Cuando Edmundo González llegó, el domingo 8 de septiembre, a Madrid, muchos advirtieron que había algo en su supuesta fuga que no cuadraba del todo. El ex canciller Julio Londoño lo señaló de inmediato: Maduro estaba ganando a tres bandas. El dictador había logrado lo que quería: poner al presidente elegido legítimamente lejos de Venezuela, consolidar el robo de la elección a su favor y fracturar a la oposición, que había logrado el apoyo casi que universal de los países democráticos.
El abogado de González, en entrevistas los días previos en varios medios, incluido SEMANA, había dicho que el líder venezolano seguiría en Venezuela hasta el final. Y el canciller de España había salido a aclarar, sin que nadie le preguntara, que González había pedido el asilo solo y que no mediaba ninguna negociación política entre España y Venezuela. Pero el papel de José Luis Rodríguez Zapatero, el expresidente del PSOE y gran aliado histórico de Maduro, como mediador de este viaje, dejaba un sinsabor.
Sin embargo, todo resultó ser peor de lo que había imaginado hasta el más desconfiado. El miércoles de la semana pasada, González reconoció que para salir a Madrid había tranzado con el régimen de su verdugo. Firmó un documento que decía que “acata” la decisión del Tribunal Superior de Venezuela que le concede el triunfo a Maduro, pese a que nunca se publicaron las actas de las elecciones.
González aseguró que ese documento había sido producido bajo “coacción” y por eso “está viciado de nulidad absoluta, por un vicio grave en el consentimiento”. Agregó además que había vivido “presiones inenarrables y amenazas extremas”. Pero Maduro y sus secuaces ya se estaban regodeando en Venezuela.
La labor del expresidente español sigue generando dudas, ya que además de haber sido veedor de las elecciones y mantenido un silencio cómplice, cada vez hay más certezas de que hubo una labor de mediación con la dictadura de Maduro y animó a González a irse al exilio en España. El diario El Mundo califica a Zapatero como un lobista del régimen y reveló que este llamó directamente a la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, para que fuera a la embajada española a negociar con Edmundo González.
“Entre las recomendaciones de Zapatero, que funge como principal aliado de Maduro en Europa y es uno de sus lobistas favoritos, estuvo, desde el primer momento, la aceptación de las exigencias chavistas. El entorno de Edmundo también intentó aislarlo de María Corina Machado; incluso la líder opositora no conoció la negociación hasta que ya había comenzado. En realidad, Zapatero ya había desembarcado, durante la campaña electoral, en el entorno de Edmundo gracias a Eudoro González, lo que provocó tensiones con el equipo de Machado”, contó el medio español.
Durante varios días, la vicepresidenta Delcy Rodríguez había dicho con orgullo que ella era quien había gestionado la salida de González. Y se la había plantado al gobierno de Pedro Sánchez, que había negado esas versiones. “La falsaria no es buena consejera. Amplias conversaciones y contactos tuvieron lugar para operativizar la partida del opositor González con las plenas garantías que ofrece un salvoconducto, producto del acuerdo entre ambos gobiernos”, aseguró.
Tras conocer las declaraciones de González, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela amenazó con publicar los audios de la conversación que él y la vicepresidenta tuvieron con él antes de embarcarse en su vuelo a Europa. Y al día siguiente, lo cumplió. Ante un auditorio abarrotado, Rodríguez aseguró que con esto quería desmentir “esa trampa cazabobos” de la coacción.
“Voy a poner un pedazo del inicio de la reunión y luego un pedazo del final para que ustedes vean cuál fue el clima en el que se sintió coaccionado el señor González Urrutia”, dijo Rodríguez en tono de burla. En las fotos se ve a González en el jardín de la casa del embajador de España tomando un whisky. “Si yo no estoy de acuerdo con algo, les digo: ‘No, mira, por favor, tal cosa’. Él estaba tranquilo con su whisky, escuchando”, agregó Rodríguez. “Tenemos además muchos minutos de grabación. Muchos. La próxima vez que me diga mentiroso o que yo lo coaccioné, piénselo dos veces”, amenazó.
Maduro se regocijó con esos audios. “Al final, me da pena ajena que usted, señor González Urrutia, que me pidió clemencia a mí, no tenga palabra, no tenga palabra con lo que se empeñó y alegue su propia torpeza y su propia cobardía para tratar de salvar yo no sé qué. Siento pena ajena por el pataruco (gallo que no sirve para pelea), al final resultó pataruco. Nadie puede alegar su propia torpeza en defensa propia. González Urrutia, nadie puede alegar su propia cobardía y su propia traición a sus seguidores en defensa propia”, dijo eufórico.
María Corina Machado, quien permanece en Venezuela, lejos de darle la espalda a Edmundo González, lo ha respaldado. Ha dicho varias veces que el régimen de Maduro desplegó sin escrúpulos todo tipo de artimañas para hacerle saber a González que su vida corría peligro. La oposición venezolana también recibió un enorme espaldarazo cuando el jueves el Parlamento Europeo lo reconoció como el “presidente legítimo”. Sin embargo, no se aprobó la proposición para pedir una captura internacional de Nicolás Maduro.
Pero hay quienes no han ocultado su desazón por lo que han llamado la “cobardía” de González. “Esta carta es una capitulación, una absoluta rendición moral a cambio de un permiso para salir al exilio”, aseguró el periodista Jaime Bayly.
“Naturalmente que don Edmundo no queda propiamente como un héroe legendario”, advierte el excanciller Londoño. El decano de la Universidad del Rosario, sin embargo, pone los ojos en el gran protagonista de esa novela: Pedro Sánchez. “La gran carambola del Gobierno español al que el régimen madurista debe hacerle un reconocimiento especial”, asegura.
En ese país, lo que está pasando ha causado indignación. “No he sido coaccionado ni por el Gobierno de España ni por el embajador español en Venezuela”, tuvo que salir a aclarar el propio González por el alud de críticas al papel de la madre patria como aliada de Maduro. “Gracias, Edmundo González, por defender la verdad frente a las calumnias e injurias contra España y su servicio exterior”, le contestó el canciller español.
Pero las sombras sobre la intervención de España no se han difuminado. “El Gobierno español sí pactó con la revolución las condiciones para realizar el viaje, la llegada del avión español a Caracas, así como la tramitación del salvoconducto necesario para trasladar a Edmundo al aeropuerto de Maiquetía. El embajador Santos escoltó al ganador electoral hasta la escalerilla del avión”, reveló el diario El Mundo de España.
Por ahora, la realidad sigue siendo que Maduro se fortaleció aún más en el poder en Venezuela, y lejos del país y con su imagen golpeada, Edmundo González tiene una labor titánica para volver a agrupar a la oposición en torno a su figura junto a la de María Corina Machado. Desde España, el líder opositor asegura que aún planea ejercer la presidencia de su nación, pero que irse en exilio era necesario, no solo por la persecución de la que era víctima junto a otros líderes políticos, sino para aumentar la presión internacional contra la dictadura que permanece atornillada al poder.