Uruguay finaliza este domingo 15 años de gobiernos de izquierda con la asunción del liberal Luis Lacalle Pou, que llega a la presidencia con la promesa de bajar el gasto público, reducir la inseguridad y facilitar la inmigración. "Yo, Luis Lacalle Pou, me comprometo por mi honor a desempeñar el cargo que se me ha confiado y a defender la Constitución de la República", dijo el presidente entrante, tal como lo establece el artículo 158 de la Carta Magna, ante el expresidente José Mujica, quien tomó el juramento en su rol de presidente de la Asamblea General, cargo que tras el compromiso pasó a la nueva vicepresidenta Beatriz Argimón. Esta primera parte de la ceremonia de asunción en el Palacio Legislativo, sede del Parlamento, comenzó con la interpretación del himno nacional por parte de la soprano Luz del Alba Rubio, acompañada del coro nacional público. El líder del centroderechista Partido Nacional (PN), que logró desbancar del poder al Frente Amplio (FA, izquierda) con una coalición de cinco fuerzas políticas que van desde el centro hasta una derecha más radical, ofreció un discurso ante los legisladores antes de trasladarse a la céntrica Plaza Independencia en un Ford V8 de 1937 que perteneció a su bisabuelo Luis Alberto de Herrera, un histórico caudillo del PN. El vehículo también fue utilizado por su padre, el expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), el día que asumió. En un estrado levantado en la plaza recibirá la banda presidencial de manos del mandatario saliente Tabaré Vázquez sobre las 16H40 locales (19H40 GMT). Lacalle Pou, abogado de 46 años y que durante dos décadas ejerció como legislador, llega al sillón presidencial en su segundo intento tras haber derrotado en noviembre al candidato oficialista Daniel Martínez en balotaje por una diferencia de 1,5% de los votos. Miles de jinetes simpatizantes del PN llegaron a la ciudad con sus caballos desde diferentes puntos del país para acompañar la ceremonia.
Desafíos y primer paro Lacalle Pou, que asume la presidencia en un país con una economía estancada, un déficit fiscal del 4,6% y un aumento del desempleo, anunció que tomará medidas inmediatas en varios frentes, desde reducir el gasto público hasta facilitar la inmigración o combatir la inseguridad.
Uno de sus primeros desafíos será que se apruebe la Ley de Urgente Consideración (LUC), con 457 artículos que tratan asuntos como la seguridad, la economía y la educación. Este proyecto, que el Parlamento debería aprobar en un máximo de 90 días, ya ha generado protestas desde varios sectores y ha llevado al sindicato docente a convocar un paro para el 12 de marzo. Incluso integrantes de la coalición gobernante formada por el PN, el Partido Colorado (PC, liberal), Cabildo Abierto (CA, derecha radical), el Partido de la Gente (PG, derecha) y el Partido Independiente (PI, socialdemócrata) han presentado reparos al borrador. El mandatario entrante también ha anunciado su intención de implementar cambios radicales en política exterior, lo que se evidenció en las invitaciones cursadas para su investidura, donde quedaron excluidos los presidentes izquierdistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela, a cuyo mandatario, Nicolás Maduro, calificó de "dictador". Están, en cambio, los presidentes derechistas de Brasil, Colombia, Paraguay y Chile. También el rey Felipe VI de España, a quien Lacalle Pou agasajó el sábado con un asado en su hogar. El presidente argentino Alberto Fernández se excusó de participar alegando que el mismo día inaugura en su país las sesiones ordinarias del Congreso.
La despedida La salida de Vázquez, que termina su segundo mandato (2015-2020), cierra tres gobiernos consecutivos del FA.
El presidente saliente de Uruguay Tabaré Vázquez (I). Detrás (D), su sucesor Luis Lacalle, el 10 de diciembre de 2019. AFP / ALEJANDRO PAGNI El ciclo progresista culmina marcado por la aprobación de sonadas leyes sociales (como la regulación del consumo de marihuana, del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo), pero también por el aumento de los salarios y jubilaciones, la ampliación del acceso a la salud, una fuerte baja de la pobreza y períodos de crecimiento récord del PIB. Sin embargo, un último quinquenio con estancamiento de la economía, suba del desempleo y aumento de la inseguridad ayudan a explicar su derrota en las últimas elecciones. "Uruguay nunca entró en recesión y tuvo 16 años de crecimiento ininterrumpido" con "la mejor distribución de la riqueza" en América Latina, dijo Vázquez el viernes por la noche en un masivo acto de despedida que organizó el FA en La Teja, su barrio natal y un bastión de la fuerza de izquierda. "Crecimiento económico con justicia social es el legado político de los tres gobiernos del FA y vamos a ser fieles custodios de que se respete y no se vaya para atrás en los derechos", insistió el presidente saliente antes de destacar la "paz social" del país en una región convulsionada, y despedirse con un exhorto a los frenteamplistas: "Les pido de corazón, les ruego, que no se rindan". Vázquez, un oncólogo que hizo de la lucha contra el tabaquismo una de sus máximas banderas, expresó en octubre su "esperanza y deseo" de poder traspasar el poder a quien fuera su sucesor, luego de que se le diagnosticara cáncer de pulmón. Según los últimos reportes, respondió bien al tratamiento y este domingo el mandatario le colocará la banda presidencial al mismo rival que venció en las elecciones de 2014.