Una joven que sobrevivió a la masacre del pasado 7 de octubre del 2023, cuando terroristas del grupo yihadista Hamás asesinaron a decenas de asistentes del festival de música Supernova, en el sur de Israel, no soportó el trastorno que le generó el incidente y se quitó la vida.
Se trata de Shirel Golan, quien acabó con su vida el día de su cumpleaños número 22 después de luchar con el trauma del día en el que pudo haber muerto a manos de los radicales islamistas en territorio israelí.
La joven había sido hospitalizada en dos ocasiones desde la masacre que acabó con la vida de muchos de los asistentes al evento, y en un día en el que fueron asesinados aproximadamente 1.200 israelíes y 250 fueron secuestrados.
Golan fue hallada muerta en su apartamento en Porat, en el centro de Israel, y su hermano contó el trauma por el que pasó su hermana después del lamentable evento que cambió el rumbo político y social en Medio Oriente.
“Vi que tenía síntomas de estrés postraumático, como retraimiento y distanciamiento de sus amigos. Le pedí que se cuidara”, dijo Eyal, su hermano, según contó el diario local Times of Israel. La joven, quien era la menor de cinco hermanos, tenía que visitar el Muro Occidental y la Tumba de los Patriarcas para celebrar el día de su cumpleaños, según narró su familia a Ynet.
El hermano de la joven aseguró que parecía estar bien, días antes de su muerte, y que pasó tiempo con ella durante las vacaciones de Sucot. “Le pregunté cómo estaba y me dijo que estaba bien. Le di un abrazo y un beso, sin darme cuenta de que sería el último”, dijo.
La familia de la sobreviviente coincide con otras familias de secuestrados y víctimas del fatídico 7 de octubre: el Estado pudo hacer más: “Si el Estado la hubiera cuidado, nada de esto habría sucedido”, dijo Eyal, sumándose a las críticas de familiares por las gestiones de Netanyahu para liberar a los rehenes.
“Ella dijo que no recibió ninguna ayuda del Estado. Dijo que solo recibía ayuda de la Asociación Comunitaria de la Tribu de Nova”, indicó.
El hermano afligido tuvo palabras aún más duras cuando habló con el Jerusalem Post al decirle al medio: “El Estado mató a Golan. Si el Estado no despierta, habrá más casos como este”.
La madre de Golan se jubiló anticipadamente para cuidarla y ayudarla a controlar su trastorno de estrés postraumático, pero no fue suficiente para salvarla.
“Mi madre tuvo que retirarse temprano para estar cerca de su hija”, dijo Eyal al Canal 12 de noticias de Israel. “No nos movimos ni un milímetro de ella, y la única vez que la dejamos sola fue hoy, y ella decidió terminar con su vida”, añadió.
Eyal recordó la experiencia de su hermana al huir de la masacre del 7 de octubre, diciendo que se había unido a amigos en un auto para escapar, pero comenzó a tener un mal presentimiento acerca de estar en el vehículo y salió.
“Todos los que estaban en el coche fueron asesinados. Once personas fueron asesinadas allí. Era un vehículo de la muerte. Ella se subió a un coche de Policía que la llevó a Kfar Maimon —una ciudad en el sur de Israel—. Y así fue como se salvó”, dijo a Israel Hayom.