un ‘sacrificio’, con el objeto de proteger al menor ‘enviándolo al cielo’, pues, según la mujer, el niño estaba sufriendo una extraña posesión demoniaca.
El hecho estremecedor ocurrió cuando la madre, en medio de su rutina diaria de cuidado de su hijo, decidió segar la vida del niño, ahogándolo en una bañera, en hechos ocurridos al interior de la vivienda familiar que habitaban, en la localidad de Bridgend, Gales del Sur, en Reino Unido, motivada por lo que ella llamó la necesidad de un ‘sacrificio’ para poner fin con la ‘acción del diablo’ sobre el niño.
Según recogen medios locales, la investigación judicial reveló que la mujer aprovechó el baño y, tras distraer al niño con algunos juguetes, optó por sumergirlo en el agua, infringiendo presión para evitar que el menor lograra volver a salir a flote, causando así la muerte por ahogo, tal y como consta en el reporte de los agentes policiales, quienes acudieron a la vivienda de la mujer, luego de ser alertada por la abuela del fallecido.
Algunos medios internacionales informaron que tras asesinar al menor, la madre buscó a la abuela del niño, para comunicarle que lo había ahogado, pidiéndole que entrara al cuarto de baño, donde ella pudo constatar lo ocurrido, motivando entonces la necesidad de dar parte a las autoridades.
Al ser presentada ante las autoridades judiciales, la mujer reconoció ser la responsable del crimen; no obstante, negaba haber ahogado al niño, en un hecho que despertó la curiosidad de las autoridades, por lo que se determinó la práctica de un estudio psiquiátrico a la mujer, para soportar que esta realmente se encontraba trastornada y padecía una enfermedad mental.
En virtud de lo anterior, la mujer de 35 años fue declarada culpable del delito de “homicidio involuntario por responsabilidad disminuida”, dada la patología mental que padece.
En el marco de la investigación sobre el crimen, la fiscalía encargada, a cargo del funcionario Michael Jones QC, advirtió que la mujer había presentado comportamientos extraños en los días previos al asesinato, e incluso los familiares de la responsable habían admitido que ella, pese a ser una madre ‘devota’, había presentado algunos comportamientos extraños como la visión de luces, y la afirmación de la existencia de “demonios oscuros y reales”, según apartes del caso, recogidos por medios británicos.
En días previos al asesinato, la mujer había asistido a un retiro religioso en New Quay, en el que había solicitado ser bautizada con premura, advirtiendo a la vez a varias personas de su entorno que ella estaba obligada a adelantar un “sacrificio”.
Precisamente, tras la muerte del menor, la perturbada mujer afirmaba a algunas de las personas a las que, con antelación había advertido que haría un sacrificio, que ya lo había conseguido desarrollar.